- Voló Gómez Pelegrín
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: Según las versiones de los mismos duartistas, un quinteto de ellos anda prófugo.
El primero: Carlos Aguirre Morales, subsecretario y secretario de Finanzas y Planeación.
El segundo: Leonel Bustos, director del Seguro Popular.
El tercero: Ramón Ferrari Pardiño, secretario de Desarrollo Agropecuario.
El cuarto: Juan Antonio Nemi Dib, director del DI, secretario particular de Javier Duarte y secretario de Salud.
Y el quinto: Antonio Gómez Pelegrín, el sexto secretario de Finanzas y Planeación.
Se ignora si será cierto. Pero desde hace tiempecito, nadie los ha visto.
Quizá, claro, apuesten a un bajo perfil para ver si así el góber azul y su Fiscal se olvidan de ellos.
Acaso, en verdad, anden huyendo con un amparo cada uno en la bolsa.
Quizá estén cabildeando el perdón. Acaso negocien la impunidad a cambio, digamos, “de devolver el dinero robado”.
Vaya usted a saber.
Pero de que el fuego incandescente está desatado, ninguna duda.
Por ejemplo: en la Fiscalía hay cien denuncias penales en contra de igual número de ex funcionarios del sexenio anterior.
Y sin ninguna duda, la yunicidad los pondrá en el carril político, electoral y mediático cuando la Fiscalía haya cumplido con la formalidad penal.
Pero también, cuando el tiempo político lo amerite.
Es el caso, por ejemplo, de cuando se atravesara el reality-show del Yunete y que sirviera para de inmediato exhibir en el tendedero público los casos de Fidel Herrera Beltrán y Karime Macías, y su padre y ocho familiares.
Tal cual, manejados como elementos distractores para que el Yunete fuera rebasado, opacado y achicado por completo.
Incluso, y como la memoria colectiva necesitaba otro manotazo sacaron de la manga de la camisa el Balmoritazo para exhibir las llamadas “Despensa-gates” y que todavía ahorita, varias semanas después, los ingenieros mecánicos se dan de topes con la pared ante la imposibilidad de recuperarlas.
PASAMANOS: En algunos de los duartistas prófugos se concitan, además, otras circunstancias.
Por ejemplo, caso Ramón Ferrari.
Joaquín Guzmán Avilés, secretario de Desarrollo Agropecuario, apodado “El chapito”, con el poderosísimo subsecretario Germán Yescas, integraron el expediente para la denuncia penal en la Fiscalía en contra de Ferrari Pardiño.
Pero atrás de la denuncia, y más allá de los trastupijes, en 1997 le clavó una estocada a Miguel Ángel Yunes Linares, entonces, presidente del CDE del PRI, y en donde Ferrari formara parte de un complot en su contra que lo descarriló en su camino a la candidatura priista a gobernador luego de que los líderes y caciques y caciquitos regionales le hicieran perder 107 presidencias municipales.
Más todavía: Ramón Ferrari era el caciquito en Boca del Río y que ahora es feudo de los Yunes.
Caso Nemi Dib: fue uña y de carne del góber azul en el tiempo aquel cuando Dante Delgado Rannauro, padre putativo de Nemi, estuvo preso en el penal de Pacho Viejo.
Entonces, mientras Dante estaba preso, Nemi aceptó la candidatura priista a presidente municipal de Córdoba y la señora Teresa Morales de Delgado le publicó un desplegado de una plana en la prensa local con una pregunta catatónica:
“¡¿También tú, Nemi?!”.
De acuerdo con las versiones, el año anterior el Yunes azul invitó a Nemi a incorporarse a su campaña electoral, pero Nemi argumentó su lealtad a Javier Duarte, pues le había cumplido el sueño más importante de su vida como fue despachar como secretario de Salud, sin ser médico.
Y ni hablar, como en la vida todo se paga y como “el que a hierro mata a hierro muere”, tanto Ferrari como Nemi están en la mira, además, claro, de los presuntos trastupijes y pillerías cometidas en la SEDARPA y en Salud en el duartazgo.
CASCAJO: Hay una sicosis duartista. Inocentes o culpables, la mayoría, mejor dicho, todos, están azorrillados y quebrados, temerosos de una aprehensión, acusados, digamos, de enriquecimiento ilícito y peculado.
Y más, cuando están viendo que la Fiscalía tiene un par de solicitudes de desafuero en contra de los diputados federales, Tarek Abdalá y Alberto Silva.
Y cuando están conscientes de que las cartas fuertes de la yunicidad al penal de Pacho Viejo son Fidel Herrera Beltrán y Karime Macías.
La estrategia azul es clara: entre más duartistas sean encarcelados más levantaría la expectativa electoral para ganar de calle las diputaciones locales y federales y senadurías del año entrante, pero más, mucho más, la gubernatura de seis años.
Y por eso mismo, el calambre permanente.
Y más, porque el calambre ha originado la dispersión política de los duartistas y cada uno busca salvarse, en tanto otros como Pelegrín, Nemi Dib, Ferrari, Leonel Bustos y Carlos Aguirre de plano se declararon prófugos de la justicia, si es que las versiones de sus ex compañeros de gabinete en el sexenio anterior son ciertas.
De ahí el bajo perfil de otros más, pues entre menos se muevan, aparezcan y asomen la cabeza, más tranquilidad política.
Es más, de nada ha servido el discurso rojo de que hay una persecución política y una cacería de brujas en contra de ellos.
Saben, están conscientes y seguros de que muchos, la mayoría, “metieron la mano al cajón”, y ni modo, luego de perder la gubernatura con Héctor Yunes Landa, “el que la hace… la paga”.
De ñapa, las versiones son que Javier Duarte, preso en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México, está demasiado dolido con los priistas a quienes favoreció con un cargo público y habría enriquecido y lo han abandonado y traicionado.
Y lo peor, que para “curarse en salud”, algunos, como el diputado federal, Érick Alejandro Lagos Hernández, se inventan un tiroteo en su residencia de Xalapa, y a la que los políticos apodan “La casa del sapo”, porque en el duartazgo poco a poco, pian pianito, se fue inflando a los lados, cada vez que “El chili Willy” compraba los terrenos y casas adjuntas.