- Desafía al Yunes azul
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- 1
Lo que más llama la atención en Antonio Tarek Abdalá es que los vientos huracanados le están soplando en la cara y ante la tempestad yunista se mantiene firme, sin doblarse ni arrodillarse.
Incluso, echado para adelante.
“No voy a correr. No voy a esconderme” dice ante la solicitud de desafuero de la Fiscalía al Congreso de la Unión para que sea llevado a juicio por el presunto desvío de más de dos mil millones de pesos del Seguro Popular y que llevó al penal de Pacho Viejo a su director, Leonel Bustos, y ante la incapacidad jurídica del Fiscal sólo estuvo preso once días.
Yo, dice “El grandote” estrella de basquetbol en Estados Unidos, “estoy listo para defenderme”.
“Listo para cualquier imputación que se haga en mi contra.
“Listo para poder sacar adelante esas imputaciones de la mejor manera.
“Listo para luchar y no permitir que sigan ensuciando mi nombre”.
Campeón con corona que hiciera campaña electoral en la Cuenca del Papaloapan jugando “cascaritas” con los niños, Tarek Abdalá precisa que se presentará en la Fiscalía “cuantas veces sea requerido”.
Más todavía. Echa tierra a la Fiscalía. Dice:
“Llevo dos meses acudiendo a sus instalaciones para conocer los delitos por los que se me acusa, y sin embargo no me han dado audiencia. Tampoco me escudaré en el fuero. Estoy listo para mi defensa” (El Universal, Horacio Jiménez, sábado 4 de febrero, 2017).
Bragado, firme, inalterable, seguro de su integridad, dispuesto a “lavar” su nombre luego de tanto rafagueo político y mediático de la Yunicidad, “ha tirado su espada en prenda”.
Por alguna razón, Karime Macías le llamaba “mi hermano”.
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Otros, sin embargo, se metieron al pantano y les ha ido mal.
Por ejemplo, Gabriel Deantes Ramos, el genio electoral de Javier Duarte, enfrenta una orden de aprehensión (incumplida, aún) por enriquecimiento ilícito, con todo y que siempre arguyera que su padre le heredó 39 millones de pesos.
Arturo Bermúdez Zurita, secretario de Seguridad Pública de Duarte, preso en el penal de Pacho Viejo donde estará, dicen, 8 meses, también argumentó una herencia familiar, además de sus negocios lícitos y de créditos bancarios.
“Soy honesto”, dijo, con todo y enfrentar la denuncia penal por enriquecimiento ilícito y abuso de autoridad.
Cuando fue internado en Pacho Viejo Leonel Bustos, ex director del Seguro Popular, sólo dijo que era “el primer duartista en caer”, pero ya alcanzó la libertad condicional.
Fidel Herrera Beltrán solicitó un amparo ante un juez federal, pero luego, trascendida la gestión, la declinó vía Twitter.
Javier Duarte cumple hoy 113 días “a salto de mata” y sigue insistiendo en su inocencia, ajá.
En contraparte, la mayoría de los secretarios del gabinete legal de la Yunicidad se “han rasgado las venas” cacareando la corrupción de sus antecesores, anunciado ene número de veces que ya interpusieron la denuncia penal, y en el terreno de los hechos, nada de nada.
Ya sea el tiempo jurídico, y más ahora con el nuevo sistema penal.
Y/o ya sean puras cacayacas, el caso es que dos meses y siete días después sólo ha sido abonado el descrédito del duartazgo.
Yo, dice Tarek Abdalá, tengo la conciencia tranquila.
Y seguiré, amplía, acudiendo a la Cámara de Diputados.
Y también a sus reuniones de las Comisiones a las que pertenece.
Pobre del Fiscal, entonces, si de igual manera de la faramalla con el ex director del Seguro Popular, también sale con otra pifia en el caso de Tarek.
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Más todavía:
El sábado 19 de noviembre, 2016, la última vocera del duartazgo sin Duarte, ya con Flavino Ríos, góber interino, Irma Chesty, fue al Congreso para rendir cuentas.
Y luego de advertir que ella no había llegado “para cubrir a nadie ni para disfrazar errores” documentó lo siguiente:
En la Cuenta Pública de la dirección de Comunicación Social hay irregularidades por mil 994 millones de pesos.
Y aun cuando, dijo, “no corresponden a la coordinación de Comunicación Social, fue la secretaría de Finanzas y Planeación la que manejó” el dinero correspondiente.
También reveló que el SAT, Sistema de Administración Tributaria, investigaba una empresa fantasma que involucraba a su antecesor, Alberto Silva Ramos (Imagen, 20 de noviembre, 2017).
Y no obstante que tanto el góber azul como el vocero de la Yunicidad han anunciado ene número de veces que interpondrían una denuncia penal en la Fiscalía en contra de Silva Ramos y María Georgina Domínguez Colio, al momento, nada de nada.
Y/o al menos, nada trascendido, quizá por la ley mordaza, para, digamos, detenerlos de sorpresa ahora que tan de moda está que se puedan fugar, como han dicho de Javier Duarte y Fidel Herrera.
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Tarek Abdalá está involucrado, además, en tres denuncias penales de la Auditoría Superior de la Federación ante la Procuraduría General de la República.
Y aun cuando en noviembre anterior la Contraloría del cacique huasteco, Ricardo García Guzmán, lo inhabilitó (ya sin Javier Duarte gobernador) para ocupar cargos públicos durante los siguientes diez años, ningún duartista como él ha defendido su inocencia.
En el carril, la Fiscalía ya lo acusó de peculado y desvío de recursos públicos y solicitado su desafuero.
Las partes están mostrando sus puños, y como boxeadores en el ring político, medirán fuerzas jurídicas y políticas.
En todo caso, es la vieja, antigua y milenaria pelea, conflicto sicológico incluso, entre el Fidelismo y el Yunismo, dos ismos que mucho, demasiado daño social han causado a Veracruz desde el Chirinismo (otro ismo) a la fecha y que el CONEVAL documenta. Seis de cada 10 habitantes de Veracruz están en la pobreza, la miseria y la jodidez.