Luis Velázquez | El Piñero
14 de agosto de 2021
ESCALERAS: Dos años y medio después de la 4T, las tribus gobernantes morenas y guindas del país, anexos y conexas (de otros partidos) siguen cargando la cruz pesada en el largo y extenuante camino de espinas y cardos:
“La corrupción no se detiene.
La violencia, desencadenada por el crimen organizado no desciende.
La desigualdad (económica y social) no se acaba.
La pobreza no se liquida y no hay desarrollo económico”.
Así, por ejemplo, y entre otros rubros, lo enmarca el sociólogo Roger Bartra, en su último libro, “Regreso a la jaula, el fracaso de López Obrador”, editorial Debate.
PASAMANOS: Los pobres y la gente en la miseria y también la gente de la clase media y hasta los rico y pudientes, caray, siguen extendiendo la mano para recibir los 2 mil 500 pesos bimensuales de los programas oficiales.
La calidad educativa sigue a ras del suelo, sin ninguna esperanza de que pudiera enaltecerse.
El estado de salud de la mayoría precarista continúa en el último escalón. El COVID, por ejemplo, dimensionó la incapacidad oficial para enfrentar el desastre epidemiológico.
Pueblos donde el Toque de Queda, virtual Estado de Sitio, han sido declarados, porque la Tercera Ola del coronavirus está peor que la segunda y la primera.
CORREDORES: Lo más canijo son, primero, el desempleo galopante, creciente, descarrilado en la pista del optimismo y la utopía, la ilusión y la quimera social.
El desempleo, causando estragos en todos los niveles, desde el trabajo informal (albañiles, pintores, fontaneros, electricistas, etcétera) hasta egresados de universidades públicas y privadas.
Incluso, los colegios de educación superior fortaleciendo su fama como universidades del desempleo.
La migración a Estados Unidos imparable, haciendo competencia a los migrantes de América Central (Honduras, Guatemala, Salvador y Nicaragua) como única posibilidad para vivir, mejor dicho, para comer.
BALCONES: Y segundo, el país, y Veracruz por añadidura, en el peor escalón de la violencia
De por sí está cañón que el jefe de familia y los hijos en edad productiva estén desempleados.
Y si a la cesantía se agrega el oleaje, tsunami de inseguridad, incertidumbre, zozobra e impunidad, entonces, el infierno aquí en la tierra como exclama el padrino de Damián Alcázar en la película “El infierno”.
PASILLOS: Hay programas sociales para, digamos, salir del paso.
Hay consultas en contra de los ex presidentes de la república para azuzar el rencor social.
Hay denuncias mediáticas por el estercolero y el pillaje en que cacarean desde “La mañanera” dejaron el país las tribus gobernantes anteriores y para seguir fermentando el rechazo popular.
Hay promesas discursivas de que pronto, antes de que el gallito cante 3 veces, la vida será mejor.
Pero los meses y los años caminan y en el largo y extenso túnel del desencanto oficial ninguna lucecita alumbra los días y las noches.
VENTANAS: Todos los ismos han fracasado para enaltecer la calidad de vida.
El peñismo, el calderonismo, el foxismo, el zedillismo, el salinismo, el delamadridismo, el portillismo, el echeverrismo, etcétera, cumplieron tiempo sexenal, y a ellos, sin duda, los fue muy bien.
Pero el grueso de la población sigue en la jodidez en todos los aspectos, digamos, y en todo caso, comiendo frijolitos y arrocitos con café negro, quizá un pancito de vez en vez para los niños, cumpliendo la profecía fatídica de que pobre naciste, pobre viviste y pobre morirás.
Lo peor, nada indica que ahora, en el obradorismo, la vida cambie o pueda cambiar… por más incienso que cada tribu se lance y promueva a su paso.