Luis Velázquez /Expediente 2019
03 de agosto de 2019
La vida, decía Lenin, es una lucha diaria. Se lucha, decía el sicólogo Víctor Frankl, “El hombre en búsqueda del sentido”, por una causa social, una causa religiosa o una causa familiar.
Por ejemplo:
AMLO lucha para perpetuar a MORENA, mínimo, unos doce años en el Palacio Federal, aun cuando para el politólogo Carlos Ernesto Ronzón Verónica, bien podría rebasar a Plutarco Elías Calles quien impusiera a cuatro presidentes de la república.
Marcelo Ebrard Casaubon, secretario de Relaciones Exteriores y el senador Ricardo Monreal, quizá la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheiunbaum, luchan por la candidatura presidencial de MORENA en el año 2024.
Los priistas, con todo y estar noqueados en el ring político, luchan por volver al poder.
Los panistas, por recuperar el paraíso perdido, doce años en Los Pinos.
Rocío Nahle, Ricardo Ahued, quizá Éric Patrocinio Cisneros Burgos, Manuel Huerta Ladrón de Guevara y Amado Cruz Malpica, sueñan con el año 2024, la candidatura a gobernador.
Pepe Mancha sueña con perpetuarse en el CDE del PAN, como de igual manera también con asumir la presidencia azul Joaquín Guzmán Avilés.
Miguel Ángel Yunes Linares sueña con lanzar a uno de sus dos hijos como candidatos a la silla embrujada del palacio. Incluso, él mismo, amarrar la candidatura pluri a diputado federal en el año 2021, y si se puede, al primogénito, para alternar la curul en el Congreso de la Unión.
Los 40 presidentes municipales del PRD y los diez de la Cuenca del Papaloapan y los ediles de la sierra de Pajapan, en el sur de Veracruz, sueñan con una audiencia con el gobernador, negada de forma sistemática.
El diputado local, ex priista, ex panista y ex perredista, ahora, claro, de MORENA, José Manuel Pozos Castro, sueña, primero, con la candidatura a presidente municipal de Tuxpan para un hijo, y segundo, él mismo, todo indica, con tumbar a Cisneros Burgos de la secretaría General de Gobierno para adueñarse del segundo cargo público más importante del gobierno de Veracruz.
Luchan Gonzalo Morgado Huesca, Felipe Amadeo Flores Espinoza y Héctor Yunes Landa, con tener sus partidos políticos, en unos casos, luego de tantos años de militancia priista, y en otros, con su organización política alterna y en donde por lo general desfilan las mismas caras de todos los tiempos.
Sueña Carlos Brito Gómez con morir como presidente de la Comisión de Asuntos Internos del CDE del PRI, y por eso mismo lucha cada día para mantenerse en pie, Matusalem del siglo XXI en Veracruz, la tierra prometida.
LOS JODIDOS TAMBIÉN SUEÑAN
Muchos otros sueñan. Y luchan, claro, por el ideal, la utopía, la esperanza, la posibilidad.
Luchan, por ejemplo, los 6 millones de los 8 millones de habitantes de Veracruz con salir de la pobreza y la miseria en una entidad federativa pródiga en recursos naturales, pero habitada por gente jodida.
Y lucha cada día un millón de paisanos para hacer las tres comidas reglamentarias pues ahora, y dada la precariedad, solo hacen dos.
Lucha el millón de paisanos migrantes ilegales en Estados Unidos con regresar a la tierra jarocha si existiera la posibilidad.
Y luchan los miles de jefes de familia por tener un empleo digno, estable, pagado con justicia social y con las prestaciones sociales, económicas y médicas establecidas en la Ley Federal del Trabajo.
Y en cada amanecer luchan los padres de familia para lograr un trabajo para sus hijos egresados de la universidad, pues el gran fracaso de la política económica ha llevado a la más terrible y espantosa desesperación familiar, económica y social.
Y luchan los cientos, miles quizá de padres de familia con encontrar a sus hijos desaparecidos desde el sexenio de Javier Duarte.
Y luchan las mujeres para detener, frenar, disminuir, achicar, la pavorosa ola de asesinatos, 145 feminicidios en los últimos 8 meses de MORENA gobernando Veracruz.
Luchan las guardias comunitarias, autodefensas también les llaman, por garantizar la seguridad en la vida y en los bienes ante el principio de Peter de la Fuerza Civil, las corporaciones policiacas tanto estatales como municipales y hasta de la Guardia Nacional.
Y luchan los vecinos organizados en sus pueblos, colonias, barrios y fraccionamientos para enfrentar a los malandros quienes siguen imponiendo la agenda pública de cada día.
Sueñan, incluso, el medio millón de analfabetas de Veracruz con aprender a leer y escribir, conscientes de estar convertidos desde hace varios gobiernos en una bandera populista y demagógica, pues cada nueva elite política “se corta las vestiduras” en su nombre pero solo quedan en el discurso barato y ramplón.
Soñar, en todo caso, luchar incluso, nada cuesta. Y ningún permiso se necesita para continuar soñando, de igual manera como describía Napoleón Bonaparte el trabajo de un político, como es vender esperanzas.
Los políticos, entonces, subastando esperanzas, y la población soñando, vaya estrategia para construir una nación.
Soñar, no obstante, dice el viejito del pueblo, permite unas horas de optimismo y levantar la moral un ratito.