Por Betillo Carmona | EL PIÑERO
Loma Bonita, Oaxaca, se prevé una grave escasez de piña debido a las inusuales altas temperaturas y prolongadas sequías que afectaron la región en meses atrás.
Los agricultores locales informan que la calidad de la producción se ha visto severamente comprometida, con piñas que no han alcanzado el desarrollo adecuado.
El problema radica en que las piñas no han logrado formarse correctamente, ya que las condiciones extremas de calor y deshidratación han impedido la formación de los “ojos” necesarios para el desarrollo de la fruta.
Esta deficiencia afecta el proceso de inflorescencia, crucial para la formación de la piña.
La sequía también ha impedido que las lluvias lleguen a tiempo, privando a las plantas del agua necesaria para su crecimiento.
Los agricultores han tenido que enfrentarse a un déficit significativo en su cosecha, con una reducción del 35% en el rendimiento de las hectáreas cultivadas.
La falta de formación de los ojillos ha llevado a la ausencia de frutos, los cuales de los 40% se sembró un 35 % de las cosechas afectadas por la sequía sin posibilidades de ser aprovechadas ni siquiera para jugo.
Por otra parte, productores están comenzando a cambiar su enfoque hacia la variedad MD2, que es más demandada en el mercado y para exportación.
Esta variedad tiene un precio más alto en comparación con la piña Cayena, que ha visto una disminución en su demanda debido a su sabor más ácido y tamaño mayor y más económica.
El cambio en las prácticas de cultivo y la priorización de la variedad MD2 buscan contrarrestar los efectos adversos de las condiciones climáticas extremas. Sin embargo, los productores que cultivaron en los meses más cálidos y sin lluvias enfrentan una posible quiebra, con expectativas de una reducción significativa en la producción anual de piña, que podría caer de 125 toneladas a aproximadamente 85 toneladas, con una mayor proporción de MD2 en comparación con Cayena.
El futuro del cultivo de piña en Loma Bonita dependerá de la capacidad de los agricultores para adaptarse a las nuevas condiciones y optimizar el uso de productos biológicos para restaurar la flora microbiana del suelo, mientras enfrentan los retos impuestos por el cambio climático.