Luis Velázquez
Veracruz, México.– ESCALERAS: El secretario de Seguridad Pública, SSP, está en la coyuntura de su vida. Entre la espada y la espada. Tres cadáveres arrojados frente a su despacho jurídico. El mismo día cuando los malandros rafaguearon a unos trabajadores que colocaban una cartulina con fotos de los malosos ofreciendo recompensa. Ahora, ni modo que se deje pisotear o humillar. En todo caso, es la pelea estelar entre el llamado Estado de Derecho y el Estado Delincuencial.
El titular de la SPP está, cierto, acostumbrado a una vida pública rijosa. En el siglo pasado, cuando fue director de Tránsito en el Chirinismo, le apodaban “El fantomas”. Con él nunca han funcionado los insultos ni las intrigas, sino los golpes. “El ojo por ojo y el diente por diente” para dirimir conflictos.
Ahora lucha contra la mafia. Y los cadáveres frente a su oficina de litigante son palabras mayores. Digamos, grandes ligas.
Y si a su antecesor, Arturo Bermúdez Zurita, lo cuidaban 70 policías día y noche. Y si a Joaquín “El chapo” Guzmán lo tenían blindado cuatrocientos hombres. Y si a Jaime “El mayo” Zambada también lo cuidan 400 sicarios, entonces, ha llegado el momento de multiplicar su custodia. Pero también, de su familia, porque la jugosa plaza Veracruz (autopista de sur a norte, aeropuertos, pistas clandestinas y tres puertos para la entrada de la droga por el mar, consumo de droga en Veracruz, etcétera), puede llevar, mejor dicho, está llevando, al infierno.
El 28 de junio de 2010, por ejemplo, blindado por un convoy de seguridad, el gobernador electo de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, iba al aeropuerto de Ciudad Victoria.
Y un convoy de malosos, más poderosos, lo emboscó. Y perdió la vida. Y la PGR, Procuraduría General de la República, siempre acusó a Eduardo Costilla Sánchez, “El Coss”, líder del Cártel del Golfo, del crimen.
Nadie, entonces, desearía que al titular de la SSP le sorprendiera un ataque de caspa. Y más, cuando en el imaginario popular se cacarea que mantiene una lucha sistemática para devolver a Veracruz el paraíso perdido, con todo y que desde hace casi un semestre, el infierno que vivimos y padecemos se ha recrudecido.
BALAUSTRADAS: El titular de la SSP está luchando, digamos, contra la mafia…, aun cuando hay otra mafia, de la que habla AMLO.
En el caso, es la mafia de la delincuencia organizada (carteles y cartelitos decía Jesús Murillo Karam, más los ladrones comunes) que han filtrado a los cuerpos policiacos y a los jefes policiacos y a los políticos, como el caso, por ejemplo, de Tomás Yarrington y Eugenio Flores Hernández, ex gobernadores de Tamaulipas, acusados de pactar con los malandros para dejarlos trabajar en paz.
Así, el amigo entrañable del góber azul está contra las cuerdas. Y luego del trío de cadáveres, él acorrala y noquea en el ring a los otros, o los otros lo rebasarán, pues sería inverosímil que luego del duartazgo terminara pactando con ellos, con todo y la fama pública del gran escape de Joaquín “El chapo” Guzmán del penal de alta seguridad de Jalisco a los pocos días de iniciado el sexenio foxista.
Y más, porque su compromiso es más con su amigo, el góber azul, que con la población, y que de pronto, zas, lo privilegió como un civil al frente de Seguridad Pública en vez de un militar como había sostenido ene número de veces en la campaña electoral del año pasado.
Fue su director de Tránsito en el Chirinismo. Fue su director de Tránsito en Boca del Río, y en donde fue colocado porque su naturaleza es así. Vivir la bilirrubina de cada día y cada noche como si fuera el último segundo de su vida.
ESCALERAS: El jefe máximo de la revolución azul ha pincelado un retrato de lo que espera en Seguridad Pública.
En Poza Rica, por ejemplo, dijo que él tenía los pantalones bien puestos e iría por los malosos. Y semanas después, los malandros le reviraron baleando al jefe de Redacción del periódico “La Opinión”, de quien se declaró su amigo de años.
En los primeros días del bienio azul anunció que cada domingo haría un balance de la guerra felipista a la mafia delincuencial y al momento, ajá, que aquí opera la Gendarmería y la Policía Militar y los militares y los marinos y hasta israelitas y colombianos y Genaros García Luna, y no obstante, Veracruz lidera el ranking nacional de los homicidios, además de que la población civil ha sido víctima, igual que en el duartazgo.
El ex titular de la SSP está preso en el penal de Pacho Viejo y el delito que faltaba por endingarle (desaparición forzada) estaría a punto de consumarse luego de que tres de sus expolicías fueron detenidos acusados del crimen del cantante de “La Voz México”, de Televisa, GibránMártiz.
Entonces, si la misión apostólica del secretario de Seguridad Pública consiste, primero, en hacer temblar a los malandros, y segundo, encarcelarlos, y/o en todo caso, tercero, el exterminio, los malandros recrudecieron el puño y lo han presionado con la aparición macabra en la calle de su despacho como litigante.
Ya se verá si los barones de la droga logran desactivar la guerra en contra de ellos, o si por el contrario, igual que en el duartazgo, se aplica el gran principio francés de “dejar hacer y dejar pasar” y hacer como que enfrentan y se rafaguean con los sicarios, sin tocar a los jefes de jefes.
Y más, porque casi un semestre después, igual que en el famoso cuento de Tito Monterroso, el dinosaurio sigue aquí.
Los políticos rijosos, como el titular de la SSP y el góber, son iguales que el oso panda y el delantero del futbol: especies en extinción.