• Un mes sin ayuda real a víctimas de ataque armado en zona alta de la región Mixteca.
• La riqueza natural de tres comunidades de Atatlahuca, desató violencia contra civiles de Guerrero Grande: 4 desaparecidos y 187 viviendas quemadas.
• Armas de fuego de distinto calibre fueron utilizadas en Escuela Primaria, Kinder, Iglesia y Oficinas Administrativas de Guerrero Grande.
• Irma Galindo Barrios, mujer defensora de bosques de la región Mixteca, por cumplir un mes de desaparecida.
Citlalli Cid | El Piñero
El pasado 23 de Octubre, pobladores de la comunidad Guerrero Grande y Ndoyonoyuji, perteneciente a San Esteban Atatlahuca, municipio enclavado en la región Mixteca del Estado de Oaxaca; fueron víctimas de un ataque armado que hoy, a un mes del hecho, mantienen visibles la brutalidad del acto.
Oficialmente se habla de 187 viviendas reducidas a cenizas, en una zona que en su mayoría, tenía viviendas construidas con madera de la zona, riqueza natural que hoy se vuelve la ambición más grande de particulares.
Arribar a Guerrero Grande, es difícil, marca la crisis de desatención gubernamental para los pueblos más enclavados del Estado, es un peregrinar que se vive por más de una hora entre terracería y piedra suelta, que obligan a conducir a vuelta de rueda.
Sin embargo, una vez que inicia el territorio de esa zona mixteca, se encuentra la saña con que, a decir de pobladores, sujetos afines al presidente municipal de Atatlahuca: Rogelio Bautista Barrios, quemaron, robaron y dañaron su propiedad.
Los habitantes muestran con gran pena, la estructura de cemento que soportaba una vivienda de aproximadamente 2 mdp, misma que aseguran, es de un habitante que desde hace 6 años dejó su tierra natal para irse al extranjero, y que poco a poco fue levantando su patrimonio que hoy, es nada.
El avance es lento por la zona, los pobladores quieren que toda la evidencia sea mostrada a la luz pública, junto con el reclamo de presencia Gubernamental del Estado en la zona, al tiempo de indicar que solicitan ropa, juguetes útiles escolares, comida, cobijas, zapatos, pero sobre todo, el permiso para saber si pueden comenzar, poco a poco, a retirar las cenizas de lo que un día formó parte de su hogar.
Y es que en el lugar, escenarios claves de la población, fueron acribillados con armas de distintos calibres, tan solo el patio del kínder y la primaria, la luz del sol hace brillar casquillos percutidos de un arma calibre 22.
Su edificio donde administra su actual autoridad, encabezada por Juan Gabriel Hernández García, cuenta con huellas de haber sido blanco de impactos de armas de grueso calibre, algunos casquillos aún están en la zona y recuerdan a civiles de Guerrero Grande, el divisionismo que se ha generado en las comunidades.
De las 12 comunidades que forman parte del municipio de Atatlahuaca, 3 están pretendiendo frenar la embestida de particulares armados y que con dinero, han dividido a Ndoyonoyuji y Guerrero Grande, del primer punto, un grupo de pobladores permite usar su territorio para violentar al segundo, y generar ataques al grupo defensor de los bosques. Por otro lado, algunos pobladores de Guerrero se han ido a acobijar en Atatlahuaca, sin compartir la acusación de sus paisanos contra dicha autoridad.
El día del ataque, mujeres con niños en brazos, corriendo a las cuevas de sus montañas, una zona más alta desde donde, afirman, veían y escuchan amenazas, risas, robo, saqueo; ese que lograron con el uso de unidades como camionetas, volteos, carros de 3 toneladas y más.
En ese escenario se registró la desaparición de 4 personas: Donato Bautista Avendaño, Miguel Bautista Avendaño, Marco Quiroz Riaño y Mayolo Quiroz Barrios, mismos que tienen ficha de búsqueda por parte de la Fiscalía General del Estado, de encontrarlos con vida, sus familiares dudan, pero sigue solicitando a las autoridades, castigo a los culpables.
A dicha problemática, se suma la desaparición de Irma Galindo barrios mujer de 41 años que luchaba también por la defensa de sus bosques, y desapareció en la Ciudad de México, el 27 de Octubre.
Son aproximadamente 70 infantes, los que urgen de atención, y 31 abuelos los que están al cuidado de las personas adultas que se quedaron en el lugar, mismos que son beneficiados algunos días, por alimentos que uniformados de la Guardia Nacional les dan, pues la ayuda que les prometió el Gobierno, no ha vuelto a llegar, es un apoyo casi inexistente.
Un grupo minoritario de personas que no fueron afectadas en su vivienda, se han sumado a la presunta gente autora del ataque, afirman las víctimas, pues han declarado a medios locales, serviles a la autoridad municipal afirman, que fueron los mismos pobladores que quemaron sus casas, además de decirse víctimas de su patrimonio, declaraciones, que son desmentidas por poblada en la zona.
Es la riqueza natural de la zona, la que está en disputa, pues las comunidades de Guerrero Grande, Ndoyonoyuji y Mier y Terán, tienen gran riqueza de arbolado, vestigios de zona arqueológica y la presunta zona de un área destinada a un proyecto ecoturistico que ha sido ambicionado desde 2017, perteneciente a la comunidad hoy, más afectada: Guerrero Grande, y zona desde donde es visible, afirman pobladores, el Popocatépetl y el Pico de Orizaba.
Pese a las declaraciones oficiales del Gobierno del Estado, la Secretaría General de Gobierno y la Secretaría de Seguridad Pública, la zona más insegura hasta hoy, afirman habitantes que viven en el albergue del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) y en la iglesia de Guerrero Grande, es Ndoyonoyuji, donde los disparos contra cuidadores del bosque continúan, siendo una zona de alto riesgos, zona que también, vive entre sus pobladores, el divisionismo por parte de la intromisión oficial.
Los días se vuelven más fríos en la montaña alta de Atatlahuca, y los civiles continúan exigiendo justicia, mientras las familias se han separado, pues algunas han decidido mandar a sus menores con algunos familiares y otros se mantienen lejos de sus conocidos en el carente y deprimente albergue del INPI en el municipio de Tlaxiaco.