Luis Velázquez/ Escenarios
14 de marzo de 2019
UNO. Sicosis cardíaca
La inseguridad en Veracruz está causando una sicosis sociológica y antropológica donde la naturaleza humana, y más de los políticos, aflora en su decibel más alto.
Por ejemplo:
La última fue del presidente municipal de Coatepec, pidiendo al pueblo que gobierna que “no caigan en sicosis”, porque es más la violencia mediática que la real.
Casi casi, el famoso “Toque de queda” que como una ocurrencia para acabar con el feminicidio tuvo como san Pablo a Damasco la diputada local, expanista Míriam Ferráez.
La obsesiva obsesión del diputado local de MORENA, José Magdaleno Rosales Torres, de seguir poniendo en la cancha política la renuncia del secretario General de Gobierno, primero, claro, porque pensaría que maniobró su foto desnuda en las redes sociales.
Segundo, por su fallido objetivo para destituir al Fiscal.
Pero más aún, porque de acuerdo con el Estado de Derecho, el titular de la SEGOB ha de coordinarse con el secretario General de Gobierno para garantizar el llamado Estado de Derecho y que en Veracruz está rebasado por el Estado Delincuencial, todos los días y noches la entidad jarocha chorreando sangre.
DOS. Efervescencia de un pueblo
La diputada local de MORENA, distrito Poza Rica, Adriana Paola Linares Capitanachi, rafagueando la yugular de los medios porque, dijo, “presionan demasiado al gobernador” con el tema de la seguridad porque apenas “está empezando”.
La reacción tardía de la LXV Legislatura con sus 26 diputados de MORENA para aprobar la Guardia Nacional y que aplicaran el mismo día cuando el Congreso de la Unión la aprobaba luego de que 18 gobernadores del país, menos el de Veracruz, se aplicaron en la encomienda de AMLO, el presidente que ayudara a todos a ganar en las urnas.
La advertencia de los vecinos de Mariano Escobedo cuando una mañana al despertar el presidente municipal descubrió atónito las mantas colgando en las casas y los árboles avisando que “ladrón que detengan… será linchado” como sucediera en Soledad Atzompa, el peor capítulo negro de Veracruz.
La otra advertencia de vecinos de la unidad habitacional Geo Los Pinos, en la ciudad de Veracruz, notificando a la autoridad que “ladrón que detenga… le cortarán las manos”.
Las marchas de cólera social en Coatzacoalcos que terminaran frente al palacio municipal y en donde el alcalde de MORENA se escondiera en su búnker para evadir la realidad.
Y de postre, la marcha de vecinos de Coatzacoalcos avecindados en la Ciudad de México huyendo de la inseguridad ante las oficinas de la Representación del Gobierno de Veracruz clamando el restablecimiento de la tranquilidad y la paz pública.
TRES. El secretario berrinchudo
La sicosis sociológica y antropológica de la inseguridad también incluye otros hechos.
Por ejemplo:
El secretario de Seguridad Pública, SSP, en su primer evento público en Coatzacoalcos en una escuela primaria “con pistola al cincho”, primero, porque durante sus casi treinta años de policía en Nuevo León siempre anduvo así, y segundo, para intimidar a los malandros, dueños del pueblo.
Además, la cantaleta del titular de la SSP de que ahora, con el sexenio de izquierda, todo mundo critica la ola de violencia cuando nunca antes en la yunicidad y el duartazgo la población protestaba, ¡vaya pretextito infantil!
El gobernador canturreando en sus redes sociales que “vendrán tiempos bonitos, muy bonitos, lo bonito entre lo bonito” para, según él, enviar un mensaje de paz a las familias en un Veracruz que hacia el día número 101 iban 453 asesinatos, de los cuales 147 son feminicidios, más 126 secuestros, en tanto 8 políticos y líderes sindicales han sido secuestrados y asesinados.