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Soluciones “ya, ya, ya” a desaparecidos exigen familiares

Staff El Piñero

Texto por Arantxa Arcos/blog.expediente.mx para el Piñero de la Cuenca

Xalapa, Ver.- Más de cuatro horas deben esperar familiares de personas desaparecidas en Veracruz para ser atendidas por las instancias gubernamentales como la Comisión Estatal de Atención Integral a Víctimas del Delito (CEAIV), la Fiscalía General del Estado (FGE) y la Subsecretaria de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobierno (Segob).

Desde las 7 de la mañana, familiares víctimas de desaparición forzada arribaron a la CEAIV.

La titular de dicha dependencia, Mireya Toto Gutiérrez no acudió a su trabajo, pero ordenó a los empleados negar acceso a menos que tuvieran agendado una cita.

“¿Quiénes son?”, preguntó una mujer que salió a la reja de la dependencia ubicada en la calle Adalberto Tejeda de la colonia Pumar.

“Somos víctimas del delito” gritaron hombres y mujeres en busca de un familiar desaparecido.

“¿Tienen cita?”, volvió a preguntar la empleada de la Comisión Estatal, sin mover la reja para permitir el acceso.

Cinco de los 12 colectivos que existen en Veracruz, estuvieron en la banqueta de la instancia gubernamental, reclamando el nulo funcionamiento de la misma, exigiendo la renuncia de Toto Gutiérrez que no acudió a labor este jueves 16 de febrero.

 

“Que renuncie, que renuncie” seguían reclamando los familiares de víctimas. Los minutos pasaron y decidieron caminar hacia la explanada de Plaza Lerdo, frente a Palacio de Gobierno, ahora ocupado por el gobernador panista, Miguel Ángel Yunes Linares.

A las once de la mañana, sin funciones de la Comisión Estatal de Atención Integral a Víctimas del Delito (CEAIV), extendieron cartulinas en el centro de la capital del estado, Xalapa.

“Ya, ya, ya” se escuchó de sus voces que cada día buscan pistas sobre hijos, hermanos, esposos o mujeres desaparecidos en los últimos diez años.

La manifestación duró unos minutos, debían trasladarse a las oficinas de la Fiscalía General del Estado (FGE), pues estaba programada la cuarta reunión con el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobierno (SEGOB), Roberto Campa Cifrián.

Abarrotando la sala de espera, algunos sentados en las jardineras, otros consumiendo café o un cigarro para contener el descenso de la temperatura, esperaron otras cuatro horas la atención de las autoridades que presuntamente buscan a sus familiares.

“NO SOMOS DELINCUENTES”

Para  la 13:30 horas, dos horas de espera, no aguantaron el frío y decidieron entrar a la fuerza a la sala donde realizan las reuniones con las autoridades convocadas.

“Dejen que me autoricen”, clamaba el guardia de seguridad a las familias en espera.

“No somos delincuentes, no traemos balas, no tenemos palos”, respondió Lucía de los Ángeles Lagunes, coordinadora del Colectivo Solecito Veracruz.

Entre los reproches, otras madres expresaron; “Lo que nosotros vivimos no se lo deseamos a nadie”, “Ya sabemos que es el tercer piso”, “Hágase a un lado por favor”, “Tenemos mucho rato paradas esperando”, “Es infame el trato que dan a otros seres humanos”, entre otros.

Un varón no pudo contener a las familias en espera. Pasaron el filtro de revisión y caminaron hasta el tercer piso, en la sala de juntas de la FGE.

La molestia seguía en el aire. Los minutos transcurrían y los encargados de logística continuaban diciendo “ahorita vienen, ya están cerca”.

El proyector en la sala transmitía el logo de la dependencia. Las sillas poco a poco fueron ocupadas por las familias.

El reproche por la ineficiencia llenó el aula y los oídos de los presentes.

“Me dijeron que me espere, que ellos me avisan, pero hasta ahorita no se han tomado la molestia de decirme cuál es el proceso o en qué van”, exclamó Griselda Barradas Huesca, madre del agente del Ministerio Público localizado en una fosa clandestina en el puerto de Veracruz, Pedro Alberto Huesca Barradas.

Su voz relataba a las presentes la localización de su hijo, desaparecido el 15 de abril del 2013 en Cardel, municipio de La Antigua, y localizado hace dos meses por colectivos que escarban restos humanos en el fraccionamiento Colinas de Santa Fe.

Su intervención se conectó con otros dos casos, de la zona sur, en Coatzacoalcos.

José Eduardo Velásquez Cortaza de 21 años, desaparecido desde el 2014, cuando lo levantó un grupo armado con su padre mientras ambos descansaban en casa, ya fue localizado y espera en el Servicio Médico Forense (SEMEFO) de Cosoleacaque.

Otro varón de la zona sur espera los trámites de la FGE en una fosa común. Sus familiares lo reportaron secuestrado en julio, tres meses después, en octubre, lo ubicaron convertido en una osamenta, con la ropa que portó con última vez en vida.

Ambos casos de la zona sur se conectaron con la desaparición forzada de Julissa Sánchez. Su padre, Moisés Sánchez dijo ya ubicar sus restos, donde vincula a elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).

No entregan el cuerpo a su padre Sánchez por también esperar los trámites de la Fiscalía.

Entre el relato del padre de Julissa, comparó al actual fiscal Jorge Wínckler Ortiz con su antecesor, Luis Ángel Bravo Contreras.

“Luis Ángel era de plano un corrupto, nos recibía, pero ahí nos llevaba; éste ni siquiera da la cara. No entiendo por qué este fiscal nuevo no dice o no investiga cómo debe ser: que no hay dinero para el ADN, que no hay dinero para esto, que no hay dinero para lo otro, ¿en qué estado estamos? Un estado fallido, no se vale”, abundó.

“NO SABÍA QUE EL FISCAL TAMBIÉN ERA CHOFER”

La llegada de Campa Cifrián y Wínckler Ortiz se trasfirió a la sala con sillas y alejada del aire frío de Xalapa.

Los citados a la reunión continuaban reprochando la impuntualidad de los funcionarios. Un empleado de la FGE salió a ofrecer disculpas por enésima vez, comentando que Wínckler había ido por Campa al aeropuerto de Veracruz, “Heriberto Jara Corona”.

La justificación molestó más, consiguiendo exclamar “No sabíamos que el fiscal también era chofer”.

Una hora más paso y para las 14:30 horas los murmullos cesaron y se levantaron de sus sillas para recibir a ambos funcionarios que arribaron a las oficinas ubicadas en Arco Sur, dándoles la espalda.

Roberto Campa Cifrián saludó a cada familiar de desaparecido presente, a metros de él, Jorge Wínckler se sentó en su lugar y esperó que el funcionario federal terminara su recorrido a la mesa redonda.

La espalda de los familiares de desaparecidos se exhibió por algunos segundos. Wínckler ignoró, prefirió checar el sonido de los micrófonos a ocupar.

Al tomar asiento cada convocado, el subsecretario de Derechos Humanos en la Secretaría de Gobierno (SEGOB), Roberto Campa Cifrián exclamó unas palabras de disculpa.

“Quisiera suplicarles una disculpa, no hubo manera de aterrizar en la ciudad de Xalapa. Esperamos para salir de la Ciudad de México, a que subiera la temperatura para que pudiera aterrizar en Xalapa, lo cual fue imposible, tuvimos que aterrizar en Veracruz y venir por tierra, sabiendo la importancia que tiene esta reunión”.

Las disculpas fueron aceptadas, pero focalizaron la actitud del fiscal general que decidió viajar hasta el aeropuerto y no recibir a las familias de desaparecidos.

“Al fiscal no sé cómo tomar su ausencia y desatención de dejar a alguien que se encargara de recibirnos, ha sido un atropello, una humillación, el fiscal no se ha metido en la cabeza que las víctimas tenemos derechos y sentimientos”, dijo Lucía de los Ángeles Lagunes, representante del Colectivo Solecito en Veracruz.

“Ok” respondió Wínckler mientras los reproches por su función seguían.

 

“Usted queda muy mal por su educación como persona, como educación formal de su casa y como todo lo que conlleva como ser humano, el trato a otros seres humanos”, continuó Ángeles Lagunes.

El fiscal esperó y pidió nuevamente disculpas, argumentando que “hay situaciones que no están a su control, que no volvería a pasar”.

“¿Qué no está en su control?”, preguntaron, molestando a Wínckler que respondió: “Les pido respeto por favor”.

Los familiares le echaron en cara que el respeto exigido por él, no lo cumple con las afectadas, víctimas del delito. Le señalaron tener que entrar a la fuerza para ser atendidas.

“¿Entraron a la fuerza a la fiscalía?, preguntó Wínckler, “ah ok”, continuó.

Su sólo “Ok” en cada respuesta enfureció más a las víctimas del delito que esperaron más de cuatro horas su demora.

A diferencia de cada evento donde es recibido el fiscal, no transmitió en vivo con su celular, tampoco capturó imágenes para presumir en sus redes sociales, se molestó de las críticas que emitieron los presentes.

Minutos más tarde, las puertas de la reunión se cerraron, desarrollando la cuarta reunión privada de Campa, Wínckler y colectivos de desaparecidos.

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