- Lastre y desastre
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- 1
En la UPAV están destapando la cloaca. También, la caja de Pandora, para que todos los males educativos se vayan.
En la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, el orgullo educativo de Javier Duarte, el lastre y el desastre.
Por ejemplo:
Los directores de los llamados planteles UPAV, que llegaron a funcionar hasta en una recámara y/o el garaje de una casa, cobraban a los estudiantes 750 pesos el trimestre y 2 mil el título de licenciatura.
Y la colegiatura la cobraban en 1,500 pesos.
La mitad la entregaban a la UPAV, y sin recibo, y ellos se quedaban con la otra mitad…de cada alumno inscrito.
Y lo peor, nadie les exigía cuentas porque eran las reglas del juego.
Además, vendían todo a los estudiantes, desde el uniforme hasta las copias y los libros, que también eran considerados un negocio.
Un director de un plantel tenía la facultad de Ciencias Políticas, sin un solo alumno.
Pero al mismo tiempo, cobraba su salario mensual.
El colmo fue cuando en Culiacán, Sinaloa, descubrieron un titipuchal de títulos falsos, sin ningún registro oficial, pues todos los vendían.
El escándalo afectó, por ejemplo, a unos 400 jóvenes.
Lo insólito era lo siguiente: tanto se prostituyó la expedición de títulos que hasta los ofrecían por facebook, twitter y las redes sociales, con la impunidad del mundo.
Incluso, al escritorio del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, llegaron 312 casos de venta de títulos que le encendió, y por fortuna, la alerta roja, para asestar un manotazo luego de que Javier Duarte alardeaba que era su ángel de la guarda en el Peñismo.
La nueva administración está descubriendo, entre otras cositas, que el grueso de los directores de los planteles apenas y tenían la escuela primaria o secundaria como el mayor grado de estudios cuando la reglamentación exige licenciatura.
En un plantel, la esposa y los hijos del director estaban dados de alta como profesores.
¡Ah!, pero también la abuelita era maestra, y que de algún modo reproduce la historia de Damián Alcázar en “La ley de Herodes”, cuando lo envían de presidente municipal a un pueblo serrano y “en la plenitud del pinche poder” quema la Constitución y redacta la suya.
2
“La ley de Herodes” tanto en las oficinas centrales de la UPAV como en los planteles era la siguiente:
Si faltaba una cafetería, un protegido recibía la concesión.
Si se necesitaba una copiadora, otro recomendado era beneficiado.
Si las circunstancias exigían una lonchería para ofrecer desayunitos, en automático la autorizaban.
Todo, claro, con sentido patrimonialista.
La educación como un negocio particular.
Por eso, cuando la semana anterior en varias ciudades organizaron una marchita de profes y alumnos oponiéndose a la llamada centralización de los programas educativos de la UPAV, el informe al góber azul fue una tarjeta informativa resumiendo los posibles trastupijes que en su oportunidad serán interpuestos como una denuncia penal en la Fiscalía.
Ya se verá si el secretario de Educación, Enrique Pérez Rodríguez, en común acuerdo, como uno solo, con el Oficial Mayor, Abel Cuevas Melo, mueven el tapete a sus antecesores en la SEV (Xóchitl Adela Osorio, Flavino Ríos Alvarado y Adolfo Mota
Hernández) para revisar el asunto de la UPAV y aplicar la ley, simple y llanamente la ley, sin venganzas ni revanchas.
Una cosita es la denuncia mediática en los tiempos de una Yunicidad que la ha convertido en plan estatal de desarrollo y otra llevar el asunto “hasta las últimas consecuencias”, ahora sí, como dice el clásico, “caiga quien caiga”, así sea Adolfo Mota con su ángel de la guarda, el senador Emilio Gamboa Patrón.
3
En el gabinete legal y ampliado de la Yunicidad hay una feroz competencia para liderar las denuncias penales en contra del duartazgo y compañía.
Por ahora, todo indica, el secretario de Salud, el ex diputado local, doctor Arturo Irán Suárez Villa, médico particular del gobernador, su director médico en el ISSSTE cuando el Felipismo, lleva la delantera.
La denuncia del Yunes azul, primero, con la gran estafa en contra de los niños con cáncer a quienes curaban con agua destilada y el caso de las medicinas clonadas, que levantara ámpula en los secretarios de Salud de Fidel Herrera (Fernando Antigas Tinoco, Manuel Lila de Arce y Jon Rementería) y en los de Javier Duarte (Pablo Anaya, Juan Antonio Nemi y Fernando Obeso) significa un jonrón con casa llena, porque el senador Emilio Gamboa dijo que se trataba de un acto criminal y el senador Miguel Barbosa aseguró que era una brutalidad homicida.
Y como el bienio ha ocupado los 51 días en arremeter duro y tupido contra Javier Duarte, quien ya está en la lona hecho talco y polvo, entonces, el ex director federal de Prevención y Readaptación Social, Enrique Pérez, tiene suficiente material en la UPAV para armar otro reality-show.
A menos, claro, que su jefe le ordene parar las denuncias penales y hasta el show mediático.
Nada más ruin y miserable que la estafa a los jóvenes estudiantes.