La mayoría de nosotros se ha sentido triste o melancólico una que otra vez durante períodos cortos.
Cuando estos sentimientos permanecen por mucho tiempo e interfieren en nuestra vida diaria, se dice que tenemos depresión, un problema que afecta gravemente la calidad de vida de quienes lo padecen.
Pero no solo eso, estudios recientes han comprobado que la depresión también afecta nuestras células cerebrales.
Investigadores de la Universidad de Edimburgo en Reino Unido, demostraron que sufrir depresión altera una parte del cerebro conocida como materia blanca, la cual contiene trazos de fibra que permiten a las células cerebrales comunicarse entre sí.
¿Qué es la materia blanca?
La materia blanca es un componente clave del cableado del cerebro y su alteración se relaciona con problemas de procesamiento de emociones y habilidades de pensamiento.
Para obtener los resultados, los científicos utilizaron una técnica de vanguardia conocida como imágenes con tensor de difusión para mapear la estructura de la llamada sustancia blanca.
Heather Whalley, investigadora de la División de Psiquiatría de la Universidad de Edimburgo, asegura que el estudio demuestra que las personas con depresión tienen cambios en el cableado de la materia blanca de su cerebro.
Los expertos advierten que esta enfermedad es la principal causa mundial de discapacidad, y afecta a alrededor de una quinta parte de los adultos durante toda la vida.
“Hay una necesidad urgente de proporcionar tratamiento para la depresión y una mejor comprensión de los mecanismos nos dará una mejor oportunidad de desarrollar nuevos y más eficaces métodos de tratamiento. Nuestros próximos pasos estarán encaminados en cómo la ausencia de cambios en el cerebro se relacionan con una mejor protección contra el malestar y el mal humor”, concluye, Whalley.
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¿Cómo saber que tenemos depresión?
Los principales síntomas de esta enfermedad abarcan:
Estado de ánimo irritable o constantemente bajo
Pérdida de placer en actividades habituales
Dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño
Cambio dramático en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso
Fatiga y falta de energía
Sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo y culpa inapropiada
Dificultad extrema para concentrarse
Movimientos físicos agitados o lentos
Inactividad y retraimiento de las actividades usuales
Sentimientos de desesperanza y abandono
Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio
La baja autoestima es común con la depresión, al igual que los arrebatos repentinos de ira y falta de placer en actividades que normalmente te hacían feliz, incluyendo la actividad sexual.
¿Te has sentido así?
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(Con información de Hispantv)