Ciudad de México, 3 de diciembre (SinEmbargo).– Este lunes despegó el avión presidencial rumbo a San Bernardino California, Estados Unidos, para su venta, así lo transmitió en vivo el Gobierno de México.
Desde antes de la campaña electoral, el ahora Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, puso como ejemplo del despilfarro este avión adquirido por Felipe Calderón Hinojosa y disfrutado por Enrique Peña Nieto. AMLO usó la frase “ese avión no lo tienen ni Obama” opara destacar el lujo de la aeronave adquirida con presupuesto federal.
El mandatario mexicano, quien asumió el sábado, voló en un vuelo comercial el domingo mismo hacia Veracruz, para encabezar un evento con el ahora Gobernador Cuitláhuac García. Ha dicho que todo el sexenio utilizará líneas comerciales en vez de la flotilla oficial, que en su conjunto será vendida.
La Fuerza Aérea Mexicana fue la encargada del traslado y la custodia temporal del avión, mientras que dos mecánicos especialistas en mantenimiento de aviación realizaron las tareas que dictan los manuales del fabricante de la aeronave.
La aeronave fue utilizada para el transporte del Ejecutivo federal desde el 3 de febrero de 2016. El avión de 57 metros de longitud cuenta con una capacidad máxima de 80 pasajeros y fue utilizado durante dos años diez meses para realizar un total de 214 operaciones.
El Boeing 787-8 se adquirió en 2012 por 218.7 millones de dólares (187.6 millones de euros), equivalentes a 2 mil 952.4 millones de pesos, con un tipo de cambio de 13.50 pesos por dólar.
El avión tiene nueve años de antigüedad porque salió de fábrica en 2009 y considerando que una aeronave se deprecia entre 5 por ciento y 8 por ciento cada año, ahora puede tener un valor de 103.1 millones de euros (120.2 millones de dólares), de acuerdo con un vendedor de aviones privados. Pero como se configuró para uso del Gobierno, todo ese equipamiento se va a perder porque no tiene ningún valor para una aerolínea comercial, por lo que se puede vender por 30 por ciento de su precio original.
En 2016, cuando se entregó el avión, el Gobierno mexicano dio a conocer una evaluación de la firma Ascend Flightglobal Consultancy sobre la conveniencia de venderlo. El cálculo fue que venderlo a una aerolínea comercial en enero de 2019, sería por un valor de 70 millones de euros (81.6 millones de dólares), es decir, 37 por ciento de lo que se pagó por él. Y si se le vendiera a un cliente privado, sería por alrededor de 121.8 millones de euros (142 millones de dólares).
El avión cuenta con un menor número de asientos que el de una aerolínea comercial, 80 contra los 274 del nuevo Boeing 787, cabinas especializadas, oficinas y salas privadas, estancias y dormitorios, pero todo eso no tiene ningún valor para una aerolínea comercial. Y para reconvertir el avión presidencial para transporte regular de pasajeros, se tienen que invertir entre 8 y 12 millones de euros, de acuerdo con la firma Ascend Flightglobal Consultancy.
A TODO VAPOR
López Obrador comenzó el lunes su Gobierno como había prometido: con una reunión con todo el gabinete de seguridad, una conferencia de prensa -algo inusual en sus predecesores- y un mensaje contundente: “Tengo las riendas del poder en las manos, es decir, hay gobierno en México”.
Flanqueado por los mandos de las fuerzas armadas y los responsables de Gobernación y Seguridad, López Obrador dijo que el objetivo de estas reuniones matutinas es tomar el pulso real de la situación de todo el país y garantizar la seguridad de los mexicanos.
Sobre la lucha contra el narcotráfico, aseguró que no hará “ningún tipo de acuerdo ilegal” con miembros del crimen organizado y señaló que el Ejecutivo tiene muy claro que tiene que “haber una frontera entre autoridades y delincuencia. Cuando ya no hay esa frontera, ya no existe autoridad”.
Abrir un espacio con los medios para someterse a todo tipo de preguntas es uno de los ejemplos del nuevo estilo de gobierno que se ha inaugurado en México. “Díganme si esto no es un cambio”, bromeó con los reporteros.
En el pasado los presidentes mexicanos pocas veces ofrecían conferencias de prensa, pero López Obrador prometió hacerlo casi todos los días, de forma similar a como cuando fue Alcalde de la Ciudad de México entre 2000 y 2005.
Arribó al Palacio Nacional en el mismo automóvil compacto blanco que usaba antes de asumir el sábado, rechazó la guardia militar utilizada por presidentes anteriores y viajó con una pequeña comitiva de asesores.
López Obrador se ha mostrado cercano con la ciudadanía y su primer viaje como Presidente el domingo al estado de Veracruz fue en un vuelo comercial y sin seguridad mientras se inicia el proceso de venta del avión presidencial para cumplir con la “austeridad republicana” y el ahorro que ha prometido.