Luis Velázquez/ Barandal
Veracruz.-13 de abril de 2017.- PASAMANOS: ¡Pobre, pobrecito Javier Duarte! Además de andar huyendo desde hace 177 días (Tomás Yarrington huyó durante cinco años y Mario Villanueva durante dos), ahora, sus aliados y socios se le están rajando. Y por añadidura, lo traicionan. Tiempo de Judas. Tiempo de Jesús Guajardo, el traidor de Emiliano Zapata. Tiempo de Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, los traidores de Pancho Villa.
Primero fue Moisés Mansur Cisneyros, además de amigo de Duarte, cómplice y prestanombre. Apenas Miguel Ángel Yunes Linares le dijo que encarcelaría a su esposa se arrodilló por completo y todo despepitó.
Entonces, al otro prestanombre, José Janeiro, le entró el pánico, el miedo y el terror, todo junto, y se volvió testigo protegido de la Procuraduría General de la República, PGR.
Y ni tarde ni perezoso, los diputados federales, Adolfo Mota (vía Emilio Gamboa Patrón), Erick Lagos (vía Rogelio Franco) y Jorge Carvallo Delfín (vía Fernando Yunes), buscaron padrinos ante el góber azul.
El más efectivo fue Motita, a quien Yunes apapachó en un acto público en Emiliano Zapata y hasta lo abrazó. El senador Emilio Gamboa Patrón, su ángel de la guarda que tanto tanto tanto lo ha defendido, resultó efectivo.
Ahora, Mauricio Audirac Murillo, ex titular del ORFIS en el Fidelato, y Contralor y secretario de Finanzas y Planeación en el duartazgo, también ha cantado.
Preso en el penal de Pacho Viejo, intenta salvar el pellejo. Y en todo caso, si de hundirse se trata, entonces, despepitar.
El lunes 10 de abril, en su comparecencia penitenciaria, embarró al otro titular de Finanzas, Carlos Aguirre Morales, también subsecretario y de igual manera tesorero en SEFIPLAN, ni más ni menos, que en el Fidelato, cuyo jefe máximo, Fidel Herrera Beltrán, significa la obsesión más obsesiva de Yunes para la cárcel.
Y de ñapa, Audirac salpicó al diputado federal, Antonio Tarek Abdalá, de robar, junto con Aguirre, unos doscientos veinte millones de pesos a la Comisión de Agua del Estado de Veracruz, CAEV.
Tarek, dijo Audirac, es el principal maquinador de los desvíos duartistas, en tanto el legislador lucha en el Congreso de la Unión para reventar el desafuero.
“Mi hermano” le llamaba Karime Macías.
BALAUSTRADAS: Según Audirac, desde el año 2013, tercer año de Javier Duarte, Carlos Aguirre Morales retenía los recursos a las dependencias estatales.
Pero…, resulta que al momento, de los cuatro duartistas presos (Arturo Bermúdez, Audirac y Francisco Valencia, en tanto Flavino Ríos fue enviado a un arraigo domiciliario por su estado de salud), Audirac “acumula el mayor número de denuncias por delitos en su contra” (Jair García), desde el manoseo en el Seguro Popular hasta SEFIPLAN y el CAEV.
Y, bueno, nadie en sus cinco sentidos pensaría que de ser así, ellos (Audirac, Aguirre y Tarek) “ordeñaron la vaca” solitos, sin salpicar al jefe inmediato y al jefe supremo, pues la espiral de la corrupción implica “la mano que mece la cuna”.
Además, y dada la biografía moral y ética, política y social de Duarte, acusado por el presidente del CEN del PRI, Enrique Ochoa Reza, del ex gobernador más corrupto en la historia del país, ni modo que a Duarte se la hayan pasado de humo.
Incluso, y tratándose ahora de recursos estatales, nada fácil será que la Fiscalía expida una orden de aprehensión en contra de Duarte (la Fepade le acaba de endilgar una más ahora por delitos electorales), y entonces, solo entonces, la Yunicidad se lanzará a la búsqueda del prófugo.
Y de ser así, nadie dudaría de que Duarte será detenido…, antes, mucho antes de que la PGR y la Interpol le caigan.
Y es que, ni modo, la vida y la naturaleza humana es así de misteriosa y compleja que en la temporada de los Judas, una parte de los duartistas se están doblando.
ESCALERAS: Audirac compareció en la Fiscalía y le notificaron que estaba acusado de peculado, tráfico de influencias, abuso de poder e incumplimiento de un deber legal.
Fue lacónica la Fiscalía: en noviembre del año 2014 ordenó “vaciar las cuentas bancarias de la CAEV por un montón de 220 millones de pesos, los cuales nunca fueron devueltos”. (La Jornada Veracruz, 11 de abril del año que corre)
Y Audirac, el playboy de la Cuenca del Papaloapan, el finito y exquisito titular del ORFIS, la Contraloría y SEFIPLAN, se dobló.
De entrada, igual que San Pedro a Jesús “antes de que el gallo cantara tres veces”, negó su autoría.
Luego, “tiró la piedra” en contra de Tarek Abdalá Saad:
“Él es, dijo, el único responsable y s abe dónde está el dinero”.
Después, se fue en contra de Carlos Aguirre:
“Nunca devolvió el dinero a las dependencias estatales”.
Y aun cuando a través de oficios (cuyas copias ha de conservar) aseguró que exigió la devolución del dinero sustraído, nunca, jamás, le hicieron caso.
Es más, se le declararon en rebeldía, a pesar de que ambos eran subordinados.
Quizá, digamos, le faltó decir que tanto Carlos Aguirre como Tarek Abdalá tenían la absoluta confianza de Javier Duarte, además de que Tarek usufructuaba todo el poder del mundo gracias a Karime Macías.
Es más, por eso mismo, el Contralor duartista Ricardo García Guzmán (ahora promotor panista en Pánuco) instrumentó todo para inhabilitar a Mauricio Audirac durante diez años como funcionario público.
Un raro y extraño tejemaneje, lleno de trastupijes, se está apenas conociendo.
Y más, porque Audirac y Carlos Aguirre (contra quien ya existe orden de aprehensión) trabajaron juntos en el gabinete de Fidel Herrera, la obsesión número uno de Miguel Ángel Yunes Linares.