#MetaDatos | La red que interconecta a los cárteles mexicanos en el ciberespacio subsiste desde 2010. Ésta magnifica la violencia y traslada la guerra de los cárteles al entorno digital, pero su operación es sofisticada y favorecida por la figura del anonimato, detrás de la que se ocultan actores encubiertos y acciones de ciberparamilitarismo por parte de gobierno locales.
En entrevista con SinEmbargo, Guadalupe Correa-Cabrera, especialista en delincuencia organizada habló a este medio sobre las prácticas que en el contexto mexicano podrían surgir a partir de la colaboración de gobiernos y la mafia mexicana.
Ivonne Ojeda de la Torre
Ciudad de México (SinEmbargo).– El empleo de las redes sociales por grupos del crimen organizado es una dinámica que oculta múltiples caras, una de ellas es el ciberparamilitarismo. De acuerdo con Guadalupe Correa-Cabrera especialista en temas sobre delincuencia organizada y autora del libro Los Zetas, Inc. Corporaciones criminales, energía y guerra civil en México, la colaboración entre células del crimen organizado y el Estado Mexicano es una realidad y se ha mantenido activa por lo menos durante los últimos 10 años.
De acuerdo con Correa-Cabrera, el ciberparamilitarismo puede ser definido como una “operación directa de las agencias gubernamentales (principalmente las agencias de seguridad) en el ciberespacio en operaciones regulares de monitoreo, investigación o inteligencia, haciéndose pasar por ciudadanos cuando en realidad representan intereses oficiales y son parte de operaciones del estado,” señaló en entrevista con SinEmbargo.
Actores gubernamentales encubiertos, surgimiento de supuestas cuentas que alertan de la violencia de los cárteles pero que parecen llevar una agenda a favor de algunos cárteles, exaltación de la violencia para justificar la guerra contra los cárteles, acciones de censura, entre otras dinámicas, caracterizan al ciberparamilitarismo en México, según explica Guadalupe Correa-Cabrera.
Correa-Cabrera investiga las formas en que la guerra de los cárteles de la droga mexicanos se han trasladado a las redes sociales. Su análisis la ha puesto frente a un fenómeno complejo en el que están involucrados tanto narcotraficantes como una larga lista de actores encubiertos que van desde periodistas, investigadores y agencias de inteligencia nacionales e internacionales que han llevado a cabo operaciones encubiertas en una dinámica que ha surgido desde el 2010.
La especialista señala que existen cuentas de usuario que aparentan pertenecer a periodistas ciudadanos, pero que en realidad trabajan para la delincuencia organizada. Bajo la figura del anonimato estas cuentas magnifican la violencia y trasladan la guerra de los cárteles al ciberespacio.
“La delincuencia organizada manipula, se comunica entre sí, da mensajes a la autoridad, se contacta con sus aliados en agencias de seguridad porque como sabemos hay protección de parte de las agencias estatales […] Estamos hablando de cárteles, de individuos ciudadanos, de agencias del Estado, estoy hablando de la Defensa , de la Armada, la policía o cualquier agencia que tienen diferentes papeles. Es muy difícil saber si estamos hablando de operaciones psicológicas que están manejando agencias mexicanas de la mano con agencias estadounidenses, o si son realmente los narcos, o la gente que está relacionada con estos grupos son los que están mandando estos mensajes”.
2011, EL PARTEAGUAS
El paramilitarismo cibernético o ciberparamilitarismo se expandió en México desde la irrupción del cártel de los Zetas, que de acuerdo con Correa-Cabrera esta agrupación promueve prácticas paramilitares que a partir del 2011 comenzaron a extenderse al ciberespacio.
Los primeros referentes de este fenómeno datan del surgimiento de los Matazetas, agrupación que de acuerdo con la especialista, marcó un parteaguas en la manera en cómo los cárteles mexicanos aprovecharon las plataformas digitales, pero también visibilizó la colaboración que mantiene el Estado con estos grupos ya que de acuerdo con las investigaciones que la doctora realizó, las formas de operación contenían elementos de paramilitarismo.
En el 2011, la intensificación de la violencia derivada de la la llamada guerra contra el narcotráfico exponenció los niveles de crudeza con los que los cárteles impulsaban campañas de miedo en la población, el incremento de la brutalidad de las ejecuciones, las narcomantas, la censura y asesinato de periodistas, la intimidación a comunidades enteras, y otras formas de violencia que encumbraron lo que la socióloga Rossana Reguillo definió como la narcomáquina.
En medio de la exaltación de la brutalidad y la degradación de la vida humana, el ciberespacio se constituyó como una plataforma de comunicación de ida y vuelta en la que participaron actores de diversas esferas. Por un lado, poblaciones vulneradas por la presencia del crimen organizado, como Tamaulipas, comenzaron a emplear las redes sociales como un canal de alerta sobre situaciones de riesgo.
Por otro lado, las redes sociales fueron también aprovechadas por el crimen organizado para infundir temor y miedo a través de la brutalidad y más tarde las situaciones de riesgo comenzaron a ser alertadas por los propios miembros del crimen organizado, minando así la credibilidad de la dinámica social que surgió a través de hashtags como #ReynosaFollow.
Correa-Cabrera ha analizado la manera de actuar de grupos como Matazetas en Veracruz, el grupo “Los Rudos” en Nuevo León, y el papel del Estado en relación con la aparición de grupos de autodefensa en Michoacán, agrupaciones en las que encontró elementos paramilitares. En este contexto, el ciberparamilitarismo es una extensión de estas dinámicas que no han desaparecido del todo en México. Uno de los casos que preocupan a la especialista es Tamaulipas, entidad donde la censura a medios de comunicación por miembros del crimen organizado ha sido documentado por organizaciones como Artículo 19.
Uno de los elementos de ciberparamilitarismo identificado por Correa-Cabrera, descrita en su artículo “Paramilitarismo Cibernético: Operación Cártel”, fue la extensión de la Guerra contra el narcotráfico al ciberespacio a través de operaciones como #OpCartel, llevada a cabo por supuestos hacktivistas, y de la cuenta de usuario Valor Por Tamaulipas, que de acuerdo con la especialista, justificó la militarización al promover el miedo a través de la información que difundían desde las redes sociales, mismo que define como narcoterror.
“En primer lugar, se analiza la operación en redes conocida como “#OpCartel” que se llegó a atribuir, en un principio, al grupo de hacktivistas de Anonymous. Las siguientes dos historias analizan a detalle la participación de Valor por Tamaulipas, un popular usuario de redes sociales que maneja un aparente perfil ciudadano, pero que al mismo tiempo exhibe un comportamiento irregular que nos muestra algunos elementos de ciberparamilitarismo.
“Cabe destacar que estos dos casos se desarrollan en regiones con una presencia importante del grupo criminal de los Zetas (Veracruz y Tamaulipas), cuya aparición y prácticas han justificado la militarización de la estrategia de seguridad en el país. Ambas operaciones parecen haber contribuido a sembrar el terror entre la sociedad mexicana—ahora a través de las redes sociales—y, por lo tanto, a la justificación de acciones drásticas por parte de las fuerzas armadas mexicanas”, expresa en su texto.
Según la especialista, la operación Cártel viralizada por medios de comunicación, habría contado con la participación involuntaria de Anonymous, “como una organización de corte paramilitar en una operación de falsa bandera”. Según Guadalupe Correa estas fueron las primeras expresiones de ciberparamilitarismo en México, fenómeno que continúa vigente, por lo menos en algunos estados del país.
TAMAULIPAS: FOCO ROJO
El conflicto entre cárteles tiene un capítulo aparte en Tamaulipas, una de las entidades en la que los cárteles ejercen un control exponencial entre la población desde que irrumpió la guerra entre cárteles durante el sexenio del ex Presidente Felipe Calderón.
A una década de distancia, la violencia sigue azotando a la población. Son diversos los incidentes que muestran el nivel de control que los cárteles ejercen en la entidad, un ejemplo ocurrió el 13 de julio del 2018, en que Roberto González Hinojosa, alcalde recién electo de Ciudad Mier, fue secuestrado por un comando, esta población padece de migración constante desde la irrupción de la Guerra contra le narcotráfico debido al incremento de la violencia.
Pero la violencia en Tamaulipas se extiende hasta el día de hoy y se manifiesta también desde la Red. En noviembre del 2019 medios de comunicación reportaron las amenazas difundidas por el grupo “La tropa del infierno”, identificado como el brazo armado de Cártel del Noreste (CND) que para evitar que la población de Nuevo Laredo difundiera a través de las redes sociales situaciones de violencia en la ciudad fronteriza amenazaron a todo aquel publicara algo.
“Sobre aviso no hay engaño mierdas al que se le vea jugándole (sic) de reportero le partiremos su puta madre y si les va bien los quemamos, nosotros somos la Tropa del Infierno y la muerte nos teme a nosotros y nos respeta como se debe”, fue uno de los mensajes.
En el 2016, la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) tenía conocimiento de que 23 células de los Zetas y el Cártel del Golfo se disputaban el territorio. A ellos se ha sumado el Cártel del Noreste.
El escenario en Tamaulipas presenta como agravantes los casos documentados de uso de la fuerza por parte del Estado en contra de la población. El 5 de septiembre del 2019, tras la ejecución de ocho personas en Nuevo Laredo denunciada por familiares, quienes apuntaron a que se trató de una ejecución extrajudicial, siete policías estatales fueron aprehendidos, en tanto que la que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) mantiene abierta una investigación.
En este contexto, Correa-Cabrera muestra preocupación por el posible involucramiento del Gobierno estatal en actos paramilitares.
“Hay varias cuentas que parecen trabajar con el gobierno del estado que no se ha verificado, pero que magnifican las alianzas con las autoridades estatales, inclusive en acciones de paramilitarismo. Hablo de las cuentas vinculadas al Gobernador de Tamaulipas. Hubo hace poco un anuncio por parte de Derechos Humanos sobre acciones de paramilitarismo donde se habían hecho montajes, se habían hecho desapariciones extrajudiciales”, dijo.
Aunque en la Red, investigadores como Guadalupe Correa han logrado detectar prácticas específicas que conducen a la colaboración entre el Estado mexicano y el crimen organizado, la comprobación de estos actos requiere de investigaciones a profundidad que presentan retos importantes, sobre todo la figura del anonimato que permiten redes sociales como Facebook.
“Es bien difícil saber realmente cuál es el papel del Estado, pero lo que hemos visto el equipo de gente que estamos haciendo este proyecto de Tamaulipas es que en el estado en el contexto de la guerra en el ciberespacio fueron los que mejor armaron su estrategia específicamente en los mensajes, son los que tienen más bots, hay siempre una cuestión política. Cuando hablo del Gobierno del estado no estoy hablando del Gobierno federal necesariamente, también del gobierno estatal, como el caso del Gobierno de Javier García Cabeza de Vaca”, explicó.
Según Guadalupe Correa, además del ciberparamilitarismo, las redes sociales también son una herramienta útil para la protección de ciertos grupos criminales por parte de autoridades mexicanas. Lo que ejemplifica con la tendencia del gobierno de Tamaulipas, donde han surgido campañas negativas en contra de un cártel en particular.
“Ya no sabemos si realmente son narcos o son agentes que van a justificar
acciones en contra de un grupo. Ese es el caso de Tamaulipas. Al parecer el
Gobierno de Tamaulipas está dando muchos mensajes en contra del cártel del
Noreste, pero no toma muchas acciones en contra del Cártel del Golfo que opera
en algunas partes del estado”, explicó Correa.
Dentro del posible ciberparamilitarismo que se ejerce en la Red desde
Tamaulipas.
FURIA NEGRA
En este contexto, se difunden en Twitter videos de un supuesto grupo policíaco llamado Furia Negra o Hacedor de viudas, que se muestra en videos portando armas de alto calibre y con un estilo similar al que emplean los grupos del crimen organizado para presumir su poderío.
De confirmarse que esta agrupación pertenece a la policía del estado, podría estar incurriendo en violaciones a su reglamento. Los videos son acompañados con narcorridos en los que se habla del combate a la delincuencia organizada.