Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz, 05 de enero de 2017.-1 Hay sicosis burocrática con la Yunicidad. Cientos de empleados serán, son, despedidos. Unos, ni modo, “aviadores”. Otros, incluso desde hace varios sexenios, a quienes cada año les renovaban el contrato. Y los traían con la esperanza por delante.
En realidad, el mismo fenómeno social que se repite en el país. El exceso de trabajadores en las oficinas públicas.
Cada gobernador en Veracruz, por ejemplo, aumentaba la burocracia, sin que existieran razones. Digamos, más carga laboral.
Y de un sexenio a otro, cuando en la lógica de Tito Monterroso “despertaron el dinosaurio ya estaba ahí”. Y más vivo que nunca. Y multiplicándose.
Y ahora, cuando las arcas fueron saqueadas como nunca antes en la historia, y cuando se llegó a “una crisis humanitaria” con hospitales y clínicas públicas sin medicinas, sólo resta entrar en la austeridad.
Y la austeridad incluye, ni modo, enfrentar la realidad.
Y la realidad tiene el nombre de una excesiva burocracia.
Claro, en el proceso hay abusos. Por ejemplo, la versión de que el director del Instituto de Pensiones, IPE, en menos de un mes ya tenía 30 nuevos nombramientos, desde edecanes y asistentes hasta funcionarios.
Se dirá que unos se van y otros llegan. Pero, y en el caso del IPE, se habla de 15 barbies, las ladies tan famosas en el duartazo y en el fidelato.
Bastaría referir, en contraparte, que en la dirección de Comunicación Social hay unos 200 trabajadores.
Y lo peor: en una dependencia encargada del manejo de la imagen y la información del gobierno unos 50 reporteros que de por sí son un exceso, pero, oh paradoja, unos 70 en el área de administración, un exceso por demás inverosímil.
Nadie diría, con mesura, que todos entraron con Javier Duarte o Fidel Herrera. En el mejor de los casos vienen desde más atrás. Miguel Alemán Velasco y Patricio Chirinos Calero, por ejemplo.
Pero “haiga sido como haiga sido”, la elefantiasis burocrática ha aflorado.
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Hora de poner orden. Y más, en una capital como Xalapa que suele vivir, uno, de la burocracia; dos, de las pensiones estudiantiles, y tres, de los servicios.
El destino de un egresado de la Universidad Veracruzana y/o de cualquier otra casa de estudios superiores es en el aparato gubernamental.
Unos, como empleados. Otros, como “aviadores”. Y “aviadores” en muchos casos de varias dependencias. Más, mucho más, los llamados “influyentes”.
Famosa la historia, por ejemplo, de un reportero, profesor él mismo de escuela primaria, que tenía (¿tiene?) siete plazas en la secretaría de Educación, SEV, y a quien en el transcurso de los años cada gobernador en turno le fue otorgando una o dos y que sólo cuando fuera boletinado por la CNTE lo suspendieran en el medio.
Y sin menoscabo de Javier Duarte, el peor ex gobernador del país, “los aviadores” han existido desde siempre.
Sólo en la SEV, se afirma, más de 2,500, cuya lista el mundo político ofreció, quizá, acaso, dejando “la víbora chillando”, pues a la fecha, ningún nombre.
Famosa la lista de los profesores de las secciones 32 y 56 del SNTE comisionados (cobrar sin trabajar) ya con el líder sindical, ya con unos políticos, ya sin hacer nada, ya en tareas electorales.
El destino, sin embargo, alcanzó a la Yunicidad.
¡Y qué bueno!, pues si el senador Héctor Yunes Landa fuera el gobernador, ninguna duda de que todo seguiría igual, él mismo con la fama pública de que tiene a los suyos en la nómina oficial.
Y, además, como dice el politólogo Carlos Ronzón Verónica, con sueldos de lujo: más de 50 mil pesos.
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El despido de personal es inevitable. Solito, el paquidermo se está desmoronando.
Pero si unos burócratas son despedidos, con todo y varios sexenios de antigüedad, mal fario que otros los sustituyan.
Y si “unos aviadores” son relevados por otros, tantito peor.
Es la hora “de hacer más con menos”.
Y la hora, más aún, de pensar en el bienestar social.
Han sido muchos, demasiados, años de saqueo. Y de un enriquecimiento ilícito traducido en nuevos ricos sexenales. Y en todos los niveles. Un ex presidente municipal de Boca del Río lo resume así: “Dejé de ser alcalde y dejé de ser pobre”.
¡Basta ya, por ejemplo, de que los alcaldes impongan a sus esposas, hijos, hermanos y hasta novias en la silla edilicia!
¡Basta ya de mirar la política con sentido patrimonialista, cuyo caso explosivo, ruin y miserable se llama Javier Duarte!
Fidel Herrera, por ejemplo, igual que Duarte, con tantos excesos para sus ladies. Cargos públicos, cargos para sus amigas, tarjetas de crédito, casitas de regalo, viajes, negocitos.
El aparato gubernamental manejado como una hacienda porfirista y el gobernador y el alcalde en turno como un gerente general, administrador insaciable, feroz capataz.
Así, el caso de la burocracia excesiva y hasta de “los aviadores” resulta una caricatura, una vacilada.
Pero sumando personal de más en todos lados, el fin del mundo.
Por encima de ellos está el destino social del millón de indígenas y los dos millones de campesinos y los tres millones de obreros.
Seis de cada 10 habitantes de Veracruz en la miseria, la pobreza y la jodidez según CONEVAL.