Luis Velázquez | El Piñero
18 de agosto de 2021
ESCALERAS: La autoridad educativa sigue jugando con el destino común. Mejor dicho, con la salud de los menores en Veracruz. Ahora, nuevo discurso sobre la vuelta a clases presenciales. Será, dijo la SEV, “parcial y voluntaria”.
Es decir, poco a poquito, digamos, con los padres de familia que así lo decidan, entre otras cositas, porque están “hasta el gorro” de tener a los niños en casa.
Además, convertidas las madres de familia en profesoras. Y lo peor, sin entender la práctica pedagógica para enseñar, pues mucho tiempo hace de cuando ellas estudiaron.
PASAMANOS: Y será “voluntaria”, ajajá, porque la SEV, y la SEP por añadidura, deja a los padres elegir: si vuelven por voluntad propia y/o, digamos, a fuerza.
Más, luego de la incendiaria frase bíblica del góber de la 4T de que allá los padres de familia si quieren seguir con las clases virtuales.
Y es que desde la mirada oficial, con los niños teniendo la recámara o la sala de la casa habilitada como salón de clases, los menores perderán, además de la convivencia amical, la sabia ventaja de recibir clases frente a frente en el salón de clases y ante el profe y los compañeros.
CORREDORES: Los políticos han politizado la pandemia.
Por eso mismo, la CNTE, la disidente Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, y el disidente Movimiento Magisterial, lanzaron una consulta en ningún momento a mano alzada, sino como encuesta de aquí al 25 de agosto para cabildear si los padres de familia están de acuerdo con volver a clases presenciales.
De entrada, así como anda el COVID en la Tercera Ola y el Toque de Queda en varios municipios del país y Estados Unidos, la India y Japón aplicando la tercera vacuna, la vuelta a clases es simple, sencilla, concreta, específica y maciza en la disyuntiva crucial:
Es la vida o la muerte, el contagio, para los menores.
Y sin duda, para los profesores.
BALCONES: En el tsunami de la decisión superior para el regreso al salón de clases “parcial y voluntario”, muchos espadazos se han dado en el palenque público.
Que seguiremos en clases virtuales como la UNAM, el Politécnico, el Instituto Tecnológico de Monterrey y la Universidad Anáhuac.
Que la secretaría de Educación dispone una medida, pero cada gobernador (allá ellos) pronunciarán la última palabra.
Que la decisión es de los padres.
Entonces, jugueteando con la pelota en la cancha pública.
PASILLOS: Pocos, excepcionales, miran con frialdad superior la simple encrucijada.
A: Si los niños vuelven a clases en la última semana de agosto correrán el riesgo de contagiarse y morir, igual, igualito como siguen falleciendo montón de niños.
B: Si los niños continúan en el salón de clases de sus casas, entonces, y hasta donde es posible, la vida humana estaría garantizada.
VENTANAS: El colmo fue de la SEP cuando en el micrófono la secretaria de Educación Pública se antepuso gigantesco letrero en el presídium con la siguiente leyenda:
“Por el bien de los niños… el regreso a clases”.
Casi casi, como la frase bíblica de que “por el bien de todos… primero los pobres”.
“Ta’güeno”.
El capitán del arca ya confirió la orden. La vuelta a las clases presenciales es inminente. Ningún revire.
Y, bueno, así como en Alvarado la población paseó en las calles a la Virgencita pidiéndole que intervenga ante Dios para detener el COVID, unámonos en oración en la capilla de la Santa Muerte para rogar frene el contagio y la muerte de los niños a partir del mes de septiembre.