Por: Roberto Polo Hernández
Oaxaca, México.– ¿Se acuerdan de Irma López? es la indígena mazateca que, por falta de atención médica, se vio obligada a dar a luz en el patio de una clínica de salud de Jalapa de Díaz, en octubre del 2013. Su hijo, Sabino, está a punto de cumplir cinco años y el hospital que le prometieron sigue abandonado.
Su caso fue una explosión mediática y exhibió las graves carencias en el sistema hospitalario del estado. Y a pesar de que el gobierno, en aquel entonces liderado por Gabino Cué, se comprometió a concluir el hospital, lo cierto es que lo abandonó totalmente.
De su promesa hoy se exhibe tangible el deterioro que muestra su estructura y su interior que fue el blanco de saqueos y rasguños del hampa, auspiciada por gobiernos que cedieron y pusieron en bandeja de plata todo objeto e infraestructura de valor.
Sabino, el niño que vio en el césped una cama a cielo abierto, está a punto de cumplir cinco años, y la asistencia que le prometieron a su mamá, Irma López, permanece en el cauce de la grosera apatía gubernamental.
Hoy, ya nadie se acuerda de ellos, ni mucho menos aquel secretario de salud -Germán Tenorio- que llegó a verlos, a abrazarlos y prometerles la conclusión del hospital, pero que hoy ve su realidad desde una cárcel, acusado de desviar más de cien millones de pesos.
Apenas, este jueves, Sabino recibió su acta de nacimiento de manos del presidente municipal, Arturo García Velázquez, a fin de que pueda iniciar clases debidamente y tener en orden sus documentos personales