- La lámpara de Diógenes
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- UNO. Una sociedad secreta
Es la hora de formar una sociedad secreta en Veracruz. Sin llegar, claro, al modelo de Ku Klux Klan, tan ferozmente descrito por William Faulkner con los blancos sembrando el terror, incendiando casas y asesinando a la gente de color.
Sin llegar al FBI en tiempo de los Kennedy, por ejemplo, cuando Edgar Hoover, el jefe de jefes, los espiaba hasta cuando el presidente John F. Kennedy hacía el sexo con Marilyn Monroe.
Una sociedad secreta que en contraparte tenga fines nobles y generosos.
Uno de ellos, buscar a los políticos honestos y austeros tan anunciados por AMLO, el presidente electo, y Cuitláhuac García, el góber electo.
Pero que además de buscar a los políticos puros, impolutos, honrados “a prueba de bomba”, también que busque a los políticos impuros para cerrar la puerta y las ventanas a todos ellos.
Y a los tránsfugas de un partido político a otro, aun cuando, y por fortuna, MORENA ha anunciado que por ahora cerraron la admisión a los arribistas.
DOS. Los milagros existen…
La convocatoria para integrar una sociedad secreta parte de varios antecedentes históricos.
A: La lámpara de Diógenes buscando al nuevo hombre.
B: El sueño (fallido) de José Vasconcelos con su “Raza cósmica”.
C: La magia de Franz Kakfa de convertir a Gregorio Samsa en un insecto una mañana al despertar.
D: La brujería de Tito Monterroso de “cuando al despertar… el dinosaurio seguía ahí”.
E: El sueño de Juan Rulfo de que fue a Comala “porque le dijeron que ahí vivía su padre”.
F: La pócima de Julio Cortázar al descubrir los cronopios una noche cuando en el teatro levantó la mirada y en el techo miró colgados a todos ellos.
G: La utopía de León Tolstói de crear y recrear el paraíso terrenal en su hacienda para los campesinos.
Y es que si ellos lograron sus milagros, peor sería cruzarse de brazos para dejar de buscar a los políticos honestos y austeros de Veracruz a través de una sociedad secreta.
TRES. “Quien no arriesga… no gana”
Se necesita una sociedad secreta para, además de buscar al político nuevo de que hablan AMLO y Cuitláhuac, también se les busque a ellos para seguir la pista de su honestidad.
Benito Juárez, por ejemplo, tan honesto honesto honesto era que el primer acto de gobierno como presidente de la república fue otorgar cargos públicos a sus tres yernos.
Francisco Ignacio Madero, por ejemplo, era tan honesto que la primera acción de su presidencia de quince meses fue indemnizar a su familia por las haciendas despojadas en la Revolución por los mugrosos campesinos.
Nadie, claro, duda de que hay políticos honestos.
Y más si se considera que el Día del Juicio Final los muertos resucitarán.
Y aun cuando se corre el riesgo de que resuciten Adolfo Hitler, José Stalin, Benito Mussolini y Francisco Franco, entre otros, (¡Ay, nanita!), ni hablar, son los riesgos de las utopías.
Y han de correrse, pues, dice el viejito del pueblo, “quien no arriesga… pierde todo”.
CUATRO. Apóstoles de AMLO y Cuitláhuac
En cada nueva generación política encumbrada en el poder sexenal hay sociedades secretas.
Por ejemplo, se conocen como el primero y el segundo y el tercero círculo del poder y que suelen ser secretas y discretas, visibles, claro, pero también invisibles, pues nadie externo conoce los pactos en corto.
De algún modo funcionan, digamos, como los masones, cuyo saludito es un ligero apretón de manos y unas ligueras pulsaditas con el dedo índice para identificarse entre sí.
Así, la sociedad secreta para buscar debajo de las piedras y en las cuevas de las montañas, más que a Pedro el anacoreta, a los políticos honestos y austeros, urge ya, ya, ya, pues una parte de la población está maravillada “con el cambio de vida que se respira en las calles, las plazas y en cualquier lugar público” (Julio Cortázar) anunciando “los días bonitos” que Cuitláhuac suele cacarear luego de escuchar misa los domingos.
En el siglo pasado, si un perro mordía a un hombre había perdido su encanto noticioso y noticia era, por el contrario, que un hombre mordiera a un perrito callejero.
Ahora, la noticia es anunciar a ocho columnas que con la ayudadita de la lámpara de Diógenes, AMLO y Cuitláhuac encontrarán al político nuevo de la república amorosa y la Constitución Moral y
que ni siquiera, vaya, los tuvo Jesús con sus doce apóstoles, todos pescadores humildes, sencillos, modestos y honestos “a prueba de bomba”, salvo, claro, Judas.
CINCO. Riesgo del pitorreo
Pero, cuidado, en la búsqueda angustiosa y angustiante bien puede resbalarse en el pitorreo.
Por ejemplo:
En el aviso económico de la prensa escrita suelen publicar un anuncio diciendo:
“Se vende o alquila casa”.
También aparecen otros anuncios curiosos como, por ejemplo:
“Aquí se hace tru-tru”.
En la tienda de la esquina siempre hay un anuncio singular:
“Hoy no fío, pero qué tal mañana”.
Alguien por ahí, un cronopio travieso y juguetón por ejemplo, podría publicar el siguiente anuncio económico:
“Se busca un político honesto”.
El riesgo es que al día siguiente aparezca otro anuncio con la siguiente leyenda:
“Disculpe las molestias. Circulación cerrada. Limpiamos el drenaje”.