- La prensa “ha de maicearse”
Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. AMLO sataniza a la prensa
Igual que Donald Trump, AMLO, el presidente electo, está satanizando a la prensa.
Por ejemplo, sobre los medios de la Ciudad de México, digamos, ha dicho lo siguiente:
A: “La prensa conservadora saca de contexto” sus declaraciones.
B: “La prensa conservadora” miente sobre su estado de salud.
Es decir, lo ha enfermado para evitar que tome posesión como presidente de la república.
C: “Estoy al cien por ciento gozando de cabal salud”.
D: “La prensa fifí no dice nada sobre las pensiones a los ex presidentes de la república” que ya el Congreso de la Unión se las ha quitado de acuerdo con su promesa en la campaña electoral.
Fifí, ya se sabe, se llama en los pueblos a los perritos.
Luego, el término fifí fue endilgado a los galanes de la aldea.
Después, se convirtió en la gente fifí, también llamada gente VIP, las buenas conciencias le llamó Carlos Fuentes Macías en una novela.
Ahora, la prensa fifí.
La prensa superficial, por ejemplo. Epidérmica. También la prensa laudatoria, quizá, la prensa conservadora que tira el incienso al paso del político a cambio del billete oficial.
El billete fácil.
AMLO, revirando a la prensa quizá como parte de la Cuarta Transformación del País, en tanto Enrique Peña Nieto lo que más que llegó a decir fue que ya sabía “que la prensa no aplaude”, ¡vaya descubrimiento!, ¡vaya octava maravilla del mundo!
DOS. Nos buscan errores: AMLO
AMLO también reviró a la prensa cuando la boda de César Yáñez en Puebla y cuya crónica saliera publicada en la revista Hola!, la preferida de “La gaviota” y sus hijas, en diecisiete páginas a todo color y con foto en portada, como dice el politólogo Carlos Ronzón Verónica.
“Nos están buscando errores” dijo AMLO.
“No somos iguales”, insistió.
AMLO sabe, está consciente, que igual que Miguel Ángel Yunes Linares en el año 2016, ganó la presidencia de la república con el 90 por ciento, más o menos, de la prensa escrita, hablada y digital en contra.
Y, por eso mismo, desaparecer las jefaturas de prensa en todas las secretarías de estado y dependencias descentralizadas.
Y achicar el presupuesto para los medios.
Y manejar la prensa oficial en una dirección.
Y viajar en avión comercial para que cada medio pague a sus enviados especiales.
Y como dijera Yunes, “cada medio a vivir de sus medios”.
El México de la república amorosa. El país de la Cuarta Transformación y de la primera Constitución Moral de la nación.
TRES. “Los reporteros han de maicearse”
Porfirio Díaz Mori decía que los reporteros han de maicearse para estimular su felicidad.
También decía que “perro con hueso en la boca ni ladra ni muerde”.
En los 33 años de dictadura, financió a varios medios, el primero de ellos, El Universal, con su amigo Reyes Spíndola de dueño y director general y hasta le compró una rotativa en Estados Unidos.
Fue el tiempo cuando la prensa alcanzó el desarrollo industrial y existió un diarismo y publicidad en la prensa escrita.
Entonces, llegó Francisco Ignacio Madero a sus quince meses de presidente y una de sus primeras acciones fue cerrar la llave porfiriana a los medios, dejar en libertad a cada uno para que viviera de sus medios y respetar la libertad de prensa establecida en la Constitución General de la República.
En el otro lado de la cancha, un sobrino de Porfirio Díaz, Félix Díaz, jefe policiaco en la Ciudad de México, soñando con la presidencia de la república, se alió con el general Victoriano Huerta, el asesino de Francisco I. Madero y su vicepresidente, José María Pino Suárez.
También se aliaron con el embajador de Estados Unidos.
Y entre los tres subvencionaron a la prensa.
Y la prensa le dio duro y tupido a Panchito Madero.
Ahora, y por lo pronto, varios medios de la Ciudad de México están despidiendo personal para aguantar el tiempo de las vacas flacas anunciada por AMLO.
Ya se vería si de pronto por ahí aparecen los Félix Díaz y los Victoriano Huerta del siglo XXI… en contra de AMLO.
CUATRO. “Hombres que parecían gigantes”
México inédito: nunca como ahora, y antes de tomar posesión, un presidente electo se había puesto los guantes con la prensa y “a tiro por viaje” revira y sigue revirando como si AMLO todavía anduviera en la arenga pública en vez de actuar como un presidente de la república electo dice Carlos Ronzón.
Quizá la belicosidad tabasqueña. Acaso, el trópico. Quizá, seguir trepado en la arena pública. Acaso, y ante la prudencia, serenidad y mesura de Benito Juárez y Francisco I. Madero, sus héroes, AMLO con su sello personal.
Es, parece ser, el nuevo país. “El país de un solo hombre”, instaurando su estilo personal de gobernar y ejercer el poder.
Son los nuevos tiempos. El tiempo que ya está. El tiempo que vendrá.
Y únicamente la prensa fuerte, sólida, independiente, autónoma, con vida propia sin necesidad de andaderas oficiales, sobrevivirá y alcanzará la madurez total.
Por eso mismo, los grandes reporteros de la Reforma que también eran políticos (José Joaquín Terrazas, Justo Sierra, José María Vigil, Ignacio Altamirano, Vicente Riva Palacio, Manuel Payno, Ignacio Ramírez, Francisco Zarco, Manuel María de Zamacona, Alfredo Bablot, René Masson, Ignacio Aguilar y Marocho, entre otros) le renunciaron a Benito Juárez y aun cuando eran hombres “parecían gigantes” según escribiera Antonio Caso.