Luis Velázquez Escenarios
16 de febrero de 2018
UNO. La política del hígado
La alcaldesa de Córdoba tiene prisa. En menos de un mes ha demostrado que ha de ejercerse el poder con las tripas y el hígado por delante. 8 días bastaron para asestar el primer ramalazo. Así nomás, retiró la estatua del filósofo, maestro y periodista, Othón Arróniz Báez, del parque “21 de mayo”, en la avenida 3, donde estaba desde hace casi 6 años.
Luego, apretó el botón nuclear en contra del periódico “El mundo”, que sólo ha cumplido con su tarea de informar. Y ordenó al personal de la dirección de Comercio del Ayuntamiento reprimir a los voceadores si continúan vendiendo los ejemplares de cada día.
Leticia López Landero, la ex diputada federal hermano del cacique y “Rey de La chatarra”, Tomás, expriista y expanista y exbugancista, ha tronado contra la familia del académico Othón Arróniz, dueños de “El Mundo”.
Su argumento ha sido el mismo de todos los tiempos. “El Mundo”, dijo, le pidió dinero en la campaña electoral. Pero sin aportar pruebas. Sólo apostando, digamos, su palabra.
Pero “el Mundo” es una leyenda en la región de Córdoba. Fue fundado el 23 de febrero del año 1960, es decir, hace, en unos días, 58 años. Lo fundó el padre. Y se ha mantenido por encima, incluso, de tantas pasiones edilicias que “a ojo de buen cubero”, significarían más de quince presidentes municipales a los que ha sobrevivido.
Y ni modo que ahora, con la panista en el poder edilicio, la panista que forma parte del llamado “gobierno del cambio”, “El Mundo”, toda una institución periodística, sea arrodillado.
DOS. Insaciables del poder
En menos de un mes, la señora presidenta mostró todos los dientes. Por ejemplo, impuso a una de sus hijas de candidata a diputada local por el PAN, y lo que simple y llanamente implica una elección de Estado, pues todo, todo, todo el aparato gubernamental edilicio estará a su servicio para ganar en las urnas.
Y de ñapa, insaciables y voraces, el hermano Tomás López Landero, quien fue diputado local, se ha registrado como candidato a diputado federal ahora por el PVEM.
Es el mismo político panista que cuando llegara a la curul solía llegar a la montaña negra de Zongolica trepado en su helicóptero y cuando descendía, ya en la sierra, ya en la cabecera distrital, repartía el billetito a los reporteros.
La familia, pues, que aprovechando la yunicidad se cree iluminada para adueñarse de los cargos públicos.
Ella, en el poder. El hermano, soñando con el poder. La hija, queriendo la curul como regalo de mami.
Y en contraparte, la demócrata de todos los tiempos locales desapareciendo por su decreto presidencial la estatua del filósofo cuyo nombre está inscrito, además, en el bulevar, en las escuelas preprimarias, primarias y secundarias del municipio y que en 1986 publicara un libro sobre los Tratados de Córdoba, que ningún otro cordobés.
Y todavía de ñapa, memorable aquel tiempo, 2010, cuando un ejemplar de “El Mundo” fue depositado en una cápsula del tiempo instalada en un pasillo del palacio municipal para abrirse dentro de 50 años.
Nada fácil sería que Leticia López Landero haya desaparecido “el día de la amistad” la cápsula y tirado en alguna fosa clandestina de la región.
Y es que si desapareció la estatua del maestro fundador de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Veracruzana, troglodita como se cree y siente, también arrasaría con la cápsula, pues su objetivo es, parecer ser, aniquilar a “El Mundo”.
El cineasta Guillermo del Toro, tan dado a los monstruos, tendría tierra fértil en la Córdoba panista para otro filme.
TRES. Censura panista
Javier Duarte y Arturo Bermúdez desaparecían personas a través de sus “escuadrones de la muerte”.
La alcaldesa, desaparece estatuas.
Además, también quiere desaparecer a un héroe local.
Pero más allá de su locura cuando el 8 de enero (una semana después de estar sentada en la silla embrujada del palacio, la silla que todos enloquece) “levantó” la estatua de Othón Arróniz expresó su vocación caudillista y dictatorial para atentar contra la libertad de prensa y la libertad de expresión consagrada en la Carta Magna.
Es la censura.
La censura de una política contra un medio.
Es la mano represora.
La política de “mecha corta”, incapaz de entender que en el mundo cada quien tiene una mirada sobre la realidad y que entre más universales todos abiertos a las corrientes ideológicas y doctrinarias más pluralidad.
La Richard Nixon de Córdoba ahora cuando la presidencia de Nixon en la Casa Blanca está aireada de nuevo con la película “The Post, los documentos secretos del Pentágono”.
Y más cuando ella cree que la población de Córdoba votó por ella para la alcaldía otorgándole boleto para repartir cargos públicos a su hija y hermano.
Con esos alcaldes, ningún enemigo necesita el gobernador Yunes para alcanzar su objetivo político, razón suprema de vida.
Después de Leticia López, otros alcaldes del PAN y PRD serían tentados a reproducir su modelo político.
Censura total. Intimidación y represión. Acusaciones infantiles. “Estás conmigo o estás contra mí”. La sumisión total y absoluta.