Gabriela Samela
México.- Para quien nunca viajó a China, las imágenes del país pueden figurársele como un álbum de fotografías en blanco y negro. Pero nada más lejos de la realidad. Impulsada por la apertura económica y su acelerada inserción en el mercado occidental, China combina el régimen político comunista con un intenso crecimiento comercial y urbano.
Ubicada en el sudeste del país, en el Delta del Río Perla y fronteriza con Hong Kong, la ciudad de Shenzhen es un símbolo de esta transformación.
Floreciente centro comercial, cluster de startups y grandes empresas tecnológicas, ciudad verde pero llena de rascacielos, Shenzhen era hasta hace sólo 39 años – y como había sido desde unos 1.700 años anteriores- una pequeña aldea agricultores y pescadores.
La transformación
Los impresionantes edificios de Shenzhen, China (Qilai Shen/Bloomberg china).
En 1979, Deng Xiapoing, líder del partido comunista y “padre” de la reforma económica, dispuso la creación de cuatro Zonas Económicas Especiales, una de ellas en Shenzhen. El nuevo régimen habilitaba las inversiones extranjeras y la iniciativa privada, por lo que la vieja aldea fue transformada por completo para crear la infraestructura que permitiera recibirlas. Así, comenzando los 80, llegaron al lugar 20.000 constructores para edificar los primeros edificios y caminos.
La ciudad experimentó en pocos años una transformación sin precedentes: hoy hay 10 millones de habitantes y 49 edificios que superan los 200 metros de altura, mientras otros 48 rascacielos están en construcción.
El edificio Diwang o Shun Hing Square, es un emblema del centro financiero de Shenzhen. Mide 384 metros de alto y a principios de los 90 marcó un récord: se construyeron 4 pisos en 9 días. Hoy se puede subir hasta el piso 69, visitar el Meridian View Center y tener una vista panorámica de la ciudad.
El Ping An Finance Centre -propiedad de una compañía de seguros china- es el cuarto edificio más alto del mundo y el primero en Sehzhen. Se encuentra entre las montañas y la frontera con Hong Kong y tiene 599 metros de altura.
Fue también en los 90 que, en torno a la ciudad, se establecieron los primeros parques industriales. Unos años más tarde, en la década siguiente, si impulsó la creación de un centro universitario enfocado en la formación de personal altamente calificado para abastecer al sector tecnológico.
De ese modo, Shenzhen fue modelando un perfil innovador y de negocios. Hoy concentra 50.400 millonarios, según datos de la Hurun Rich List of China, la cuarta ciudad de China con mayor cantidad de ricos.
Liu Ruopeng, uno de los millonarios de Shenzhen.
Museos y mercados
La breve e intensa historia de la ciudad a partir de la reforma económica puede verse en el Museo de Shenzhen. Un recorrido por sus tres plantas lleva desde la pequeña aldea y los trabajos de sus habitantes a la llegada de las obras, las visitas de los funcionarios, el diseño de la nueva ciudad y el avance económico, todo contado con objetos históricos, documentos y fotografías.
En el centro de la ciudad, la calle Huaquiang es la meca de los productos electrónicos. Como en cualquier otro lugar de China, es norma regatear y el dinero no conoce de barreras idiomáticas: calculadora en mano, se oferta y contraoferta hasta llegar a la cifra justa.
Otra vista del KK100, conocido como Diwang Building, Shenzhen.
No solamente su veloz crecimiento económico, edilicio y poblacional (algunos dicen que es la ciudad que más rápidamente creció en la historia) la hacen un lugar de interés. La franja algo alargada de Este a Oeste que ocupa la ciudad está surcada al norte por una línea montañosa y al sur por el Mar de la China Meridional, lo que suma atractivos para conocerla. Rodeada de parques y colinas, Shenzhen ofrece la posibilidad de paseos al aire libre.
Una posibilidad es el Parque Ecológico de Mangrove Seashore, frente a las marismas Mai Po de Hong Kong. Es un parque nacional ideal para observar aves: cerca de 200 especies migran anualmente a Mai Po y a los pantanos de Shenzhen. Además de caminar y observar aves, desde el parque pueden disfrutarse las vistas de Hong Kong.
Una opción para senderismo es el monte Wutong, el más alto de Shenzhen que, además, tiene la particularidad de encontrarse en una zona urbana y ofrecer un camino costero de gran vegetación, con ríos y cascadas. Desde la ciudad se llega al pueblo de Wutongshan que ofrece alojamientos, tiendas y vista al río.
Desde el camino costero se puede llegar a playas cercanas, como Dameisha o la península de Dapeng. Dameisha es muy concurrida los fines de semana y los días de fiesta, como el Festival de la Primavera, pero las playas son de arena suave y hay actividades acuáticas. Además, hay restaurantes para probar pescados y mariscos que se pueden seleccionar en el acuario y se cocinan a la vista.
MINIGUÍA
Cómo llegar. El pasaje desde Buenos Aires hasta Hong Konh para abril cuesta 38.000 pesos con Emirates. Desde allí, una hora en auto o en bus. Atención: a{un hay que hacer migraciones para pasar de Hong Khong a Shenzhen.
Qué hacer. Museo de Shezhen: Fuzhong 3erd road. Abierto de 10 a 18 horas, salvo los lunes. Entrada gratuita. Hay audioguías en inglés.
Monte Wutong: Se llega en subte desde la ciudad: Línea 1 LuoBao (Verde) a la estación Luohu. Luego, se toma el colectivo 211 que llega a la terminal del pueblo de Wutongshan. La subida hasta la cima toma 3 o 4 horas. La bajada, 2.
Playa Dameisha: queda a unos 12 km hacia el este de Shenzhen, en el distrito Yantian. Se puede llegar en el colectivo J1 desde Sea World. El camino toma una hora y media. El acceso a la playa es gratuito.
Dónde informarse. www.cnto.org