Luis Velázquez | Barandal
22 de junio de 2021
ESCALERAS: Hipólito Reyes, Arzobispo de Xalapa, ha anunciado su renuncia. En ningún momento por una grilla política. De acuerdo con el Derecho Canónico, se le llegó la hora. Está cumpliendo 75 años. Momento de retirarse, como los elefantes, que cuando sienten el fin de los días se apartan de la manada, buscan una cueva en lo más alto de la montaña y se refunden.
Nunca, sin embargo, se retiró de lleno su antecesor, Sergio Obeso Rivera. Siguió vigente. Fue Cardenal emérito.
Y aun cuando parte de la feligresía sentía, olfateaba, pensaba, que acaso Reyes Larios observaría el camino de Sergio Obeso, por lo pronto, en el mes de agosto formalizará su renuncia hasta que el Papa Francisco nomine sucesor.
PASAMANOS: De ser así, Reyes Larios se irá en momento difícil, rudo y duro para la iglesia católica.
Uno, cada vez perdiendo feligreses. Dos, cada vez creciendo otras religiones, la cristiana, por ejemplo, a la que pertenece Löpez Obrador; incluso hasta con su partido político.
Tres, se ignora si la relación del Arzobispo y el góber de la 4T sea cercana como antes lo fue, por ejemplo, con Miguel Ángel Yunes Linares, Javier Duarte, y ni se diga con Fidel Herrera Beltrán.
CORREDORES: Cuatro, por más y más discurso incendiario del Arzobispo con los comunicados y el vocero José Manuel Suazo en contra del aparato gubernamental, por ejemplo, la violencia y el desempleo, ningún resultado social.
Veracruz, descabezado, convertido en un regadero de cadáveres y de impunidad.
Primer lugar nacional en secuestros. Feminicidios. Y extorsiones.
BALCONES: La iglesia, cierto, en teoría, se encarga de la vida espiritual. La moral. La ética. La caridad y la misericordia.
Pero al mismo tiempo, una ley divina y la costumbre le permite ocuparse de las cosas terrenales bajo el principio universal de que “la paz de adentro es la paz de afuera y viceversa”.
Además, de que una y otra vida se complementan y son indivisibles, pues resulta difícil determinar dónde empieza lo terrenal y dónde lo espiritual.
Por eso, el fracaso social del arzobispo Reyes Larios está fuera de duda.
Una vez más, el Jesucristo del siglo XX crucificado en el Gólgota.
PASILLOS: Se ignora si el Vaticano cumpla la ley canónica y releve a Hipólito. El Vicario de Cristo en Xalapa está lleno de fuerza física. Ningún achaque de salud parece disminuir sus días y noches. Tampoco un trascendido de una presunta enfermedad.
En todo caso, bien pudiera convocarse a Roma para encargarse, digamos, de clases en el Seminario del Vaticano y/o de cuestiones superiores de la fe.
Y es que retirarlo significa minar su vida y reducirla al claustro, el retiro en el monasterio, los días por delante limitados, por ejemplo, a la oración… que ocho horas diarias solía rezar el Papa Juan Pablo Segundo.
VENTANAS: Los Obispos de Veracruz (Tuxpan, Papantla, Córdoba, Orizaba, Xalapa, Veracruz, San Andrés Tuxtla y Coatzacoalcos) necesitan un pastor que unifique, por ejemplo, la política eclesiástica.
Cierto, la mayoría ha clamado un Veracruz tranquilo y reposado, sin sobresaltos.
Pero, vaya octava maravilla del mundo, cada uno por su lado como becerritos desperdigados en el monte sinuoso.
Y el resultado es adverso. Mejor dicho, nulo. El día cuando los ministros de Dios se inconformen con el diario vivir (desempleo, violencia, baja calidad educativa y de salud, impunidad, etcétera) quizá el aparato gubernamental se ocupe y preocupe.
Es el gran hueco, cráter lunar, hoyanco que dejará Reyes Larios… , pues teniendo todo dejó de sumar y volver a sumar y continuar sumando.