Camila Olvera Burdiles | Redacción Astillero Informa
El caso ha causado conmoción en el mundo entero, especialmente por la magnitud de las agresiones y el prolongado abuso que sufrió la víctima. Pélicot, de 71 años, reconoció su culpabilidad en todos los hechos, aunque trató de matizar su responsabilidad en algunos aspectos.
El juicio ya se había retrasado debido a la ausencia, por motivos de salud, del principal acusado. El lunes por la tarde un examen médico ordenado por el presidente del tribunal penal lo declaró como apto para comparecer, por lo que este martes se presentó a declarar.
Durante su declaración, Pélicot admitió ser un violador y reconoció los actos que se le imputan, incluidos los videos que él mismo grabó de las agresiones, cometidas entre 2011 y 2020. Su abogada, Beatrice Zavarro, explicó a El País que la estrategia de la defensa busca demostrar que una persona puede cometer actos monstruosos sin necesariamente ser un monstruo. Pélicot intentó justificar su comportamiento diciendo “no nacemos perversos, nos convertimos en ello”, y achacando sus perversiones a episodios de abuso sexual que sufrió en su infancia. Declaró haber sido abusado a los 9 años, y haber participado en una violación en grupo a una mujer con discapacidad a los 14.
Insistió en que, a pesar de las pruebas que indican lo contrario, nunca consideró a su esposa como un objeto.
El modus operandi de Pélicot consistía en contactar a hombres a través de un foro de encuentros sexuales en internet, invitarlos a su casa y grabar mientras ellos violaban a su esposa, a quien mantenía drogada con altas dosis de ansiolíticos.
No había una denuncia ni una investigación sobre estas violaciones. Dominique fue arrestado por la policía francesa por intentar grabar debajo de las faldas de mujeres en un centro comercial y, al revisar su celular y computadora, descubrieron los videos donde su esposa era violada por más de 50 hombres.
Aunque Pélicot confesó que parte de la motivación para grabar los videos era el placer, también afirmó que lo hacía como una “medida de garantía” para poder identificar a los participantes, quienes, insiste, son tan culpables como lo es él.
La víctima, Gisèle Pélicot, expresó su incredulidad durante su testimonio, afirmando que nunca hubiera sospechado que su esposo fuera capaz de cometer tales atrocidades. Declaró que, aunque había confiado plenamente en él durante 50 años, ahora está convencida de que actuó de manera consciente y premeditada.
Pélicot, llorando durante su intervención, pidió perdón a su familia y manifestó su deseo de reconciliarse con su exesposa, aunque esta posibilidad parece improbable según los abogados de la familia. El juicio, que se extenderá hasta diciembre, plantea preguntas no sólo sobre los hechos en sí, sino también sobre el tiempo en que se cometieron las violaciones y el nivel de consciencia de los otros acusados, algunos de los cuales alegan que Pélicot les había dicho que todo era parte de un juego y que la mujer fingía estar dormida.
10 mil personas se manifestaron el fin de semana en Francia para mostrar su apoyo a Gisèle, que específicamente pidió el juicio no fuese a puerta cerrada para que los culpables tuvieran que dar la cara. Su frase, “la vergüenza debe cambiar de bando”, fue la consigna que lideró las marchas y ha sido replicada en diversas partes del mundo.
El mundo entero tiene los ojos puestos en este caso, que podría tener repercusiones importantes en la forma en que se abordan temas como las agresiones sexuales, la sumisión química y el consentimiento. La familia de Gisèle espera que el juicio les ayude a entender quién era realmente el hombre con el que compartieron su vida durante cinco décadas, ya que, según sus abogados, se sienten como si su realidad se hubiera derrumbado.
NOTA: JULIO ASTILLERO https://julioastillero.com/soy-un-violador-como-todos-los-hombres-acusados-en-esta-sala-dominique-pelicot/