Luis Velázquez | El Piñero
21 de agosto de 2021
ESCALERAS: Casi casi a la mitad del camino, la república amorosa, la Cartilla Moral, la guía ética para la transformación de México, está convertida en un fracaso.
La utopía fue, habría sido descarrilada luego de que más de dos mil años después, los diez mandamientos también constituyen un fracaso.
En aquel entonces, y desde Palacio Nacional, su morada igual, igualito que Benito Juárez García, el presidente lanzó su decálogo, incluyendo entre otras cositas, besitos y abrazos en lugar de balazos, y acoger el camino de la espiritualidad.
Incluso, que los mexicanos gordos y excedidos de grasa bajaran de peso, y treinta meses después, la utopía queda en buenas esperanzas.
PASAMANOS: Como el Moisés del siglo XXI, el presidente soñó con un país donde existiera una nueva forma de hacer política “aplicando la honestidad, la justicia y el amor”.
Y, bueno, desde el punto de vista religioso, católicos, evangélicos o cristianos, pero también, musulmanes y hasta ateos, la mitad del mundo sueña con las tres virtudes cardinales como eje de vida, pues como reza el dicho popular, “es fácil ser bueno, pero muy difícil ser justo”.
Incluso, y de igual manera como resulta difícil ser honesto y predicar el amor con hechos concretos, específicos y macizos.
CORREDORES: Y si hace más de dos mil años, Jesús fue crucificado en el Gólgota y su república amorosa se volvió una utopía, utopía también fueron el hombre nuevo de los regímenes comunistas y la raza pura de Adolf Hitler y la raza cósmica de José Vasconcelos Calderón y la Comuna de Tomás Moro.
Durante la primera parte del sexenio, el jefe máximo la pasó predicando la homilía política de la república amorosa, pero ahora, de pronto, parece que ya dejó atrás el discurso apostólico, porque, ni modo, el otro apóstol tenía razón cuando decía que “el hombre es el lobo del hombre”.
BALCONES: Y si alguna duda existiera ahí está el reguero de cadáveres de norte a sur y de este a oeste del país y ni se diga Veracruz en los primeros lugares nacionales de feminicidios, secuestros y extorsiones.
Y si Jesús predicaba, ajá, que los seres humanos han de amarse “los unos a los otros”, los preceptos religiosos están bien, digamos, para la gente con mucha, inalterable, indestructible, fe católica, apostólica y romana, toda vez que la fe forma parte de un don sobrenatural lejos, demasiado lejos, de la razón.
PASILLOS: El sociólogo Roger Bartra dice en su último libro, “Regreso a la jaula, el fracaso de López Obrador”, que la república amorosa es hija de citas bíblicas y textos de inspiración cristiana como los de Lev Tolstói y Alfonso Reyes, pero también una mezcolanza de Aristóteles, Buda, Confucio, José Martín, Ricardo Flores Magón, Eduardo Galeano y hasta el cantautor cubano, Silvio Rodríguez.
Popurri teórico exaltando el amor y la bondad se ignora si algún efecto milagroso habría causado en el corazón, las neuronas y el hígado de los Siervos de la Nación, porque en el resto de los mortales mucho se duda.
VENTANAS: Lo único bueno del cristianismo tropical es que uno de sus maestros en Tabasco, Rodolfo Lara Lagunas, a quien mucho aprecia, escribió un libro intitulado “Jesús, líder de izquierda”, y que en realidad describe a un tabasqueño como el enviado de Dios para redimir la tierra y “con una proyección a la antigua Galilea”.
Es decir, que en la historia de la humanidad existió un Jesucristo galileo pero también hay en el siglo XXI un Jesucristo tropical.