Carlos Abad | El Piñero
Oaxaca, México.- Situado en “El corazón de la región de la Chinantla”, a 840 metros sobre el nivel del Mar, la comunidad de Rancho Grande, perteneciente al Municipio de Valle Nacional, Oaxaca, se erige como “el paraíso indígena”, donde se cultiva y produce con técnicas artesanales, el “Café Ñeey” que significa “de altura”, el cual proviene de pequeños productores, cuyo sello distintivo de calidad, es acompañado con el esfuerzo, dedicación e identidad que cada indígena de la etnia Chinanteca imprime al producto.
Los cafetales de Rancho Grande están bajo la sombra, donde predominan productos forestales maderables y no maderables, así como una diversidad de frutales tropicales, donde los productores practican técnicas orgánicas sustentables y amigables con el medio ambiente.
Desde 1998, en este lugar, 76 hombres y mujeres indígenas Chinantecos constituyeron una sociedad cooperativa de responsabilidad limitada de capital variable (SC de RL de CV), para cultivar y producir café. En aquellos tiempos y hasta hace unos años, diversificaron las variedades de su café por otras más resistentes que soportaran el hongo denominado “Roya de Café”, enfermedad que devastaba la producción.
Por eso, hoy en día en Rancho Grande se producen sólo cinco variantes a las plagas y enfermedades: Colombia, Costa Rica, Mundo Novo, Marsellesa y K90, mismas que son comercializadas en tiendas nacionales, estatales y regionales, por su gran calidad que se caracteriza por una acidez agradable, buen cuerpo y aroma, que lo hacen único en el mundo.
Actualmente en Valle Nacional se siembran 80 hectáreas de café, aunque los productores han sobrevivido con recursos propios, ya que el Gobierno Federal les retiró el apoyo de impulso a la producción de café, a través del cual les otorgaban mil pesos por cada hectárea que era afectada por la roya u otra enfermedad/plaga.
A poco más de un año y medio de confinamiento derivado de la pandemia por Covid-19, Rancho Grande abrió sus puertas a todo el público en general, previo aviso a una persona de la comunidad, para agendar citas y no aglomerar personas.
Las visitas incluyen un paseo a los cafetales, degustación, además de una explicación del proceso de cultivo y producción por uno de los socios de “Café Ñeey”, eso sí, bajo las más estrictas medidas sanitarias, que incluyen la aplicación obligatoria de gel antibacterial, uso de cubre bocas y cadenas en varios puntos de acceso para evitar el paso de personas no autorizadas.