Redacción El Piñero | Corresponsalía
En una operación “anti-narco” el ejército hizo de un bautizo una masacre en la ranchería “El Realito” en Sinaloa, y dejó morir durante la madrugada a 16 invitados, entre ellos a mujeres y hombres, y una mujer embarazada de siete meses.
La tragedia ocurrió el 7 de abril de 1971 cuando la familia Uribe, celebraba el sacramento del bautizo de su séptimo hijo.
En ese año “El Realito” tenía 26 habitantes y todos los habitantes habían sido invitados, así como de otras rancherías aledañas.
El señor Manuel Uribe no supo explicar cómo inició todo.
Cuando pudo, declaró a las autoridades que alcanzó a escuchar gritos y una voz que les ordenaba desde afuera que nadie podía salir de casa. Cuando pudo levantarse, logró distinguir que eran soldados y después vino lo peor: sus invitados estaban heridos de bala por lo que se metieron a su habitación corriendo, en un intento por resguardarse, pero ya iban moribundos.
La familia Uribe vivía en la ranchería El Realito, a 27 kilómetros de la cabecera municipal de Badiraguato, una región que sería conocida décadas después como la tierra de Joaquín El Chapo Guzmán y Rafael Caro Quintero.
Ese 7 de abril, afuera de la casa, unas 45 personas bailaban y cantaban al ritmo de la banda, una fiesta que habían preparado desde temprano el señor Manuel y su esposa Bertilia Coronel, embarazada nuevamente de un bebito de siete meses. Manuel recuerda que acaba de entrar a su habitación, con unos amigos y familiares pues quería reposar sobre la cama el pie derecho que le dolía por una lesión vieja. Agarró unas cervezas y los invitó a seguir la fiesta adentro.
Después vino la tragedia. La balacera.
Toda la madrugada estuvieron retenidos mientras escuchaban los últimos susurros de su gente. Incluida su esposa, que fue baleada y murió durante la madrugada.
“Permanecimos toda la noche escuchando quejidos y viendo muertos”, declararía después Manuel. A las 23 horas, nueve soldados del 34º. Batallón de Infantería irrumpieron en el guateque.
Según la primera versión del Ejército, cuando pasaban por el rancho, fueron atacados a balazos por una muchedumbre armada. Sin embargo, los reportes de la Dirección Federal de Seguridad y los testimonios recabados ante el ministerio público local, Francisco Guerra, ofrecen una versión distinta.
En una operación “anti-narcos” el Ejército hizo del bautizo una masacre y los dejó morir durante la madrugada.