- Rectora pronuncia “seguridad” en campus, alumnos la señalan por caminar “custodiada” hasta en los propios pasillos
•José Augusto tenía promedio de 9.5 en la Facultad de Ciencias Químicas; tramitaba intercambio a Francia
•Amigos, catedráticos y universitarios exigen seguridadArantxa Arcosblog.expediente.mx Para El Piñero de la Cuenca
Veracruz.- Los planes para mejorar la vida de su familia quedaron truncos al ser asesinado de dos puñaladas al oponerse a un asalto mientras atendía una papelería en Xalapa, la capital del estado de Veracruz.
José Augusto Zavaleta Salas, estudiante de Ciencias Químicas en la Universidad Veracruzana (UV), murió en el Hospital Regional “Luis F. Nachón” por las severas lesiones internas que dejaron dos puñaladas en su cuerpo.
“Augato”, como lo recuerdan sus amigos y compañeros cercanos de Facultad, lo describen como un joven estudioso, interesado por mejorar la situación financiera de su familia y de paso, ayudar a más personas.
Héctor recuerda que la primera conversación con Augusto fue al tercer día de iniciar clases en la Facultad, a unos pasos del Estadio Xalapeño “Heriberto Jara Corona”.
Los conocimientos emitidos en una clase no fueron del todo comprendidos por Héctor. A un lado estaba sentado Augusto. ¿Quieres ayuda?, le preguntó Augusto a Héctor. Pregunta que quedó plasmada como recuerdo de una corta amistad universitaria.
“En esos instantes, sin conocerme, me ofreció su ayuda y ahí te das cuenta del tipo de persona que era y valía. No tenía novia, estaba súper concentrado porque decía que su obligación era estudiar y no quería defraudar a su familia”, relató Héctor.
Augusto cursaba el cuarto nivel de Lengua Francesa en el semestre en curso. El nivel tres era insuficiente para conseguir todos los requisitos necesarios para una movilidad universitaria en alguna institución educativa en Francia o España.
La ilusión de estudiar en el extranjero y de paso, conseguir un mejor empleo para optimizar la situación de su familia, iniciaron con cambiar su residencia. Augusto vivió dos años y medio con su tía. Sus padres y hermanos se quedaron en la localidad de Mafafas, situado en el municipio de Tepetlán, en el estado de Veracruz.
“Augusto era un joven tranquilo, trabajador y dedicado al estudio, a la escuela, nada más. Él venía de la casa de su tía, se quedaba y en las horas libres se iba a la biblioteca se iba a repasar. Jamás lo veías fuera”.
La molestia de Héctor se resume en recalcar que su amigo, “Augato”, no salió de una fiesta ni “andaba en malos pasos” o concurría sitios estigmatizados como recurrentes a incidentes delictivos.
“Era de las personas más inteligentes de la facultad. Siempre tuvo excelente promedio, notas, promedios, reconocimientos de todo tipo, de hecho estaba tramitando su movilidad, se iba a ir a otro país por intercambio”.
Desde el tercer día de iniciar la capacitación universitaria, Héctor pidió asesoría frecuente a Augusto. Augusto aceptó y forjaron un lazo de amistad concurrente en bibliotecas, pasillos o fonditas de la zona universitaria.
Los ojos oscuros de Héctor brillaron en cada momento que recordó a su amigo. La tensión en sus labios se rompió al citar cómo Augusto se desveló dos noches con él para ayudarlo a aprobar la experiencia educativa de Balance y Materia de Energía.
Para Augusto fue fácil. Para Héctor complicado, pero bastaron unas clases improvisadas de su mejor amigo. El resultado fue un diez en el examen.
“Gracias a él pasé muchos exámenes, nunca te pedía algo a cambio, en gratitud lo invitaba a comer o lo que sea, pero jamás pidió algo a cambio. Se alegraba que saliéramos bien, nunca era envidioso con sus cosas”.
Héctor también vive lejos de su familia. Ellos están en Tlaxcala, animándolo a seguir con sus estudios sin el mejor amigo y maestro que encontró al llegar a Veracruz.
“No me he desanimado por el tipo de cosas que han pasado pero si es una tragedia lo que pasó y esto si me desanimó”.
Este lunes 4 de agosto, dos días después del asesinato de su amigo Augusto, Héctor acudió a la Facultad en camisa blanca, como acordó con otros compañeros. El pacto se debió a organizar una protesta pacífica por el crimen de un joven excelente.
“NUNCA LA HABÍA VISTO EN PERSONA”
A la cita también llegó la rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Deifilia Ladrón de Guevara González. Recientemente reelecta para otros cuatro años más al frente de la Máxima Casa de Estudios en Veracruz.
La presencia de Ladrón complació parcialmente a Héctor. Su llegada fue por minutos. Sin intercambio de vivencias o peticiones entre estudiantes y la rectora.
“Le falta ser más abierta con la comunidad, que nos dé más confianza de poder contarle nuestros problemas o mandar por medio de oficios todo lo que pasa alrededor de la comunidad, y obviamente ella no se da cuenta”, refirió Héctor sobre la actitud de Ladrón de Guevara.
La rectora arribó caminando, subiendo las escaleras de la entrada principal a la Facultad de Ingeniería y Ciencias Químicas de la UV, en Xalapa.
Algunas palabras de consuelo intentó difundir a través de grabadoras, micrófonos y cámaras de video que se instalaron frente a su rostro.
“Lamentamos mucho su fallecimiento. Vengo a acompañarlos, sabemos que han detenido a los agresores de Augusto y en la medida que se combata la impunidad, se ataca el índice de seguridad en nuestras calles, en nuestro estado, en nuestra región”, externó Ladrón de Guevara a medios de comunicación.
Su improvisado discurso evadió culpabilizar al actual mandatario estatal, Miguel Ángel Yunes Linares o al secretario de Seguridad Pública (SSP), Jaime Téllez Marie, sobre el índice de inseguridad en la localidad.
“Tenemos muchos casos en Veracruz, algunos de los cuales han lastimado a miembros de nuestra comunidad. Tenemos cien mil personas en la Universidad Veracruzana, en nuestro territorio y vivimos la seguridad que es tema de todos los veracruzanos”, refirió la reelecta rectora.
Mientras Ladrón de Guevara ofreció entrevista a medios de comunicación, alumnos con ojos llorosos, sensibles por el asesinato de un compañero, murmuraban “es la primera vez que la veo aquí”.
Las respuestas de la rectora, a las preguntas de medios de comunicación, reiteraban que en los campus todo se emplea con seguridad. Descartando robos o situaciones de violencia por implementar supuestas acciones preventivas.
Héctor y José Luis, estudiantes de la UV, comentaron lo contrario. Sea de día o de noche, los asaltos y robos se dan en el interior y exterior de las facultades. La seguridad privada que autorizó la Rectoría no ha funcionado.
“Como estudiante pediría más seguridad, no que en cada esquina hubiera un policía, pero que, si estén pasando constantemente, que nos dejen hacer lo que venimos a hacer, que es estudiar”.
La presencia de la rectora no duró más de diez minutos. “Su camioneta está arriba”, comentaron al oído de Ladrón de Guevara, quien terminó de dar condolencias a los jóvenes universitarios y pedir a los catedráticos no emitir una oración por el descanso de su alumno.
Pasó el micrófono a un catedrático. El silencio permaneció algunos segundos. Sara Ladrón ascendió su unidad. Al paso le seguían cinco personas.
La orden se acató. Los amigos de Augusto tomaron el micrófono y rezaron un padre nuestro por su crimen. Por su descanso eterno después de sufrir un asalto en la papelería donde obtenía un salario que ayudaba a su familia y sus estudios.
“Cuidemos uno del otro, para que si nadie nos proporciona seguridad, nos cuidemos nosotros”, citó José Luis, amigo de Augusto.
José describió brevemente a su compañero de clases. Recordó a los presentes que recolectan dinero para depositarlo a la familia de Augusto, que este lunes 4 de agosto, sepultarían en la localidad de Mafafas, situado en el municipio de Tepetlán, en el estado de Veracruz.