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Relatores de la ONU y la CIDH: peligra la libertad de expresión con Ley

El Piñero

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La Ley de Seguridad Interior y la amenaza que representa para la libertad de expresión y el derecho a la información son algunas de las preocupaciones que saltaron a la vista de los relatores especializados de la ONU y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), David Kaye y Edison Lanza, respectivamente, durante su visita de siete días por el país.

Ambos relatores para la libertad de expresión se sumaron a los cuestionamientos a dicha ley, aprobada el 30 de noviembre en la Cámara de Diputados y que espera confirmación en el Senado antes de que termine el actual periodo de sesiones en el Congreso. Las impugnaciones, provenientes de diversos organismos nacionales e internacionales, lograron aplazar, al menos por unos días, la operación fast track del ordenamiento que legaliza la actuación de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública.

Entrevistados por Proceso, los especialistas no son optimistas de que los llamados de los defensores de derechos humanos hagan reaccionar a los legisladores para que den marcha atrás a esa ley; por ello, demandan la aplicación de protocolos que den garantías a los comunicadores de que su labor será respetada ante un despliegue castrense.

“Creo que es demasiado tarde para nosotros. Lo que tenemos entendido es que la legislación está casi aprobada. No creo que tengamos voz y voto”, comenta Kaye durante la entrevista sostenida en la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH).

Director de la International Justice Clinic de la Universidad de California en Irvine (UCI), Kaye considera que seguramente la Ley de Seguridad Interior será motivo de análisis y de las recomendaciones contenidas en el informe final que presentarán ambos relatores en la primavera del próximo año. Kaye lo hará ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, y Lanza ante la CIDH.

“Lo que vamos a hacer es instar al gobierno a que asegure las salvaguardas; si el Ejército va a estar involucrado en estas áreas (de seguridad), va a necesitar capacitación específica, va a tener que establecerles límites, porque los militares van a tener que lidiar con periodistas de una forma en que la policía local, idealmente, ya lo sabe”, adelanta Kaye.

Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2145, ya en circulación

 

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