- Escribirá otro con Ricardo Ravelo
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: El segundo libro de Noé Zavaleta, corresponsal de Proceso en Veracruz, ya entró a talleres. Y ni modo de parar máquinas. Es sobre los desaparecidos en el país, incluido el estado jarocho. Por lo pronto, hasta el momento de la impresión de la portada, tiene un nombre provisional. “Los buscadores… de vida”. Y/o “Los buscadores de los desaparecidos”.
Incluso, y sin entrar en arrebatos celosos, en tanto su colega y hermano menor, Ignacio Carvajal García publicó su primer libro, “Romper el silencio” y que cuenta la historia de los reporteros en el frente de batalla, mejor dicho, en el centro del infierno describiendo las historias de sangre y muerte, el libro de Zavaleta Vázquez narra la historia de las madres y los padres de los hijos “levantados” buscando a sus seres queridos.
El libro incluye historias en los estados de Veracruz, Sinaloa, Durango, Michoacán, Coahuila, Durango y Tamaulipas.
Los coordinares son Noé y Germán Canseco, fotoperiodista de Proceso. Y entre otros, participan Marcela Turati y Juan Eduardo Cedillo, también del semanario fundado por don Julio Scherer García y que en unos días cumplirá 41 años de edad.
PASAMANOS: El tren, dice el chamán, sólo pasa una ocasión en la vida y si la persona ni siquiera, vaya, se trepa en el cabuz, entonces, perdió la más grande posibilidad de la historia para hacer y ser.
Por eso, luego de entregar a la editorial de Proceso su segundo libro (el primero fue “El infierno de Javier Duarte, crónica de un sexenio fatídico”), el maestro Noé Zavaleta calienta el brazo, mejor dicho, ya está caliente para escribir el tercero.
Será al alimón con el escritor (ha publicado nueve libros), Ricardo Ravelo Galo, durante más de veinte años reportero en Proceso, egresado de la facultad de Comunicación de la Universidad Veracruzana y columnista del portal “sinembargo”.
Incluso, el arcoíris de temas se les ha multiplicado y aun cuando tienen el índice de uno sopesan y vuelven a sopesar si se van por una nueva historia del narcotráfico en el país, o en contraparte, se centran en la corrupción política en Veracruz, tomando como símbolo a Javier Duarte, quien con Karime Macías continúan sorprendiendo al mundo con sus fechorías y trastupijes.
Es más, calibran dar de plano el salto mortal y escribir sobre el Veracruz de hoy, donde todos los días hay secuestrados, desaparecidos y muertos y en que están asesinando a niños y mujeres.
CASCAJO: Quizá ningún reportero como Noé Zavaleta tiene una mirada de largo alcance, y por eso mismo, alterna los días de cada semana con Xalapa, la sede de su corresponsalía, y/o alguna demarcación local donde la noticia esté ocurriendo, y con la capital del país.
Viajero infatigable, lleno de curiosidad (uno de los atributos del buen diarista), se relaciona con sus colegas de la Ciudad de México y de los corresponsales de la prensa internacional, pensando en el futuro que sigue y que algún día habrá de llegar.
Así, continuará el camino de su maestro Ricardo Ravelo, quien un día quemó las naves en Veracruz y partió a un nuevo destino que le ha permitido, al momento, publicar 8 libros, además de caminar en parte del continente latinoamericano rastreando pistas sobre el tema central de su vida reporteril, como es el narcotráfico.
El libro “El infierno de Javier Duarte” lo proyectó a la dimensión nacional.
Incluso, colegas de otras entidades federativas lo siguen invitando, además para presentar su libro, para dictar una conferencia y/o impartir un taller o un curso sobre periodismo.
Y al mismo tiempo, para seguir reporteando, pues como enseñaba el maestro Elías Chávez, el genio de la crónica política, nada enaltece más que platicar con los reporteros de otras ciudades pues tienen el día con día bien afinadito y bien pulidito.
Si alguien, por ejemplo, preguntara a Noé sobre sus amigos reporteros del resto del país la lista sería interminable y se necesitarían varios pomos para precisar los nombres y los detalles.
RODAPIÉ: En el sexenio anterior, Noé necesitó cobijarse en las llamadas “Medidas cautelares” de la secretaría de Gobernación para recuperar la tranquilidad en su vida cotidiana pues como tantos otros colegas de Veracruz y del país llegó a sentirse espiado y acosado, incluso con expresas evidencias.
Ahora, parece haber recuperado la paz, pero le han enviado algunos calambres, como por ejemplo el hackeo de su celular del que los políticos malandros le extrajeron fotos personales, íntimas, y que a nadie interesan, y si en todo caso, las usan (como las usaron) fue para amedrentar y sembrar la incertidumbre y la zozobra.
Desde luego, el compañero está consciente de que cuando se ejerce “un periodismo sin concesiones”, la pluma se vuelve incómoda y todos, sin excepción, están expuestos desde un calambre y un susto hasta, y como se estilizaba en el sexenio anterior, el asesinato.
Pero desde hace ratito, Noé ya eligió su camino y “morirá en la raya”, pues “la conquista de la libertad sólo está en la calle” contando las historias, como asienta el Eclesiastés, tal cual, con la crudeza de los hechos, simple y llanamente, contando lo que sucede.
Y más ahora cuando ha dado el siguiente paso en la madurez reporteril como es escribir y publicar libros para dejar un testimonio imperecedero del momento que a cada quien le ha tocado vivir.