México.- Lunar proviene de la palabra que se atribuía a la aparición de manchas oscuras por el influjo de la Luna, pero que dermatológicamente su nombre corresponde al nevo melanocítico.
Los lunares aparecen con mayor frecuencia en niños y adultos jóvenes, en niños aparecen después del nacimiento entre los primeros 3-6 meses y en adultos entre la 2da y 3era décadas de la vida, sin diferencias significativas entre masculinos y femeninos, tomando en cuenta que predominan en individuos de raza blanca.
Dentro de los factores desencadenantes de la aparición de un lunar están la predisposición genética y la exposición a radiaciones ultravioleta.
Existen muchos tipos de manchas, dentro de los más comunes están:
Las efélides, conocidas como pecas, son pequeñas manchas de pigmento marrón que suelen aparecer en las zonas más expuestas al sol, son producidas por predisposición genéticas y mayormente en personas de piel blanca, pelo claro, especialmente pelirrojos.
Los lunares, igual son manchas con pigmento marrón, rojo, negruzco que pueden aparecer desde el nacimiento o edad temprana, pueden aparecer en cualquier zona del cuerpo, no son malignos pero deben de observarse si presentan algún cambio repentino.
Los léntigos simples y solares son manchas marrón, un poco más grandes y oscuras que las pecas, pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero mayormente los solares aparecen en áreas expuestas al sol, como cara, escote, manos y antebrazos.
El melanoma, que es un cáncer de piel muy agresivo, que puede confundirse con un lunar pero tiene características que nos alertan de su malignidad, suelen ser manchas que el color no es uniforme que puede incluir sombras color marrón, negro, rojas, azules o blancas, los bordes son irregulares, son asimétricos, y el tamaño o la forma de la mancha cambia repentinamente. La asimetría, limites, color, diámetro y evolución son datos que al modificarse pueden ser señal de alarma.
Cuando están ubicados en zonas sujetas a frecuente rozamiento, presiones o golpes, o muy expuestas a la radiación ultravioleta y ya tiene algún cambio de los antes mencionados.
Cuando sus dimensiones son demasiado granes, o ha aumentado de manera repentina
Cuando los contornos son irregulares, no tiene forma regular o son asimétricos.
Cuando un lunar común (marrón) cambia de color o de otro aspecto.
Cuando un lunar común está rodeado de una aureola rojiza o cuando sangra.
Cuando pican o duelen persistentemente.
Ya conociendo que los rayos ultravioleta pueden influir en la aparición de un lunar o bien en un porcentaje modificarlo, tenemos que prevenir que esto ocurra utilizando filtros y protectores solares que nos protejan del daño del sol, se recomienda a aquellos pacientes que tienen muchos lunares no exponerse a rayos UV y del mismo modo acudir a nuestras visitas rutinarias para chequeo con el dermatólogo.
Texto del Dr. Javier Ruiz Ávila, Dermatólogo, Cirujano Dermatólogo y Dermato-oncólogo. Se especializa en todos los problemas relacionados con el cuidado y enfermedades de la piel, pero sin olvidar el enfoque estético. Es uno de los dermatólogos con mayor reputación en México y muchos le llaman el “médico de las estrellas”.
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