➡️ En un acto que raya en lo criminal, un servidor nuevo valuado en más de 10 millones de pesos ha “desaparecido” de las oficinas centrales
Eugenio González| El Piñero
Oaxaca, Oaxaca.- Desde la llegada de Alfredo Santiago Chávez —esposo de la anterior directora Dulce Belén Uribe— al frente del Registro Civil estatal, la corrupción y el desorden no solo se han intensificado, sino que han alcanzado niveles alarmantes.
De acuerdo con fuentes internas, las cuotas irregulares que deben entregar las oficialías cada fin de mes, en efectivo y directamente al director en turno, se han disparado sin ningún tipo de regulación ni control. Peor aún, en un acto que raya en lo criminal, un servidor nuevo valuado en más de 10 millones de pesos ha “desaparecido” de las oficinas centrales sin que hasta el momento las autoridades hayan dado una explicación clara o iniciado investigaciones formales.
En medio de esta descomposición administrativa, el Archivo Central del Registro Civil, ubicado en la calle Violetas de la colonia Reforma, fue cerrado desde hace más de 15 días. Las causas son dos: por un lado, la suspensión de las negociaciones para mudar a los empleados a un edificio impropio —el viejo inmueble de la extinta CNC en la calle Leandro Valle, que tras una cirugía cosmética el Gobierno del Estado pretende usar como oficinas—, y por otro, la falta de un servidor funcional para expedir o corregir actas de nacimiento, matrimonio o defunción.
La situación ha obligado a los trabajadores de base a simplemente “fichar” su entrada y salida para justificar su salario, mientras los de confianza cumplen horarios sin actividad real, en una vergonzosa simulación pagada con recursos públicos.
A pesar de las presiones del actual director Alfredo Santiago Chávez, los trabajadores han rechazado ocupar las nuevas oficinas en Leandro Valle por considerarlas inadecuadas. Denuncian que los espacios son demasiado pequeños, que el edificio no fue diseñado para las funciones administrativas que exige el Registro Civil y que el techado está en malas condiciones. “Este edificio fue hecho para actividades campesinas, no para atender a miles de usuarios diarios”, señalan.
La urgencia del Gobierno estatal para mudar el Registro no obedece al interés ciudadano, sino a la necesidad de dejar de pagar rentas elevadas a empresarios ligados a políticos morenistas, exponiendo una vez más que la austeridad predicada es, en los hechos, pura simulación.
Cabe recordar que Dulce Belén Uribe y su esposo firmaron la entrega-recepción de un servidor que debía garantizar la transición tecnológica y enlazar de manera eficiente la base de datos del Registro Civil con dependencias como CURP, RFC y RENAPO. Sin embargo, hoy miles de ciudadanos que acuden desde distintas regiones del estado para realizar trámites se topan con puertas cerradas, trámites suspendidos y nula información oficial.
El daño económico, social y humano es incalculable: pérdida de tiempo, gastos innecesarios, frustraciones y, en algunos casos, consecuencias legales para quienes no pueden acreditar su identidad de manera oportuna.
Mientras tanto, el Gobierno de Salomón Jara insiste en repetir su gastado eslogan: “Estamos haciendo lo que nunca se hizo”. Y, en efecto, nunca antes se había visto tal grado de improvisación, corrupción y desprecio hacia los derechos básicos de los ciudadanos en una institución clave para la vida jurídica de los oaxaqueños.
Hoy el Registro Civil de Oaxaca es un retrato fiel del gobierno actual: una administración atrapada en la ineptitud, el nepotismo y el desdén, donde los verdaderos responsables siguen intocables y blindados por la red de complicidades políticas que juraron combatir.