Sexo en los parques, Parteaguas en Guadalajara

Luis Velázquez /Barandal29 de agosto de 2019
ESCALERAS: En Guadalajara han dado el campanazo más importante del siglo XXI en las costumbres y hábitos, digamos, amorosos, acaso sexuales. El reglamento de Buen Gobierno del Ayuntamiento de la capital de Jalisco aprobó en sesión de Cabildo las relaciones sexuales de las parejas en la vía pública.
Claro, con una condicionante: siempre y cuando ningún ciudadano envidioso, un vecino, un peatón, una pareja conservadora, se queje.
Guadalajara se coloca, pues, a la altura de los años sesenta cuando los Beatles y los Rolling Stones abanderaran la tendencia mundial, tiempo cuando la libertad sexual (el amor libre, la pareja igualitaria, el consumo de droga, las minifaldas, el pelo greñudo, el consumo de pastillitas para acelerar la posibilidad sexual, etcétera) alcanzara dimensión estelar.
En el país, Avándaro fue el símbolo. A la mitad de aquel concierto, una chica (siempre se dijo originaria de Poza Rica) subió al estrado y se puso a bailar de la manera más sensual y poco a poco, en un streap-tease, se fue desnudando.

PASAMANOS: La relación sexual en la calle siempre ha existido. Significa, de entrada, un vértigo, emoción trepidante, locura mágica. En el siglo pasado, por ejemplo, en Boca del Río, cuando el fraccionamiento Costa de Oro estaba casi casi deshabitado, un jefe policiaco, Rafael Caracas, solía lanzarse a la caza de parejas furtivas, intensas, frenéticas, haciendo el sexo en sus coches en alguna calle del fraccionamiento. Desnudas se las llevaba a la comandancia y luego hablaba a los padres y/o a los esposos para que pagaran la multa. El jefe policiaco se divertía.
Ahora, y mientras, por ejemplo, en Veracruz, siguen debatiendo en la LXV Legislatura sobre el aborto y el matrimonio igualitario, en Guadalajara, la región por excelencia con Guanajuato del movimiento cristero, el Ayuntamiento ha dado un paso singular. “Veinte y las malas” que trascenderá en el país, pero también en el continente.
Enrique Alfaro, el gobernador que ganara en las urnas nominado por el Movimiento Ciudadano de Dante Delgado Rannauro, estará feliz. El amor libre, mejor dicho, el sexo libre, en la vía pública, en el cochecito.

CORREDORES: De acuedo con el Bando Municipal, las parejas ansiosas y deseosas, fermentadas en el vértigo de la emoción efímera, darán vuelo a la hilacha en autos, pero también, en los parques y hasta en las banquetas.
Y lo insólito, así los policías los sorprendan, ninguna pareja será detenida.
Claro, las relaciones sexuales en la vía pública será multadas con una queja ciudadana de por medio, digamos, una sanción administrativa, se ignora si equivalente a los 300, 400 pesos que suelen cobrar en un motel.
Pero “lo bailado… nadie se los quitará”.
Los hippies de América Latina y del mundo llegarán a Guadalajara. La modificación a la ley en Guadalajara jalará más, mucho más turismo que el inventito de “Veracruz se antoja”. Y más ahora, cuando los museos han perdido el interés turístico. Y también, claro, los chorizos de los Pueblos Mágicos y los Récord Guinness.

BALCONES: Guadalupe Morfín, regidora de Guadalajara, fue una de las ediles más interesadas en la aprobación del nuevo articulado. Lo dijo así:
“No mortifiquemos a quienes por no tener dinero para un motel hacen el sexo en su automóvil en la vía pública o en un parque”.
Las buenas conciencias pondrán “el grito en el cielo”. Dirán que en Jalisco las costumbres, la ética, la Cartilla Moral claro, han sido relajadas. Pero sin ninguna duda, millones de parejas vivirán la fascinante aventura.

Comentarios

Comentarios