➡ Primer alcalde en establecer programas de prevención en escuelas e instituciones públicas
➡También es el primero en instalar talleres de oficios para consolidar el desarrollo de su pueblo
➡La SSP le reconoció su misión, trascendente para reestructurar el tejido social.
Jalapa de Díaz, Oaxaca.- A partir de las carencias y de los pronunciados vacíos de gobierno –que han servido de cultivo para los grandes males sociales– en Jalapa de Díaz se comenzaron a establecer barreras de protección y rescate con la finalidad de reconstruir el dañado tejido social.
Y no es para menos. En los últimos años, ese pueblo del Alto Papaloapan fue abandonado, excluido de agendas de desarrollo y maltratado por autoridades que convirtieron las necesidades de la clase indígena en cotos de poder.
El resultado de esta debacle ha sido catastrófico, a tal grado de convertir a Jalapa de Díaz en un referente estatal de las dolencias sociales. Es por ello que en una obligada encomienda, el gobierno municipal activó un plan para enfrentar la lastimada realidad.
En la bitácora de retos, según manifiesta el vulnerable contexto del pueblo mazateco, se encuentra realizar un diagnóstico y políticas públicas que prevengan y abatan la violencia social desde el seno familiar y que deriven en desarrollo y sana convivencia.
Para Arturo García Velázquez, presidente municipal, la implementación de estas políticas animan a su gobierno a mantener contacto permanente con la sociedad para canalizar de manera directa sus necesidades y preocupaciones, en virtud a que su municipio lidera los índices negativos en violencia intrafamiliar y embarazos juveniles.
Esta ofensiva situación –refiere— es primordial atenderla desde la parte medular que es la familia y la niñez, por lo que en su línea de gestión ha logrado aterrizar el auxilio en los sectores más determinantes de la conducta civil, principalmente, en las escuelas y los hogares.
Su misión en corto, mediano y largo plazo es incidir de manera favorable en el sano comportamiento de su pueblo. Y esto, precisa, es un trabajo de todos, de equipo, para lograr resultados que demuestren la grandeza de la participación social a favor del respeto y la solidaridad que, en tiempos de reconciliación, es apremiante.
Para su gobierno las cifras amables y de impacto social deben traducirse enfrentando de manera directa esa áspera realidad que se manifiesta categóricamente, “es momento de trabajar y atacar decididamente los estragos de un pasado que se pueden revertir, principalmente cuando hay disposición de nuestra gente y la voluntad de las autoridades que hoy nos apoyan”, establece.
SSP, UN ALIADO DE JALAPA DE DÍAZ
Frente a la amplia tarea de concientización, para el gobierno de Jalapa de Díaz la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) se ha convertido en un aliado permanente, pues gracias a sus cursos y programas se han establecido mecanismos de ayuda para la población.
Y es que en los últimos meses, sus labores se han centrado en atender y explicar las herramientas de defensa ante casos de acoso escolar, violencia en el noviazgo, violencia familiar; así como de prevención del abuso sexual infantil, respeto a las personas con discapacidad y respeto a la diversidad sexual.
También ha abordado temas para enfrentar la extorsión telefónica, riesgos en internet, prevención de adicciones, conductas antisociales, delincuencia juvenil, cultura de la legalidad y la denuncia, así como la trata de personas, secuestro y medidas de prevención urbana.
Lo anterior –señala Arturo García– no hubiera sido posible sin el apoyo del maestro Héctor Quiroz, director general de prevención del delito de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPO), quien de manera personal ha supervisado las tareas que, en su conjunto, están concretando fines específicos y de plena atención a la sociedad.
LA FORMACIÓN LABORAL, EJE DE DESARROLLO
Por otra parte, Jalapa de Díaz se ha convertido en promotor e impulsor de una estrategia que está encaminada en proyectar la fuerza laboral de sus ciudadanos.
Lo anterior, está fundamentado en la creación de talleres de prevención de la violencia social y del delito y participación ciudadana, un esfuerzo gestado con ideología de progreso y asentada en oficios que reditúen, además de la conducta, en la economía familiar.
Prueba de lo anterior, es que muchos ciudadanos están comenzando a practicar y desarrollar diversos oficios que los impulsen formalmente y de esta manera convertirse en agentes de cambio y que su ejemplo se replique en sus comunidades y municipios vecinos. Es pues, un plan de fondo, medular, que servirá como talante promotor en una época en que apremia la sinergia social.