Luis Velázquez Barandal:
30 de agosto de 2019
ESCALERAS: Camina en Veracruz otro gran atentado a los derechos humanos. El 2 de agosto, en Actopan, fue asesinado de 6 balazos, más el tiro de gracia, el reportero Jorge Celestino Ruiz Vázquez. Su esposa, viuda, y 4 hijos, huérfanos, entre ellos, dos menores de edad.
27 días después, la impunidad. Ningún detenido. Ningún indiciado. Ningún sospechoso. El criminal físico subió al cielo como Remedios, la bella, en la novelística de Gabriel García Márquez. Y el asesino intelectual, sabrá el chamán del pueblo.
Igual, igualito, como sucediera con los 17 reporteros asesinados en el sexenio de Javier Duarte. Y los 5 en el bienio de Miguel Ángel Yunes Linares.
La historia es así: cada homicidio olvida el anterior y el anterior y el anterior. Y la impunidad cabalga floreciente en libertad.
PASAMANOS: Ironías de la vida: el ingeniero Heberto Castillo fue honrado en Veracruz y la LXV Legislatura creó una medalla en su nombre, cabildeada, parece, por la senadora Gloria Sánchez, su amiga del siglo pasado.
Heberto fue un gran defensor de los derechos humanos. Defendió con su vida a los estudiantes del 68 ante las tanquetas de Gustavo Díaz Ordaz en la plaza de Tlatelolco.
Por un lado, el Congreso lo honra y glorifica. Y por el otro, el gobierno de Veracruz “se ha lavado las manos” sobre el asesinato del primer reportero en el sexenio de MORENA y AMLO en la tierra jarocha, en tanto la Fiscalía se hace tonta, “asegún”, defendiéndose de los agravios de Cuitláhuac, anexos y conexos.
CORREDORES: La misma historia de antes. Con Duarte fueron asesinando a uno y otro y otro trabajador de la información y como si nada.
También, con Yunes Linares.
Hubo plantones, marchas, protestas, discursos incendiarios, desplegados, la voz levantada de ONG de trabajadores de la información, y luego de la ira colectiva y el fuego pirotécnico, los crímenes en la impunidad.
Incluso, los atraídos por la entonces Procuraduría General de la República.
27 días después, sigue impune el asesinato de Jorge Celestino Ruiz Vázquez, corresponsal durante más de veinte años de “El Gráfico de Xalapa”.
BALCONES: En los días caminando trascendió que el presidente municipal de Actopan era presunto autor intelectual.
Luego, el alcalde reviró y de pronto, milagro superior, el silencio.
Hasta la fecha.
Además, el silencio de la Comisión Estatal de Protección y Atención a Periodistas. Y el silencio de la Comisión de Periodismo de la LXV Legislatura. Y el silencio de la Fiscalía. Y el silencio de la secretaría de Seguridad Pública.
PASILLOS: Si en el gobierno de Veracruz existiera voluntad política, entonces, “otro gallo cantaría” para los derechos humanos.
Pero, está claro, nada puede esperarse de un gobierno fifí, sabadaba y salsero.
Las familias de los 24 reporteros asesinados y los tres desaparecidos en los gobiernos anteriores, uno priista y el otro panista, perdieron la esperanza.
También, los familiares de tantos desaparecidos de norte a sur y de este a oeste. Y con todo, siguen para adelante empujando la carreta de la fe para ver si algún día, ojalá, encuentran a los suyos.
VENTANAS: 27 días después de tanta impunidad con el crimen del primer reportero asesinado en la era Cuitláhuac solo resta adoptar, quizá, la conseja del presidente municipal de Xalapa “de cuidarse unos a otros”, y/o en todo caso, del arzobispo Hipólito Reyes Larios de “ponerse a rezar”.
Ni la secretaría de Seguridad Pública garantiza la seguridad en la vida y los bienes ni tampoco la Fiscalía procura la justicia.
El desencanto social en la autoridad se multiplica. Algún día, pronto, en las urnas se ajustarán cuentas.