Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.-UNO Los políticos de Veracruz han de acostumbre a la profecía:
4 de junio del año que corre: Fernando Yunes Márquez, alcalde jarocho.
2018: Miguel Ángel Yunes Márquez, gobernador de seis años.
2018: Miguel Ángel Yunes Linares, otra vez al gabinete federal.
Los deseos de Andrea Yunes Yunes se cumplirán: la monarquía en pleno.
Ni hablar, el viejo imperio turco que por cierto practica todavía Erdogan.
Se vivirá, entonces, la embriaguez del poder. Y del poder absoluto.
Uno de sus más claros antecedentes con Antonio López de Santa Anna:
A los 27 años enamora y seduce a la hermana de 60 años de Agustín de Iturbide… para ser aceptado en la corte.
A los 35 años se casa con una chica de 14 años originaria de Alvarado, hija de un comerciante.
Pierde la pierna izquierda en un combate militar y la glorifica con honores como si fuera la patria.
Delega el poder en el vicepresidente Valentín Gómez Farías y se dedica al hedonismo.
Juega cartas. Apuestas en los gallos. Colecciona mujeres que entran y salen de su vida como en un carrusel de caballitos.
Toma Oaxaca y un niño indígena, descalzo, que no sabe leer ni escribir, le sirve en la mesa. El niño se llama Benito Juárez.
Entrega, mejor dicho, vende 450 mil hectáreas del norte del país a Estados Unidos, y de ñapa, ofrece a la elite norteamericana un banquetazo en la hacienda de “El Lencero”, en Xalapa.
Se compara con Alejandro Magno, Napoleón Bonaparte y César.
Se denomina “Su Alteza Serenísima”.
Y cuando Juárez termina con sus doce presidencias imperiales y faraónicas lo llama sátrapa, monstruo y buitre.
A los 82 años, solo, casi ciego, encorvado, arrastrando su palo de pata, el único castigo divino de Juárez es el destierro.
Al final de sus días, Santa Anna (uno de los héroes, junto con Rafael Leónidas Trujillo de Fidel Herrera Beltrán) decía:
“El hombre es nada. El poder lo es todo”.
La dinastía Kennedy de Boca del Río, conquistando el mundo.
¡Y que nadie se asuste! ¡Está escrito en la biblia! ¡También, claro, en la realidad!
DOS
Si el lector evidenciara el destino histórico del clan Yunes boqueño, vamos a Donald Trump con su hijita Ivanka, de 35 años de edad, la ministra sin cartera en la Casa Blanca, y quien en la pasarela política y mediática ha desplazado a Melania, la tercera esposa del magnate.
El padre la nombró asesora presidencial, igual que a su yerno, Jared Kushner.
En nombre del gobierno de la nación más poderosa de la tierra, Donald la defendió cuando algunas firmas comerciales dieron de baja sus productos de belleza, simple y llanamente, derivado del bloqueo de los norteamericanos ante su policía racial, xenófoba y segregacionista.
El día en que Justin Trudeadu, el primer ministro de Canadá por cuyas nalgas las mujeres se estremecen, estuviera en la Casa Blanca, Ivanka se sentó a su lado en el banquete, y en donde fue fotografiada con la sonrisa más gigantesca del mundo… que recorriera el mundo, ratificando el poder y el poder absoluto que ejerce.
Según J. Martínez Ahrens, el corresponsal de “El País”, demostró “el tamaño de su ambición”.
A menos de tres meses ha quedado claro:
Ivanka, madre de tres niños nietos de Trump, “representa mucho más.
Primera Hija.
Casi Primera Dama.
Y quizá algún día el relevo de Trump” en la Casa Blanca (Ibídem).
De niña, Ivanka inició en el mundo de los negocios (igual que Carlos Slim Helú vendiendo dulces a los 8 años de edad en el recreo en la escuela primaria) y puso un puesto de limonadas y sus clientes eran su guardaespaldas, su chofer, las trabajadoras domésticas y el personal de limpieza del edificio y la mansión propiedad de su padre.
La profecía bíblica es clara: en la vida sólo se hereda a los hijos… por encima, incluso de la esposa.
Y el poder, poder natural que así es, se ejerce de manera absoluta.
“El hombre no es nada. El poder lo es todo” que decía López de Santa Anna.
TRES
En cuatro ocasiones, el Yunes azul buscó la gubernatura.
En 1997 cuando fue derrotado como presidente del CDE del PRI en 107 alcaldías, tiempo cuando las elites rojas integraron un frente común en su contra y lo derrocaron.
En 2004 cuando fue operador electoral de Gerardo Buganza Salmerón, candidato panista.
En 2010 cuando enfrentó a Javier Duarte.
Y en 2016 cuando derrotó en las urnas a su exprimo, el senador Héctor Yunes Landa.
Padre apapachador al cien por ciento como suelen ser la mayoría de los padres, usufructuando ahora la embriaguez del poder, ni modo que con un par de hijos metidos en la política deje pasar la oportunidad histórica de su vida.
De aquí al 4 de junio y de aquí al año entrante seguirá apostando todo, todo, absolutamente todo, para entronizar a sus hijos.
Por eso, entre otras cositas, la obsesión para enviar al penal de Pacho Viejo al mayor número de duartistas y fidelistas, pues está seguro que levantará expectativas electorales para quedarse con todo.
El último ramalazo fue con Francisco Valencia, el cabildero del PRD en el Fidelato, que usufructuara la secretaría de Comunicaciones y la dirección de la Comisión Estatal del Agua, dueños de una cadena de restaurantes, mudado en un reo más… al lado de Flavino Ríos Alvarado, el góber interino de 40 días, y Arturo Bermúdez Zurita, el dos de Duarte y secretario de Seguridad Pública, y Mauricio Audirac Murillo, el ex Contralor y titular de SEFIPLAN de Duarte y titular del ORFIS con Fidel Herrera.
Y si Francisco Valencia cayó al reclusorio, entonces, el góber fogoso ha de poner “las barbas a remojar”, pues la lumbre arde con toda intensidad y cerca.
Yunes Linares, en la embriaguez del poder.
Más, mucho más duartistas y fidelistas seguirán cayendo.
Es la única razón de ser y de vida del Yunes azul, casi casi como López de Santa Anna seduciendo niñas, jugando a las cartas, apostando a los gallos y glorificando su pata izquierda.