- Siempre le valió…
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- Uno. Ramón Poo
De hecho, el cuatrienio del alcalde jarocho, Ramón Poo Gil, ya piró.
En unos meses se habrán ido, sin pena ni gloria, cuatro años de gobierno municipal.
Una ciudad abandonada. Olorosa a cloaca en el primer cuadro, el cuadro histórico, de Veracruz, la sala grande del territorio jarocho.
Incluso, con el aire contaminado y nauseabundo por las aguas negras y que se respiran apenas se entra a la ciudad por la zona norte.
Ciudad a oscuras en un montón de zonas, incluso, en el centro mismo.
Con la fama pública de una gigantesca, interminable, fosa clandestina en el terreno anexo al fraccionamiento Colinas de Santa Fe.
Según el CONEVAL, el municipio con más pobreza, miseria y jodidez.
Es más, Veracruz, con Xalapa y Banderilla, las tres ciudades donde concentran el mayor número de pobres en la entidad.
Nunca ha existido voluntad social ni política, ni menos, mucho menos, educativa, para enseñar a leer y escribir a los analfabetas.
Jamás le valieron. Es más, ni en cuenta los tomó como tampoco su regidor de educación.
Según los Cuadernillos Municipales de la secretaría de Finanzas y Planeación, en el puerto jarocho el 3.2 por ciento de la población no sabe leer ni escribir y que significan doce mil 880 personas de 14 años de edad en adelante.
Y lo peor:
El 30.9 por ciento de la población en pobreza.
El 26.2 por ciento, en pobreza moderada.
El 4.7 por ciento, en pobreza extrema.
El 30.8 por ciento, población vulnerable por carencia social.
El 7.1 por ciento, pobreza vulnerable por ingreso.
El rezago social, muy bajo, dice Sefiplan.
Peor tantito:
El municipio de Veracruz ocupa el lugar número 207 en rezago social de norte a sur y de este oeste.
SEFIPLAN exhibe así la indolencia del presidente municipal que soñó con hacer feliz a la población con su Sonrisita Colgate.
Dos. Poo y Odebrecht
Por el contrario, el alcalde ha “tirado su espada en prenda” para defender a la empresa brasileña, Odebrecht, concesionaria (Aguas de Barcelona ya se retiró) por treinta años para explotar el servicio del agua.
Y además, como única concesionaria.
En tanto, Odebrecht es acusada en el continente latinoamericano de una corrupción insólita de políticos.
Apenas esta semana, por ejemplo, el semanario Proceso publica reportaje en portada donde Odebrecht corrompió con diez millones de dólares al ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin.
Así, y por alguna razón poderosa, poderosísima, Poo Gil exponiéndose al descrédito en nombre de la brasileña y en perjuicio de la población que está recibiendo el peor servicio de su historia, con el agua a chorritos que cae en casa, además sucia y cochina.
Y con más de mil trabajadores del antiguo SAS que fueron lanzados sin el pago justo de liquidación.
Ni hablar.
Pudiera recordarse que Ramón Poo llegó al palacio municipal como jefe máximo por el dedazo de Javier Duarte.
Ahora, Duarte preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, Poo se ha entregado al senador Fernando Yunes Márquez, presidente municipal electo, y lo pasea en foros públicos.
Por eso, quizá, en su facebook se presenta como licenciado en Administración de Empresas egresado de la Universidad Cristóbal Colón, y oh paradoja, como político.
En el pasillo priista, sin embargo, quedará como el político que entregó el palacio a la generación azul de la dinastía Kennedy de Boca del Río.
Tres. Cuatro años de menosprecio
Nadie conoce una obra de infraestructura relevante de Poo Gil… que otro significa el recuerdo de su padre como edil, como incluso puede constatarse con el manejo de la Cruz Roja porteña que por vez primera en su vida se volvió autosuficiente.
Por eso, y con el más alto presupuesto de los 212 Ayuntamientos, resulta inverosímil el desdén con que durante los casi cuatro años expresó en la política educativa.
Y es que alfabetizar a las doce mil 880 personas que no saben leer ni escribir significa la más alta política social y que bien pudo lograr con una gran convocatoria a los profes de educación primaria y a los estudiantes del Bachillero para adelante para que una descomunal cruzada cívica cada jarocho habría estado comprometido a alfabetizar a otra persona.
Y más, cuando todos los políticos “se cortan las venas” asegurando en el discurso que la educación es el pivote para el desarrollo humano.
Cuatro. Uno más del montón
Hay veces que la alcaldía es el último vagón de un político político.
Carolina Gudiño soñó con la curul federal por segunda vez y fue derrotada en las urnas.
Jon Rementería dejó la presidencia municipal y sólo alcanzó, y de manera efímera, la delegación estatal del IMSS, de donde fue depuesto por su indolencia.
José Ramón Gutiérrez, Joserra, terminó la alcaldía y pasó a diputado local, sin pena ni gloria, y luego de ser panista, un neopriista.
En contraparte, Gerardo Poo Ulibarri pasó de la alcaldía a la secretaría de Finanzas y Planeación.
Nadie podría, ahora, vislumbrar el futuro político de Poo Gil.
Pero su tiempo grisáceo y oscuro, ninguna esperanza posibilita para que, digamos, siga creciendo en la administración pública.
Simple y llanamente, ha sido, será, uno más del montón que llegó ahí por el dedazo de un gobernador que está preso y a quien unos le vislumbran treinta años de cárcel y otros hasta noventa años.
Sólo faltará que Fernando Yunes Márquez quiera “barrer para atrás” ahora que su padre ha posicionado a Javier Duarte como el político más pillo y ladrón en la historia nacional.