Luis Velázquez | Escenarios
03 de junio de 2021
UNO. Confianza perdida
Cualquiera sea el resultado electoral del domingo 6 de junio para elegir alcaldes y diputados locales, el politólogo del barrio, Ramón Benítez, asegura que la tarea número uno de la 4T será restituir la confianza perdida en Veracruz.
Cierto, en la teoría y la práctica recuperar la confianza ciudadana suele implicar hasta cien años.
Bastaría referir que cuando un hombre casado pierde la confianza de la esposa, digamos, porque le haya caído en una jugada extraconyugal, nunca la mujer vuelve a creer.
DOS. Desencanto social
A mediados del año 2018, muchas, demasiadas expectativas levantó López Obrador en Veracruz con su candidato, por segunda ocasión, a la gubernatura.
Incluso, había ciudadanos de a pie seguros, convencidos del paraíso terrenal.
No más desempleo. No más inestabilidad económica en los hogares. No más inseguridad. No más impunidad.
Y 25 meses después, el desencanto.
Por todos lados, las heridas sociales. La población electoral inconforme, molesta, irritada, porque la 4T jarocha ha reproducido el mismo hartazgo sembrado por el priismo y el panismo de la corrupción, los trastupijes, el desvío de recursos públicos, los créditos solicitados para endrogar hasta por treinta años las finanzas públicas, el nepotismo, el tráfico de influencias, el conflicto de intereses, las empresas fantasmas y los negocitos lícitos e ilícitos bajo sospecha.
TRES. Ahí viene el 2024
Por eso, entre otras cositas, el desencanto.
Y por eso mismo, pensando en la elección de gobernador de Veracruz y presidente de la república en el año 2024, la cicatriz social, si pudiera lograrse, significa tarea descomunal.
Bastaría calibrar el hartazgo en contra de todo lo que huela a priismo luego de 71 años ininterrumpidos de la llamada “Dictadura perfecta”.
CUATRO. Buen karma, mejor fario
En el dicho popular se afirma que si al gobernador va bien con el presidente de la república, a Veracruz (es decir, a la población) mucho mejor.
En el caso, sabrá el chamán el lugar o los lugares donde la 4T se ha sentido con hechos concretos y específicos, digamos, a partir de ejes, graves pendientes sociales.
Uno, el empleo digno y pagado con justicia laboral y con las prestaciones de ley.
Y dos, la seguridad y la certidumbre en el diario vivir, sin sobresaltos ni sorpresas fatídicas.
CINCO. Castillo de arena
Además, el estilo personal del góber precioso de López Obrador de ejercer el poder.
Quizá, los únicos que le respetan son, digamos, los miembros del gabinete legal y ampliado.
Acaso, el líder estatal de MORENA ungido por su obra y gracia.
Quizá uno que otro diputado local y federal beneficiado con su “dedazo” y privilegios anexos y conexos.
Incluso, la senadora de MORENA.
SEIS. Les vale el góber…
Tampoco, como decía Joseph Fouché, le temen, que temerse ha de ser prioridad en un político decía aquel policía político y político policía.
Por el contrario, hay ciudadanos, mujeres y hombres, pitorreándose de la forma de ser y actuar del góber.
Encumbrado, únicamente parece escuchar las loas y respirar “el incienso a su paso” de los suyos.
Pero en la base social, en la estructura ciudadana y familiar, la clase media y alta, por ejemplo, el rechazo total a su persona como el abucheo en el estadio jarocho de beisbol.
En contraparte, a los indígenas, campesinos y obreros, les vale. Nunca han estado atenidos a una plaza burocrática, “una aviaduría”, un cargo público, un negocito lícito e ilícito a la sombra del poder, y les vale que el góber sea de uno y de otro partido.