Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- UNO. Saña en Nanchital
En Nanchital, el horror y la saña. La barbarie. La crueldad.
Unos malandros secuestraron a un joven. Sebastián Alpuche Gómez. 18 años.
Los padres pagaron el rescate. Un millón y medio de pesos.
Y los malosos lo asesinaron.
Le arrancaron unos dientes. Le pegaron 4 tiros. Y tiraron su cuerpo en una laguna.
El gobernador Yunes, acostumbrado a brillar, hombre fuerte, desdibujado.
Se dirá que igual, o peor, está el resto del país.
Cierto.
Pero allá cada jefe del Poder Ejecutivo federal y estatal con sus pendientes.
En Veracruz, la casa de los 8 millones de habitantes, con todo y la mano dura de la yunicidad, en el barco de la muerte.
Y de la pesadilla atroz.
En Nanchital, la familia de Sebastián Alpuche y los vecinos y el pueblo solidario se fueron a una marcha.
A los cuatro vientos gritaron la ineficiencia y la ineficacia de la presidenta municipal, hija, por cierto, del cacique petrolero, Francisco “Chico” Balderas, quien tenía una estatua gigantesca de la Virgencita de Guadalupe en su despacho sindical y cada día, antes de iniciar labores, se hincaba, rezaba y se persignaba.
Ahora, Nanchital, en manos de los carteles y cartelitos.
El fracaso generalizado de norte a sur y de este a oeste.
DOS. Intimidar a la población
La delincuencia organizada secuestra. Cobra el rescate. Y mata.
Todo, con un solo objetivo: multiplicar el horror y el terror. Intimidar, cierto, a la población, pero para rebotar en el aparato gubernamental. Y evidenciar más a la yunicidad.
En el inter, el presidente municipal de Alvarado, Bogar Ruiz Rosas, más que pitorrearse y mostrarse como un payasito, hace el ridículo, diciendo que como sus policías fueron desarmados pues están bajo sospecha, se defenderán en el pueblo con resorteras.
Pero la muerte y el terror galopan en la tierra jarocha.
En Coatzacoalcos, una mujer secuestrada (jueves 21 de junio) por ocho malandros vestidos con overoles naranjas.
En Ixtaczoquitlán (19 de junio) dos mujeres más ejecutadas. Una, en un bar. Y la otra, tirado el cadáver en un potrero del rancho “Palangana”.
Veracruz, dice el Sistema Nacional de Seguridad Pública, con Poza Rica como uno de los cien municipios más peligrosos para las mujeres en el país.
Con todo y las dos Alertas de Género.
Los malandros se van, claro, por la población más frágil.
Mujeres y jóvenes.
La barbarie.
Ni con la mano del gobierno federal (marinos, soldados, Gendarmería), la yunicidad puede contra los malosos disputando la jugosa plaza local con la autopista de sur a norte, los tres puertos marítimos, las pistas clandestinas, la policía malandra y el creciente consumo de droga.
TRES. El mundo color de rosa
En medio del desastre, los políticos, fuera de tono. En la irrealidad. En su mundo color de rosa.
Un ejemplo:
La titular de la Coordinación nacional Antisecuestro, CONASE, Patricia Bugarín, propuso en Acapulco lo inimaginable, lo inverosímil, lo absurdo.
Según ella, igual, igualito que en Francia e Italia (países desarrollados, primer mundo), en México ha de prohibirse a los padres de familia con hijos secuestrados (y también a otros familiares) pagar el rescate, porque así, dice, el plagio ha ido desapareciendo en aquellos países europeos.
Se ignora si la funcionaria fumó mota y de la mala, pues solo así podría haber lanzado la posibilidad.
Quizá la miel de “Acuérdate de Acapulco, María bonita…”.
Acaso, una medida desesperada para justificar el Peñismo, y más cuando ella misma asegura que del año 2013 a la fecha, el secuestro ha disminuido en un 42 por ciento.
Sabrá el chamán el pueblo del que habla Bugarin.
Pero ningún familiar de un secuestrado evadiría el pago del rescate, con todo y el riesgo de que el pariente sea asesinado.
También, caray, planteó que las cuentas bancarias de los familias de las víctimas han de asegurarse luego enseguida para evitar el pago.
Insólito, idea desfachatada, fuera de la lógica familiar.
Ya parece que un padre de familia se cruzaría de brazos sabiendo que el hijo está secuestrado y amenazan con matarlo si en un tiempo determinado deja de pagar el rescate.
¡Vaya locura!
CUATRO. Descarrilado el tren azul
De ñapa, un tribunal colegiado se opuso a una condena de 50 a cien años de prisión a los secuestrados y que fue aprobada por el Congreso de la Unión en la Ley General para Prevenir y Sancionar los Delitos en Materia de Secuestro.
En otras latitudes del mundo, lo ideal sería cadena perpetua.
Hacia el final del Peñismo y la yunicidad pareciera, sin embargo, que la estrategia de seguridad ha fallado por completo.
En el mes de abril, Veracruz fue campeón nacional en feminicidios.
Todos los días, han dicho el arzobispo Hipólito Reyes Larios y el obispo Eduardo Patiño Leal, “hay ejecuciones”.
Los cadáveres siguen flotando en los ríos y en los cañaverales y en las calles y en los pueblos y en las carreteras continúan tirando cuerpos sin vida.
El bacanal de sangre en su decibel más elevado.
Y los malandros, recrudecidos, como el fin de semana dejaron constancia en Nanchital.
El rescate pagado y aun así el homicidio, de igual manera como ha sucedido en otras regiones locales.
Claro, la peor saña fue cuando en una colonia popular de Coatzacoalcos, los malandros asesinaron a cuatro niños de 3, 4, 5 y 7 años de edad, además de a sus padres… que porque el padre era maloso.
En Soledad de Doblado, asesinaron a un padre porque el hijo malandro se les había pelado.
La cadena de errores oficiales es una pesadilla.
A la sangre desparramada en el sexenio anterior se ha agregado más sangre en la yunicidad.
La población civil, como siempre, pagando las consecuencias.
Se creía que la yunicidad era y sería una fiesta, pues cuando se despiertan tantas expectativas se desea que nunca termine y se prolongue.
Los malandros descarrilaron el tren azul.