Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Pequeña crónica de días torrenciales
El exfiscal Luis Ángel Bravo Contreras quedó preso por un año más acusado del peor delito en la vida de un político y un funcionario público como es la desaparición forzada en el sexenio anterior.
A primera vista, resulta inverosímil que el exfiscal hubiera, digamos, ordenado el secuestro, la desaparición, el asesinato y la sepultura en fosa clandestina de alguna persona de Veracruz.
Y más, porque la desaparición forzada significa la alianza sórdida de los políticos, los jefes policiacos y los policías con los carteles y cartelitos, capos, sicarios, pistoleros y halcones.
En su tiempo, primero, como Procurador de Justicia y luego elevado a fiscal por nueve años, Bravo Contreras traía en la boca la ley, la justicia, el Estado de Derecho, los respetos humanos, el respeto a la vida de los demás.
Incluso, “se cortaba las venas” en foros de fiscales del país disertando sobre el respeto a la vida en Veracruz y que, bueno, mucho tiempo después trascendiera que, en efecto, decenas, cientos, miles quizá de personas fueron desaparecidas como ha dejado constancia la fosa clandestina más grande de América Latina, Colinas de Santa Fe.
Las ONG de Colectivos y Solecitos acusaron siempre a Bravo Contreras de menosprecio, desprecio y desdén, pero otra cosita es que él mismo incurriera en la desaparición forzada.
Nadie, claro, “mete las manos al fuego” por el exfiscal, pero, caray, resulta insólito que estuviera metido en el ilícito.
Sólo una mente siniestra lo haría…
DOS. La octava maravilla del mundo
A tono con su carácter, su identidad, su personalidad, su temperamento, su forma de ser y actuar y reaccionar, soberbio, ególatra, enamorado de sí mismo, la octava maravilla del mundo, el exfiscal grita “a los cuatro vientos” su inocencia.
Y, no obstante, ya fue condenado a un año más de cárcel por la jueza del penal de Pacho viejo y quien según los observadores serán encumbrada como magistrada del Tribunal Superior de Justicia en el transcurso del mes en premio a su entrega total a la yunicidad.
Pero el exfiscal sigue preso, cuando en la víspera de la última audiencia, donde abundaron los ataques y descalificativos de Bravo Contreras contra la Fiscalía General, creía y sentía que alcanzaría la libertad.
Mal síntoma, equívoca esperanza, utopía, sueño.
Y más, por lo siguiente:
La yunicidad anunció y festinó que la secretaría de Relaciones Exteriores haya solicitado la captura y extradición de Karime Macías, esposa de Javier Duarte, radicada en Londres, la ciudad más cara del planeta, y lo que cabildeaba desde meses anteriores.
Y si Karime “N” está en la lista negra del bienio azul cuando apenas, apenitas, le resta un mes para el fin de su periodo constitucional, ni modo que el exfiscal fuera dejado en libertad.
Con todo y que sin pelear renunció a la Fiscalía elegido por nueve años.
Con todo y que según pactó con el gobernador Yunes su libertad total.
Con todo y que sigue pataleando en cada audiencia seguro de su inocencia.
Y más, cuando en la última audiencia lo dejó claro:
“Ya merito se va a saber la verdad”.
Se ignora cuándo será el “ya merito” y quizá, digamos, pudiera referirse al sexenio del primer gobernador que será de la izquierda, Cuitláhuac García Jiménez.
O al primer sexenio federal de la izquierda con AMLO presidente de la república.
Pero por lo pronto, la yunicidad lo deja refundido un año más.
Y lo peor entre lo peor, acusado de desaparición forzada y que por eso mismo hay decenas de policías en el penal de Pacho Viejo, sujetos a proceso penal, en tanto el góber electo sigue apapachando al Solecito y a uno que otro Colectivo para seguir la pista a los hijos desaparecidos.
TRES. “Caras vemos, corazones no sabemos”
Inverosímil creer y más aceptar que Bravo Contreras ordenara la desaparición de una persona, digamos, creyendo que habría actuado en nombre de la ley, ajá.
En todo caso, quizá incurrió en el delito por omisión y negligencia, dejando de cumplir con la ley porque el gobernador Javier Duarte se lo ordenó a petición del secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita.
Y si así fue, entonces, en vez de renunciar con dignidad antes, mucho antes de prestarse a un agravio, un abuso y exceso del poder, “un delito de lesa humanidad”, calló, guardó silencio y siguió
en el mando, pues Duarte, alardeó en su momento, le había cumplido su más alto sueño de convertirse en “Señor Justicia”.
Fue el caso, por ejemplo, del tiradero de cadáveres en la barranca de la muerte, La aurora, en el municipio de Emiliano Zapata, y entre cuyos cuerpos estaba el de un policía, según parece, asesinato por sus mismos compañeros.
En la última audiencia, “el asesor legal de una de la madre de una de las víctimas de desaparición forzada reveló que ha recibido amenazas y hostigamiento de personas cercanas a Luis Ángel Bravo” (La Jornada-Veracruz, Jair García, jueves primero de noviembre, 2018).
Y, bueno, si así es, caray, qué mala onda que por un lado el exfiscal clame su pureza y limpieza, y por el otro, su gente esté o estuviera protagonizando el acecho a la señora madre de las víctimas por el único “delito” de reclamar justicia.
De entrada, desdibujaría por completo al exfiscal.
Y más porque según las partes desde que Bravo Contreras fue detenido “personas de su círculo empezaron a rondar la vivienda” de la madre de una de las víctimas.
La yunicidad se va, pero deja marcado y manchado al exfiscal por el peor delito en la historia contemporánea cuando un político se cree dueño de las vidas ajenas y ordena su desaparición.