Luis Velázquez/ Barandal
Veracruz.- ESCALERAS: Por más feroz campaña política y mediática para purificarse, Javier Duarte todavía está “en el ojo del huracán”. Más, mucho más fácil será, acaso, el paso de un elefante por el ojo de una aguja que el perdón al exgobernador preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México por el delito de desaparición forzada.
Cierto, su ex secretario de Seguridad Pública y Fiscal carnal salieron de Pacho Viejo, pero… para llevar el proceso penal con arraigo domiciliario.
Y por más y más cacallacas, los vientos pueden volverse huracanados.
PASAMANOS: Por ejemplo, el padre de Gibrán, el cantante de “La Voz México” cabildea llevar a Duarte a la Corte Interamericana de Derechos Humanos por el delito de lesa humanidad como es la desaparición forzada.
Ahora, la Fiscalía General de la Ciudad de México tiene abiertas ocho líneas de investigación por el asesinato de las 4 mujeres, entre ellas, la activista Nadia Vera, estudiante de la facultad de Sociología de la Universidad Veracruzana, y el crimen del fotógrafo Rubén Espinoza, corresponsal de Proceso en Veracruz, en un departamento de la colonia Narvarte.
CORREDORES: La reportera Sara Pantoja así lo publicó en el Proceso número 2230:
José Luis Quiroz Hernández, fiscal Central de Investigación para la Atención del Delito de Homicidio de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, tiene en la mira a Javier Duarte “por las amenazas contra Rubén Espinoza y Nadia Vera (asesinados el 31 de julio del año 2015) en Veracruz… por su actividad periodística y de defensa y promoción de los derechos humanos”.
Pero además, los vientos pronosticados son torrenciales, digamos, en contra de los duartistas pues incluye, entre otras cositas, “la existencia de grupos armados civiles en Veracruz que vigilaban y agredían a activistas y periodistas en la entidad y el funcionamiento de empresas de seguridad privada en la capital mexicana, presuntamente afines a Arturo Bermúdez Zurita, ex secretario de Seguridad de aquel estado”.
El infierno apenas está por venir. El volcán, eruptando. Y anuncia la peor lava de su vida.
BALCONES: En el mes de julio del año 2015, como se recordará, 5 personas fueron asesinadas en un departamento de la colonia Narvarte, Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno, premiado años después con la senaduría de la república.
La trabajadora doméstica, Alejandra Negrete. La maquillista. Yesenia Quiroz. La modelo colombiana, Mile Virginia Martín. La activista Nadia Vera. Y el fotoperiodista Rubén Espinoza.
De todos ellos, los familiares de Nadia Vera y Rubén Espinoza siguen perforando la roca. Gota de agua cayendo y cayendo abriendo puertas, removiendo los escombros oficiales.
“Todas las líneas serán investigadas a fondo. Vamos a investigar todo… como si el crimen hubiese pasado ayer” dice el Fiscal José Luis Quiroz Hernández.
PASILLOS: Se insiste en la postura del Fiscal: “Como si el crimen hubiese pasado ayer”.
Uno de los ejes en la mira, vaso comunicante, la huella sórdida y siniestra es la siguiente:
“El contexto de amenazas y violencia en Veracruz que denunciaron públicamente Rubén Espinoza y Nadia Vera, y que los obligaron a refugiarse en la Ciudad de México meses antes de ser asesinados.
Por ello, los investigadores de la Fiscalía de la Ciudad de México regresarán a Veracruz a realizar más diligencias”.
VENTANAS: “El contexto y modus operandi de los grupos agresores en Veracruz denunciados por Rubén y Nadia” están en la mira.
Hay, cierto, asesinos físicos. Pero también, asesinos intelectuales.
La Procuradora de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, escarbando el terreno pantanoso.