Redacción El Piñero
El pasado sábado 15 de junio, el municipio de Acatzingo, Puebla, fue escenario de una violenta trifulca protagonizada por vendedores ambulantes. La protesta se originó debido a la reubicación de estos comerciantes en el Portal del centro de la localidad, una medida que desató el descontento y la ira de los afectados.
El conflicto tuvo un evidente trasfondo político, pues se señaló que el movimiento fue encabezado por el sindicato del Ayuntamiento, vinculado con el padre del excandidato de Nueva Alianza, quien había perdido en las elecciones más recientes. Este elemento político añadió una capa de complejidad y tensión al ya de por sí delicado enfrentamiento.
La situación se tornó caótica en la mañana, cuando los comerciantes reaccionaron con violencia ante la reubicación. La Policía Municipal se vio obligada a intervenir para controlar la situación, aunque no sin dificultades. El incidente puso de manifiesto no solo el descontento de los vendedores ambulantes, sino también las tensiones políticas latentes en la comunidad de Acatzingo.
Este episodio refleja las profundas divisiones y conflictos que pueden surgir en las localidades cuando las decisiones administrativas se mezclan con intereses políticos, afectando directamente a los ciudadanos y comerciantes que dependen de su trabajo diario para subsistir.