Luis Velázquez| Escenarios| El Piñero
07 de abril de 2021
UNO. Rapiña en Veracruz
En Nogales, un camión cargando frutas y verduras se volcó. Fue el viernes 19 de marzo, el día cuando López Obrador estaba de gira en el sur de Veracruz.
Entonces, aparecieron los rapiñeros. Cargando costales en el lomo y jalando diablitos se llevaron las frutas y verduras que más pudieron.
Se trata de una vieja, histórica y milenaria costumbre y hábito de la población ubicada a orilla de carretera cada vez que se vuelca una unidad móvil transportando productos perecederos. Y de todo tipo.
DOS. La vida desbordada
Aparecen cuando un carro de carga transportando, por ejemplo, cajas con pollos se voltea. Pero también, cuando movilizan cerdos y se los llevan muertos o vivos.
Semanas anteriores se volcó un carro con cartones de cerveza y significó un festín, más en el tiempo del COVID.
También se han volcado unidades transportando costales de maíz y frijol. Y aparatos eléctricos, de hecho y derecho, el paraíso terrenal, la tierra prometida para los rapiñeros.
TRES. Olvidados de Dios
Les llaman los rapiñeros.
Pero el sociólogo del barrio recuerda algunos epítetos endilgados en otros tiempos, digamos, con mayor profundidad.
Los excluidos les decía el antropólogo Oscar Lewis. Los condenados de la tierra, Franz Fanon. Los olvidados de Dios, según Luis Buñuel. Los precaristas, en el siglo pasado en América Latina.
“Los pobres entre los pobres” en la mirada de López Obrador.
“Pobre naciste, pobres eres y pobre vivirás” de acuerdo con el relato bíblico.
Al mismo tiempo, se trata de una ilusión pasajera. Un diablito cargado con frutas y verduras apenas, apenitas, les duraría, quizá, par de días y teniendo, claro, refrigerador.
Pero como “el hambre causa muchas cornadas”, si una familia con graves limitaciones económicas logra comer es ganancia… que mañana ya se verá.
CUATRO. Festín total
Por ejemplo, de acuerdo con el INEGI, 6 de los 8 millones y cacho de habitantes de Veracruz están en la miseria, el último escalón de la dignidad humana, y la pobreza.
Y medio millón de personas únicamente hacen dos comidas al día, y mal comidas, por tan jodidos que están.
Y, caray, si de pronto, a orilla de carretera se vuelca un camión de carga con frutas y verduras, el festín total.
CINCO. El pueblo tiene hambre
En la sierra de Zongolica, en el tiempo de las clases presenciales, los niños de la escuela primaria quedaban dormidos en el pupitre por la anemia y la desnutrición tan aguda, pues quizá se habrían acostado con las tripas gruñendo y de desayuno acaso un vasito con café, sin leche y sin pan.
Por eso, resulta inverosímil que en una entidad federativa como Veracruz tan pródiga en recursos naturales esté habitada por gente jodida, lo más canijo arrastrando la hambruna.
Si hay personas creyendo que los rapiñeros son voraces y ambiciosos sin escrúpulos expresaría la ruindad moral del mundo.
SEIS. Terrible desigualdad
El estado económico y social de Veracruz son la miseria y la pobreza. En el fondo, la espantosa desigualdad, tan histórica y milenaria que sirve, caray, para el discurso patriótico en tiempo de elecciones.
Y una forma de expresarse es con la rapiña. La otra, robar a las amas de casa afuera de la plaza comercial cuando jalan el carrito con la despensa.
Todos los días, 6 de cada diez habitantes tiene problemas para llenar el estómago con comida de calidad, aquella que nutre, más allá de la llamada comida chatarra.
Es el Veracruz que los políticos han creado y recreado…