•Pueblo desencantado
Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Saña y barbarie
La ola de feminicidios en Veracruz, desbordada, fuera de control, ha llevado a las mujeres a una sola salida. Encomendarse, digamos, a su dios. Y más, cuando en los días que van del mes de febrero han sido cometidos ocho asesinatos de mujeres. Uno de los más impresionantes, la señora esposa de un empresario en Coatzacoalcos, quien luego de dejar a sus hijos en la escuela camino a su casa, llegando a casa fue secuestrada y asesinada porque la familia fue incapaz de reunir los 4 millones de pesos de recompensa.
Pero, además, y lo peor, lo imperdonable a la Cuitlalandia, la señora fue decapitada.
Y peor cuando un empleado del Instituto Forense de Coatzacoalcos filtró la foto de la señora decapitada en las redes sociales y por lo que, hasta donde se sabe si bien se sabe, la Fiscalía ya lo despidió y le abrió carpeta de investigación.
Toda vida humana es sagrada. Invaluable. Imperdonable los 375 asesinatos en 82 días del sexenio de la izquierda, pero más, mucho más, los feminicidios. Y lo más grave, cuando con toda la saña y barbarie del mundo los sicarios y pistoleros las decapitan.
El gobernador, en su principio de Peter más devastador, feliz, sin embargo, en su Cuitlalandia y que significa la creación y recreación de un mundo color de rosa.
DOS. Peor que en el Medio Oriente
El domingo 17 de febrero, dos mujeres más fueron asesinadas. Una, en Poza Rica. Y la otra, en Xalapa.
La primera, una adolescente de 14 años de edad, ejecutada a puñaladas. La segunda, una chica de 19 años, hallada semidesnuda, con bolsas de plástico en las manos. Ultrajada.
La chica de Poza Rica se llamaba Lizbeht. La chica de Xalapa, Jeimy.
Y aun cuando el mismo día, en Coatzacoalcos, un hombre murió lapidado igual que en el Medio Oriente con las mujeres infieles, y otro hombre fue asesinado a golpes en Tantoyuca, lo más grave en Veracruz son los feminicidios.
TRES. Población desencantada
Pero en el gobierno de Veracruz parecen extraterrestres ejerciendo el poder en otro planeta, en otro sistema solar.
Han caminado y de prisa y aprisa trece semanas de la toma de posesión de la nueva elite gobernante y el resultado es fatídico, devastador, los peores días del duartazgo, por ejemplo.
Y lo peor, sin que Cuitlalandia ofrezca una explicación lógica y razonable.
Más grave cuando, y por ejemplo, el subsecretario de Desarrollo Económico justifica el tsunami de violencia, incertidumbre y zozobra asegurando que el resto del país está igual.
Y en su absurda exposición diciendo que los carteles caminan de una región de Veracruz y unas veces en Coatzacoalcos y otras Córdoba y otras Xalapa, como si descubriera “el agua tibia”.
Y de ñapa, jurando que hay inversión privada cuantiosa en un Veracruz en el desempleo, el subempleo, los salarios de hambre y la migración a Estados Unidos, y en un Veracruz donde uno de cada tres jefes de familia llevan el itacate a casa con el ingreso del changarro en la vía pública.
Apenas, apenitas, van trece semanas de Cuitlandia y la población está desencantada.