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Tito Delfín enfrentará en el distrito de Cosamaloapan a su más aguerrido adversario: Valentín Reyes, dueño de tiendas Lores

El Piñero

 

Escenarios

Luis Velázquez

16 de marzo de 2018

 

UNO. Panista universal

Tito Delfín Cano fue presidente municipal en dos pueblos, nomás para calibrar su dimensión política como los hombres del siglo XVIII que eran universales.

Alcalde en Azueta. Alcalde en Tierra Blanca.

Médico cirujano, ni un mejoral sabe recetar. La política le ganó.

También ha sido diputado local, ni más ni menos, en tres ocasiones.

Comenzó de jefe de la Jurisdicción Sanitaria en Cosamaloapan, pero como el viejito del pueblo dice que la política es una droga, entonces, la vida lo ha encumbrado en el gobierno de Veracruz y fue, por ejemplo, subsecretario de Salud ahora en la yunicidad, panista toda su vida.

Pertenece al equipo azul de Enrique Cambranis, el diputado federal que ya tiene amarrada la curul pluri en el Congreso de Veracruz.

A ese grupo, entre otros, pertenecieron Domingo Bahena, el gran compadrito de Cambranis, y que en el año 2016 sintió la bendición de los dioses para soñar con la candidatura a gobernador y cuando se la negaron se fue del PAN.

También la diputada local, Mariana Dunyaska, fue parte del clan de Cambranis, ahora, con luz propia, lista para regresar al Congreso de la Unión, con su nuevo look que tan asombrado trae al ex priista mudado en panista, el cacique de Papantla, Basilio Picazo.

También Cinthya Lobato Calderón, Marco Antonio Núñez, Ana Cristina Méndez, Hipólito Deschamps y Germán Yescas, entre otros, fueron alumnos de Cambranis, unos, fieles, otros declarados independientes.

Tito Delfín enfrenta un nuevo desafío electoral en su vida.

La diputación federal por el distrito de Cosamaloapan.

 

DOS. Un telefonema a las 3 de la mañana

 

Tan universal es Tito Delfín que durante varias semanas estuvo amarrado como candidato del PAN, PRD y MC a diputado federal por el distrito de Huatusco, listo para enfrentar al cacique

Rafael Ochoa, ex líder nacional del SNTE de Elba Esther Gordillo y ex senador de la república y expriista y dantista que todos creían.

Entonces, sucedió el reparto de las mieles y Dante Delgado Rannauro pidió la candidatura por Huatusco para su gente.

Buscó al cacique Rafael Ochoa y le salió con que desde hace ratito había desertado del Movimiento Ciudadano para declararse fans de AMLO.

Dante quedó atónito. Solo en el distrito. Sin posibilidad de un candidato ganador.

Y tiró la toalla al PAN.

Pero para la fecha, Tito Delfín se había disciplinado y confortado con la candidatura a la curul federal por el distrito de Cosamaloapan.

Tito fue contundente y lo expresó de la siguiente manera:

“La chancla que tiro… no la vuelvo a levantar”.

Y más, porque el día cuando le avisaron del revire por Huatusco fue con un telefonema a las tres de la mañana, en lo más profundo del sueño, en que soñaba sintiéndose Damián Alcázar en la tribuna parlamentaria según la película “La ley de Herodes”.

Tampoco lloró aquella madrugada con la noticia fatídica, pues él mismo sentía que haría el ridículo “llorando como un gay enamorado en la esquina” según reza el dicho cuenqueño.

Al contrario, “tiró su espada en prenda” y fue por ella y que por cierto, coleccionista de espadas (tiene mil) es Enrique Cambranis, el gurú azul.

 

TRES. Un distrito azul

 

37 años de militancia panista (a veces se deja crecer la barba como si fuera “El niño lobo”, y otras, trae piochita tipo Lenin y León Trostky), Tito Delfín enfrentará en el distrito de Cosamaloapan a su más aguerrido adversario como Valentín Reyes, el dueño de la cadena de tiendas, “Lores”, quien ha estado en todos los partidos políticos y ahora abraza la causa de AMLO con MORENA, el PT y el PES, el Pes enemigo de la diversidad sexual.

Pero el distrito de Cosamaloapan está más en el corazón de Tito.

Más municipios azules, a diferencia, por ejemplo, del distrito de Huatusco.

Su liderazgo social más arraigado que nunca, a tal grado que en su tiempo impuso a su esposa de alcaldesa de Azueta, aun cuando le falta heredarle la silla embrujada del palacio municipal de Tierra Blanca, pero, bueno, tiempo hay.

Además, en la Cuenca del Papaloapan, mayor número de priistas caídos, y otros más, sumados a la yunicidad, “haiga sido como haiga sido”.

Los Chiunti, los Molina Palacios, los Amanda Gasperín y los Érick Lagos, incluso, reducidos.

Y de la gran estructura política, social y electoral que tenía Margarito Montes Parra, el mítico dirigente de la UGOCP, ni el polvo queda.

La profesora Elena Zamorano, exiliada, incluso, de Cosamaloapan, luego de la gran derrota que le asestara el panista Gabriel Cárdenas Guízar en la disputa por la curul, cuando tenía 23 años de edad y a las 5 de la mañana andaba en campaña mientras Elenita dormía.

Desde Vicente Fox, año 2000, Tito Delfín ha gastado la suela de los zapatos con temperaturas horroríficas de 53 grados en la Cuenca del Papaloapan, y todo indica, la victoria en las urnas es suya.

 

CUATRO. Cuna del fidelismo

 

Cosamaloapan es la cuna del fidelismo, tiempo cuando Fidel Herrera Beltrán vendía tamales y longaniza los fines de semana para ayudar en la economía familiar.

En Cosamaloapan, la presidencia municipal es panista, y el distrito está pintado de azul, y Tito Delfín también desea izar el color azul en el Congreso de la Unión.

Y más allá de que en la mesa del Fiscal Jorge Wínckler tengan el expediente penal por desvío de recursos públicos de cuatro ex alcaldes del Papaloapan, todos priistas (calambres en tiempo electoral), Tito Delfín juega la batalla espectacular de su vida partidista.

Y es que de por medio está la candidatura a gobernador, en que el primogénito de Miguel Ángel Yunes Linares es el contendiente, “la única carta fuerte” que tenía el PAN según revelara el presidente Pepe Mancha.

Y ni modo de entregar malas cuentas.

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