Luis Velázquez Barandal
Veracruz.-26 de julio de 2017 ESCALERAS: Dueño de una fortuna incalculable (los Tiburones Rojos, casinos y una compañía constructora, entre otros), socio, se afirma en el pasillo político, de Víctor Flores Morales, el dueño del sindicato ferrocarrilero desde hace más veinte años, Fidel Kuri Grajales decía en el transcurso de la campaña electoral por la alcaldía jarocha:
“¡No me vengan con chingaderas! ¡Yo, perdiendo, gano!”.
Faltaban unos días para el cierre de la jornada cívica del 4 de junio y las neuronas de Kuri Kuri giraban alrededor de un solo eje, como es el billete que en millones de pesos le habían ofrecido un par de actores políticos.
El primero, el CEN del PRI, con veinte millones de pesos.
Y el segundo, el alcalde Ramón Poo Gil, cincuenta millones de pesos, con cargo, claro, al erario, de igual manera, como por ejemplo, fue trascendido que cuando César Camacho Quiroz era presidente del CEN del tricolor, Javier Duarte le entregó mil millones pesos (vía Tarek Abdalá).
Billete, desde luego, le sobra a Kuri, cuya fortuna se multiplicó en el Fidelato, cuando el góber fogoso le abrió las puertas a los negocios con la construcción de “Pisos Fieles” en la sierra de Zongolica.
Pero… para entonces, nada calentaba al “Tiburón Mayor”, porque estaban a unos días de terminar la jornada electoral y apenas, apenitas, le habían caído unos centavos.
El PRI, por ejemplo, le había ofrecido veinte millones de pesos, con la condición de elegir como candidato a la regiduría primero al licenciado Raúl Díaz Diez, presidente del comíté municipal del tricolor.
En un principio, Kuri aceptó la propuesta.
Pero en el camino, un trío de priistas, a saber, Anilú Ingram, Marlon Ramírez y Ramón Poo Gil, le echaron montón y le advirtieron que si llevaba a Raúl Díaz de candidato a regidor, entonces, el incendio que desapareció a Sodomora y Gomorra sería una vacilada.
Y más porque el trío había mostrado el puño, y antes, mucho antes, había lanzado, primero, a Gustavo Sousa Escamilla como precandidato, y luego, al panista Francisca Camberos, y después, al empresario José Antonio Sierra, el famoso socio del góber fogoso, y hacia el final de aquella contienda interna, a Fidel Kuri.
Incluso, habían desafiado a la delegada del CEN del PRI, Lorena Martínez, quien cabildeaba en la Ciudad de México la candidatura del ex líder de la COPARMEX, Jorge Koffau, y a quien, de plano, llevara a Enrique Ochoa Reza como el priista de todos los tiempos que ganaría en las urnas y descarrilaría al panista Fernando Yunes Márquez, el hijo del góber azul.
En un principio, Fide Kuri aceptó sin reticencias a Raúl Díaz como el candidato a regidor.
Pero la operación siniestra y sórdida de Anilú, Marlon y Poo Gil en rara, extraña y sospechosa alianza repentina y efímera se fue imponiendo, al grado de que el delegado del CDE del PRI, el diputado local, Fernando Kuri Kuri, registró la planilla en el CDE del PRI, sacando de la jugada a Raúl Díaz e imponiendo a Marlon Ramírez como candidato a la regiduría primera, la única, por cierto, que estaba asegurada luego de que las elites rojas daban como un hecho inminente el triunfo de Fernando Yunes.
Por eso, cuando Fidel Kuri reclamó al PRI el pago de los veinte millones de pesos, a través de un enviado, Enrique Ochoa Reza le dijo (y también la delegada nacional) que sólo le darían cinco millones, y que por ningún motivo la hiciera de tos, pues simple y llanamente, había deshonrado su palabra cediendo a las presiones de la trinca infernal, expulsado de la planilla a Raúl Díaz y favoreciendo a Marlon.
BANDARILLA: De acuerdo con las versiones, el alcalde Ramón Poo Gil fue uno de los más interesados en favorecer a Marlon Ramírez para la regiduría.
Incluso hasta le dijo a Fidel Kuri:
“Tú sacas a Marlon de la lista de candidatos a regidores y olvídate de los cincuenta millones de pesos que te ofrecí”.
Pero…
Pero resulta que aun cuando la noche anterior al registro oficial Raúl Díaz fue tachado y convertido, sin su anuencia, en candidato a presidente municipal suplente, y Marlon Ramírez ya estaba amarrado, Poo Gil le fue dando largas y largas a Fidel Kuri, echándole el rollo duartiano de siempre:
“No tengo dinero, pero ten fe” le dijo.
Los días de la campaña electoral fueron demasiados cortos y Fidel nunca, jamás (se afirma en el pasillo) recibió un centavo de Ramón Poo, no obstante que, de pronto, le habían caído ochenta millones de pesos para pavimentar Veracruz y podía, digamos, utilizarlos.
Es más, con el simple hecho de que Poo le otorgara la obra pública de la pavimentación a la compañía constructora de Fidel Kuri, Kuri Grajales ganaba.
Pero el Tiburón Mayor se quedó esperando.
Kuri cumplió su promesa de que Marlon Ramírez fuera el candidato a regidor, pero Ramón Poo le tomó el pelo… como suele ocurrir en las pasiones desaforadas de la política en que el billete constante y sonante se atraviesa.
CASCAJO: La punta del iceberg fue, claro, el trío. Anilú, Marlon y Poo.
Pero el fondo de la olla tenía dos nombres más.
El primero, el diputado federal, Jorge Carvallo Delfín, a quien su padre lo describe como “el hijo más ruin que he tenido”.
Y el segundo, Fidel Herrera Beltrán, el jefe máximo de la llamada “Década Perdida” que va de los años 2004 a 2016.
Carvallo Delfín, por ejemplo, es el amigo y jefe máximo, gurú y tlatoani, de Marlon Ramírez, el mismito que soñó (con la bendición de Carvallo y Fidel) con la presidencia del CDE del PRI cuando en la recta final le ganó Renato Alarcón, a tal grado que le declaró la guerra política y mediática a la delegada del CEN del PRI, Lorena Martínez.
Además, el diputado local, Fernando Kuri Kuri, también pertenece a la cuadra de Jorge Carvallo y de pronto, zas, y no obstante la relación familiar con Fidel Kuri (son primos) apareció como su coordinador de la campaña edilicia.
Más aún: un prestanombre de Jorge Carvallo es Mariano Acosta, hermano del ex panista y ex diputado federal Rafael Acosta Croda, dueño a su vez de una empresa constructora en sociedad, se afirma en el pasillo político, con Carvallo, empresa que alcanzaría “la plenitud del pinche poder” en el Fidelato y el duartazgo.
Y oh paradoja, resulta que la casa de campaña de Fernando Yunes a la alcaldía fue habilitada en una casa propiedad de Mariano Acosta, en el fraccionamiento Reforma, y que en otro tiempo fue propiedad de Roberto Ávila González, el beisbolista nacido en el barrio de “La huaca” y que jugó en las grandes ligas del béisbol norteamericano en el equipo los Indios de Cleveland.
Así, el círculo político de Carvallo y Fernando Yunes se encumbraba de nuevo desde aquel tiempo cuando uno y otro fueron compañeros en el Congreso local con una relación política tan intensa que uno y otro sentaron a Javier Duarte y Miguel Ángel Linares a dialogar y pactar en un departamento propiedad de Carvallo en la avenida “Vía Muerta” de Boca del Río.
El otro gran operador de la candidatura priista a la presidencia municipal fue Fidel Herrera Beltrán con un bajo perfil, pero en realidad empujando la carreta a favor de Fernando Yunes con la esperanza y la fe de tender un puente con Miguel Ángel Yunes Linares a tono con la filosofía de que en la política “hay tiempo de sumar, de sumarse y de sumirse”.
Y también de ventilarse como un caballo de Troya, un Narciso Mendoza, un Pípila, ni más ni menos, que para la Yunilandia.
Y es que entre las elites rojas se asegura que cuando Fidel Herrera gobernaba Veracruz favoreció la candidatura de Miguel Ángel Yunes Márquez a presidente municipal de Boca del Río por vez primera, lanzando a un ex panista, el frágil Adrián Ávila, y que luego repitió con vientos a favor de Fernando Yunes para candidato a diputado local.
De hecho y derecho, el trío Anilú, Marlon y Ramón Poo fue utilizado por la mente perversa de Jorge Carvallo y la mente siniestra de Fidel Herrera.
Más aún: Marlon, al servicio de Carvallo, y Poo Gil, al servicio de Fidel Herrera, utilizaron a la delegada de la SEDESOL federal, Anilú Ingram Vallines, para llegar al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong (MAO de cariño), pues les abrió la puerta para una audiencia, el mismo día, con Francisco Ávila Camberos (cuando soñaba con la nominación a alcalde jarocho) y a Fidel Kuri Grajales (cuando soñaba con la alcaldía de Boca del Río).
El pobrecito de Raúl Díaz quedó “vestido y alborotado”, turulato, igual que un personaje de Antón Chéjov donde habla de un funcionario que atrapaba moscas con la boca y luego se las comía.