Guillermo Castillejos Avila
Pasan los años y no se olvidan hechos, anécdotas, chamacadas en el tránsito de jóvenes en la Escuela Normal Urbana de Oaxaca, cuya apertura recordarán egresados de la institución, con solemne acto en el Palacio municipal de la capital del Estado.
La apertura de la Normal, convertida en CRENO, se realizó el 24 de Julio de 1924, fecha que coincidió en este año con la celebración del segundo Lunes del cerro, motivo por el cual el acto conmemorativo fue pospuesto para el sábado próximo, y se desarrollará en la sala de Cabildo del Palacio municipal.
Recordamos que ese espacio en los tiempos de vida, florecimiento, grandeza de la Normal, era ocupado para actos especiales y de importancia para la institución, el entarimado servía a la maestra de danza, para la enseñanza de bailables.
CARPINTERIA Y HERRERIA
En el segundo patio del edificio, aparte de los salones para niños de la primaria, Juan Jacobo Rosseau, estaban los talleres de carpintería y herrería con los maestros, Alejandro Cruz Ramales y Guadalupe Camacho.
El maestro Ramales, apodado “El Botecito”, por tener una miscelánea con este nombre y responsable de guardar cornetas, tambores y demás utensilios de la banda de guerra, al igual que el maestro Guadalupe, se daban vuelo golpeando en las piernas, codos, con la baqueta, desarmador o lo que tuvieran en las manos, a quienes daban guerra o echaban relajo durante la hora de clase.
GRAN MATEMATICO
Del maestro Alfonso Pacheco Arango, hay mucho de que hablar, impartía Matemáticas en los 3 grados de la secundaria, fumar cigarro tras cigarro durante la clase, era su vicio, pero se imponía su personalidad y era un tipo de respeto, su presencia y el grito de “hay viene Pacheco”, hacía correr a alumnos perdiendo el tiempo al no asistir a clases y estar de holgazanes en El Trono, lugar preferido para planear chamacadas o alguna travesura.
EL MAESTRO PIRITA
Otro maestro, Manuel Urrutia Palacios, impartía Física, Química y Mineralogía, fumar era su hobby, Rialtos su marca preferida, lo apodaron el maestro Pirita, gustaba de organizar excursiones a los cerros de San Felipe del Agua o San Antonio de la Cal.
En cierta ocasión, en una excursiones al cerro de San Antonio de la Cal, estudiantes se interesaban por conocer minerales, 2 o 3 levantaron piedras y otros objetos que les llamó la atención y encontraban a su paso, lo mostraban al maestro, esperaban que dijera que clase y nombre de mineral era, la respuesta siempre fue de “Pirita, compañero”.
No faltó un malora que llegó a levantar excremento de algún animal solidificado por el sol, lo mostró al maestro, preguntó que clase de mineral era y la respuesta fue la misma “Pirita, compañero”, de ahí que se le conociera como el maestro Pirita.
LA FAMOSA CORBATA
Otro maestro enérgico en su clase, lo fue Alberto Von Thaden Arias, impartía Cosmografía, su exigencia, que los alumnos llevaran corbata, al que no la llevaba, le decía: compañero, se sale o me salgo yo.
Era divertido para algunos de los muchachos, pedir a alguna compañera el cinturón de su vestido para colocárselo en el cuello como corbata y entrar a la clase del maestro, Von Thaden.
UN TIPAZO
Caso diferente lo fue el Licenciado y maestro, Esteban Silva y Escobar, impartía la clase de Civismo en los grados segundo y tercero de estudios secundarios y Problemas Económicos, en el primer grado del ciclo profesional.
Llamaba la atención su forma de vestir, siempre con trajes elegantes, zapatos lustrosos, lucía e imponía su personalidad, sus alumnos le tenían respeto y aprecio especial, durante la clase, lápiz o pluma en mano, la giraba y la dejaba caer en la lista de asistencia, resultaba seleccionado alguno de los nombres de los estudiantes.
Enseguida, llamaba al elegido para que pasara frente al grupo a hablar de la clase del día, muchos de los flojos se atoraban al hablar, no sabían que responder y el maestro dada su generosidad, mínimo le ponía 6 de calificación que significaba el pase, aun siendo baja, nunca se supo que haya reprobado a alguno de sus alumnos.
LLORO LA MAESTRA
De las mujeres, la maestra de inglés, María Luisa Rendón Sodi, era una alma de Dios, sencilla, educadísima, sensible al grado tal que se manifestaba impotente para dominar, imponerse al grupo de alumnos, en ocasiones llegó a llorar al sentirse imposibilitada en el desempeño de su trabajo y control de los muchachos.
Del pasado de la Escuela Normal, hay mucho de que hablar, lo haremos en próximos espacios.