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Terapia menstrual, ¿qué es y para qué sirve?

Staff El Piñero

 

Entrevistamos a Zulma Moreyra (42), autora de “Mi sangre cura” y una de las terapeutas menstruales más reconocidas de nuestro país: ¿Cuándo recurrimos a la terapia menstrual? ¿En qué consiste? ¿Es cierto que puede ayudarnos disminuir o eliminar los dolores premenstruales?

Una poderosa rama de la medicina alternativa llegó para sacudir nuestros cuerpos de las heridas patriarcales. La llamada “terapia menstrual” ya lleva unos años en nuestro país, pero en los últimos tiempos, maestras y practicantes se multiplicaron. Cada terapeuta-instructora le imprime su sello personal y no hay libro ni guía definitiva de dónde agarrarse. Podemos incluirla dentro de los saberes actuales de “espiritualidad femenina”, como los círculos, las técnicas de respiración ovárica, el arte menstrual y el trabajo con arquetipos femeninos.

Zulma Moreyra (42) lleva quince años de investigación en la materia. Vive en Traslasierra, Córdoba, pero los últimos tiempos ha viajado periódicamente a Buenos Aires, Uruguay, Chile, Brasil, México, Perú y España para dar formaciones a mujeres que desean entrenarse en esta técnica. Sus conocimientos en herbología y medicina china, su curiosidad permanente y experimentación corporal, más la recopilación de saberes ancestrales acerca de fertilidad, anticoncepción, maternidad (tiene dos hijos) la condujeron a emprender el desafiante camino de devolver ciertos conocimientos prácticos y sanadores a manos de las mujeres.

¿Qué es la terapia menstrual?

 

Básicamente es un método que trabaja sobre el ciclo femenino observado toda la vida de de una mujer a partir de él. Está basado en el ciclo hormonal y en la sangre menstrual. Muchas veces, ciertas dolencias reflejan lo que llamamos “heridas portales” dentro de las etapas (niñez, menarquía, adolescencia, etc). Se trabaja a través de saberes ancestrales femeninos, a través de ritos de paso, técnicas de visualización, masajes, herboristería, psicodrama, arte… El objetivo es un reconocimiento más profundo de la ciclicidad, la sangre, para recuperar el calendario natural propio de cada una. A su vez, rescatar el valor de los ritos de paso para conectar una etapa de la vida con otra (por ejemplo, el rito de paso de la mujer fértil hacia la menopausia). Todo esto permite capitalizar las energías, recuperar la autonomía sobre el cuerpo –que muchas veces la medicina alopática nos quita- elevar la autoestima y ganar seguridad.

¿A qué te referís cuando decís “heridas portales”?

 

Son situaciones difíciles que vivimos -generalmente en la niñez- que fijaron miedo, dolor, ira, etc. Su intensidad deja marcas en la historia y se convierten en “portales”, al traerlas al consciente volvemos a nosotras la fuerza, la transformación y el crecimiento. Cuando estas heridas son negadas o no concientizadas, se resignifican cuando otra situación dolorosa reactiva la emoción, y es un círculo que parece no cerrar.

¿Cuales son los motivos más habituales de consulta?

 

Son varios: conocerse más, utilizar métodos de anticoncepción natural o lo contrario, la búsqueda de un embarazo… otras llegan con desequilibrios menstruales.

Desde tu punto de vista, ¿por qué son cada vez más frecuentes las dolencias de útero y mamas como quistes, nódulos, fibromas?

 

Hay muchas razones. Pero empecemos por las razones emocionales, que son las que tratamos con este tipo de terapias. El útero es nuestro centro de creación y las mamas el centro del amor propio. Muchas de nosotras hemos perdido la autoestima: el ego nos hace ir de un extremo al otro porque deseamos ser amados, ser vistos, aplaudidos y queridos, pero no entregamos nada a cambio o, por el contrario, estamos sobre demandados. Las mujeres hemos crecido con el mandato de la maternidad y esto nos está provocando daños en el cuerpo y en el poder creativo. Muchas desean superarse profesionalmente, conocer el mundo y no ser madres. Pero esto no resulta compatible con el mandato social. También ocurre al revés: una mujer que desea ser madre pero no puede por cuestiones físicas, se convierte en antinatural, cae sobre ella la condena social. A todo esto sumémosle que el patriarcado y su gran sistema, ha demonizado la sexualidad femenina, volviéndola “perversa”. El útero y las mamas se deprimen, se enferman.

Además de esto, los otros grandes factores son: la alimentación, las hormonas y el plástico en casi todo lo que consumimos, los que los especialistas llaman “disruptores endocrinos”. Nosotras no reemplazamos las técnicas de la medicina tradicional, para determinadas cuestiones tenemos un listado de profesionales que recomendamos.

Las propagandas de tampones y toallitas en general naturalizan el dolor menstrual, y ciertamente que muchas mujeres lo padecen, ¿es algo natural? Hace poco leí que la ciencia lo piensa como un efecto epigenético, pero entonces, ¿cómo se podría alivianar o eliminar?

Los dolores premenstruales no son naturales. Puede sentirse un movimiento o un dolorcito porque se está desprendiendo el endometrio de las paredes del útero, pero estas molestias no deberían ser habituales ni inhabilitantes. El SPM (Síndrome Premenstrual) puede darse por muchas causas: enfriamiento en la parte baja de la espalda o bajo vientre, mala alimentación, saturación del hígado, tensión nerviosa y estrés, hasta situaciones más profundas como ovarios poliquísticos y endometriosis. A nivel emocional, creo que la negación de la sexualidad genera complicaciones justamente en la fase lútea, es decir, premenstrual. Puede que algunos ciclos nos duela, como otros no, pero naturalizarlo es creer que las mujeres vinimos a sufrir por el pecado original… sabemos que este es otro de los mandatos del patriarcado para socavar nuestro espíritu.

Muchas mujeres llegan a la terapia menstrual sin tener nada físico, pero teniendo dolores menstruales inhabilitantes y la primera expresión es “todas las mujeres de mi familia lo padecen”, es casi una alianza, un compromiso con su linaje, y ahí la terapia menstrual acompaña en el proceso hacia el ser autónomo.

¿Cuáles son los primeros pasos para volverse más consciente del ciclo menstrual?

Volver al centro, a la auto observación. Llevar un cuaderno de notas con nuestras emociones y nuestros cambios físicos en cada fase, la temperatura basal, el moco cervical. También invito a las mujeres a tomarse un tiempo para reconocer en la intimidad su vagina y su vulva, mirarse con un espejo, tocarse. Y en relación a la recuperación de lo sagrado menstrual, buscar apósitos ecológicos, copa, esponjas menstruales, porque resultan más saludables, no poseen químicos y no generan desechos.

con información de https://entremujeres.clarin.com/entremujeres/vida-sana/salud/terapia-menstrual-sirve_0_rkEYE-BRg.html

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