Luis Velázquez /Barandal
12 de diciembre de 2017
ESCALERAS: El gobernador Yunes tiene, como todos los seres humanos, puntos de quiebra. Pero ahora, trepado en la luna, los oculta. Incluso, nadie le ha puesto una lupa, más allá de lo común, como es la inseguridad, talón de Aquiles.
Pero, bueno, es el tlatoani en turno, como antes lo fue Javier Duarte, quien gordinflón, cara de plata, ojos coléricos, decía que se había vuelto sexy.
En la vieja cultura azteca hasta Huitzilopochtli era adorado y le ofrendaban doncellas suculentas, sabrosas y vírgenes.
El góber es fogoso. Así, con vientos huracanados ganó la silla embrujada de palacio y ha jugado y juega en las grandes ligas. Jugó con el priista Carlos Salinas, pero también con los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón. Y ni se diga con Rafael Hernández Ochoa, seis cargos en un sexenio.
Su filosofía social, política y religiosa (la religión griega) gira alrededor de un eje rector. Ni perdona ni olvida. Además, se venga.
Jefe político de Veracruz, tiene y mantiene el chirrión por la mano.
Por ejemplo, sueña con el nepotismo y ya tiene un hijo de presidente municipal electo.
Las elites rojas lo califican ingrato. Se refieren a su tiempo con Roberto Madrazo, Elba Esther Gordillo y Rafael Moreno Valle, entre otros. Y con todo, ahí está.
Más de veinte años odiando a Fidel Herrera Beltrán, ninguna tregua ha dado. Tiene ya y ha tenido a once duartistas presos en el penal de Pacho Viejo y su corazón sólo encontrará el reposo cuando tenga a Fidel y a Karime Macías tras las rejas.
PASAMANOS: Los políticos saben de su impetuosidad y si los caciques priistas lo derrotaron en 1997 cuando perdiera 107 alcaldías, él derrotó a los panistas emblemáticos como Alejandro “El pipo” Vázquez Cuevas, Gerardo Buganza Salmerón, Juan Bueno Torio y Víctor Serralde, y a los demás ha planchado.
Javier Duarte y sus barbies y sus huestes lo odian. Pero un proverbio árabe dice que la vida de un hombre se calibra mejor por el número de enemigos que deja a la hora de la muerte.
Igual que Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Andrés Manuel López Obrador, Manuel Bartlett y Dante Delgado, pasó del PRI a otro partido. Y como ellos, se mantiene vigente.
Y a los 65 años de edad y corriendo 7.5 kilómetros cada día cuando puede) redobla la lucha política, porque está contrarreloj para heredar la estafeta al primogénito.
La escritora, reportera y activista social, Lydia Cacho, lo ingresó, al mismo tiempo que al senador Emilio Gamboa Patrón, a la mejor historia del padrecito Marcial Maciel, y de nada valió en las urnas en la elección del año anterior, pues, simple y llanamente, ganó, con todo y el incendiario discurso radiofónico del líder de la CNC en la Cuenca del Papaloapan.
Provocador, ha advertido a “El peje” que tiene su expediente negro actualizado, listo para utilizarse en el momento oportuno.
Amenazante, dijo que estremecería a México en su toma de posesión, pero, hasta donde se entiende, en efecto, sólo cimbró a Enrique Peña Nieto, y en corto, cuando le detallara las pillerías de Duarte y que, todo indica, llevaban como punta del iceberg a palacio nacional.
Competitivo, ganó a los Yunes rojos y entró a palacio y vive para heredar el cargo al hijo.
Nada ni nadie lo detiene.
CASCAJO: De todo lo han acusado.
Corrupto, según AMLO, cuando la analogía de su casa en el río Jamapa en su desembocadura en el Golfo de México… y que soñaría, ajá, Barack Obama.
Ingrato… con algunos políticos, entre ellos, la profe.
Incluso, lo peor, pedófilo, según Lydia Cacho.
Pero… en todos los casos ha salido adelante.
“Ave de tempestades” dirían en el siglo pasado.
Varios puntos de quiebre ha de tener. Pero con todo y las vacas flacas y las vacas gordas, parece haber nacido para ganar.
Y de ñapa, se apellida Yunes, como, digamos, los apellidos de abolengo, los Chedraui, los Fernández, los Ruiz Ortiz, los Murillo Karam, los Murat, los Madrazo.
“Dueño de una mente privilegiada, enérgica, culto y seductor” (Jan Martínez Ahrens de Justin Trudeau, El País), es el único tótem que ha encarcelado a tres exgobernadores (Dante Delgado, Javier Duarte y Flavino Ríos).
Y si Ricardo Anaya fue el presidente del CEN del PAN, listo para la candidatura presidencial del ahora llamado “Frente por México”, en el pasillo político dicen que ya lo chamaqueó, pues con su experiencia, Yunes le da “veinte y las malas”.
Y si la ensayista Denise Dresser (Reforma) reveló que el secretario de la Defensa Nacional habló a los gobernadores para suscribir, a través de sus diputados federales, la ley de Seguridad, Yunes condecoró a los titulares de la SEDENA y SEMAR con la medalla “Adolfo Ruiz Cortines” y que suele destinarse de acuerdo con las circunstancias políticas.
RODAPIÉ: Antes, y en la cancha tricolor, también se la jugó por Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, en la carrera presidencial. Pero quedó en la antesala y el favorecido fue José Antonio Meade, y hay quienes afirman que tiende puentes con el ex secretario de Hacienda, con quien hace un año se enfrentara a partir del saqueo duartista.
Y más, cuando en el carril electoral se asegura que Meade tiene unos veinte gobernadores de su lado, desde priistas hasta panistas y amarillos.
Y si en materia de derechos humanos, que tanto ocupan a la embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, Duarte agravió a los Solecitos, él las apapachó con todo y medallita.
Y aunque el Fiscal de las paellas agravie a las madres con hijos desaparecidos, y el Yunes azul lo deje hacer, quizá se trate de un doble juego. Uno pasa como malo y el otro como bueno.
Se ignora si el retrato anterior sea “el espejo de una forma limpia de hacer política” (Ahrens de Trudeau), pero Miguel Ángel Yunes Linares sueña con parecerla, aunque pocos, excepcionales elites políticas, crean que es un ángel de la pureza.
Con todo, Huitzilopochtli era visto como un dios.