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Todos a pitorrearse; la chunga de la política

El Piñero

Luis Velázquez Barandal

 

02 de febrero de 2018

ESCALERAS: El misterioso y extraño y raro arte de la política se resume en una palabra. Pitorrearse.

Pitorrearse de todo como, por ejemplo, enseñó al mundo Javier Duarte.

“Aquí, decía, no pasa nada”.

“Yo, alardeaba, como gobernador me volví sexy”, y sus barbies sonreían.

Y, bueno, enorme gustazo de que los políticos lo entiendan, y todo indica bien, muy bien, súper bien, como se deriva de las siguientes actitudes y filosofías de vida.

Sebastián Reyes Arellano, por ejemplo.

Fue elegido diputado local pluri de AMLO y MORENA a través del gran proceso democrático de “La tómbola”, como quien, juega sin boleto, digamos, a la lotería.

Sentado en la curul descubrió, oh patrañas de la vida, que la dieta legislativa era rasurada para entregar dinerito fresco a MORENA.

Y desertó.

Y cobijó en el PAN de los Yunes azules, pues Pepe Mancha, el presidente del CDE, solo sirve para destapar candidatos presidenciales y a gobernador.

Trepado en el PAN, Sebastián Reyes se lanza ahora en contra del PAN, quizá, como un indicativo de la frase bíblica de Fernando Gutiérrez Barrios de que “quien traiciona una vez… traiciona siempre”.

Y ahora, luego de que el PAN eligiera candidato a diputado federal al ex priista, Renato Tronco, dice que solo faltó (a Miguel Ángel Yunes Linares y Pepe Mancha, digamos) que eligieran candidato a una curul al caballo de Renato, “Frisón”, de igual manera quizá como Atila nombró senador a su caballo Incitatus.

Y de paso, y sin referencias a los Yunes azules, convocó al PAN a que porfis, por favorcito, deje atrás el nepotismo.

El nepotismo, dijo, alrededor de Renato Tronco, cuyo hermano Alejandro irá para diputado local y su nuera Matilde Escobar a una curul del PAN por Minatitlán.

Y de postre, se inscribió como precandidato a diputado federal.

 

PASAMANOS: El pitorreo también llegó al inminente candidato del PAN, PRD y MC a gobernador.

En Coatzacoalcos, Miguel Ángel Yunes Márquez calificó, con su municipio exitoso, al presidente municipal de MORENA y a su equipo de charlatanes (La Jornada, Sayda Chiñas).

Y charlatanes, porque bastó el primer mes en el poder edilicio para que la población se decepcionará de ellos.

Y porque además, dijo, accedieron al poder municipal sin un conocimiento de la administración pública.

Y sin experiencia para gobernar.

Y solo saben vender espejitos.

Y porque además, prometieron muchas cosas en campaña y han incumplido.

Y de ñapa, se lanzó, háganos favor, contra el nepotismo en Minatitlán donde el alcalde, de MORENA, claro, metió a su familia directa a la estructura edilicia.

Más todavía:

Llamó charlatanes a los alcaldes de MORENA, diecisiete en total en el estado de Veracruz. “Están rayando en la locura”, dijo.

Dos, tres días después, el diputado federal, Cuitláhuac García Jiménez reviró diciendo que el charlatán es el gobernador.

 

CASCAJO: El pitorreo alcanzó su dimensión estelar cuando en Minatitlán el gobernador Yunes exhibió al ex director de Ingresos del Ayuntamiento de MORENA y AMLO de Coatzacoalcos, Elías Omry Gutiérrez Gordillo.

Que había sido secuestrado. Que fue un secuestro exprés. Que los malandros se lo habían llevado cuando iba en su unidad móvil al palacio. Que al ratito, luego luego, lo liberaron. Que mejor dejó el cargo porque según el alcalde intentaban desestabilizar a su gobierno.

Entonces, la luz cayó del cielo y el góber azul lo dijo así:

El ex director de Ingresos nunca, jamás, jamás, jamás, fue secuestrado.

Simple y llanamente, andaba de parranda.

Se la había pasado en bares.

Y en bares, con mujeres que jamás había visto en su vida. Mujeres ocasionales. Mujeres conocidas al vapor etílico.

Y que solo se trató, caray, de un complot para alterar la vida pacífica de Coatzacoalcos.

Entonces, solo entonces, y desde el otro lado del palacio, el vocero de MORENA, Roberto Pérez López, entró al quite.

El ex director de Ingresos, dijo, es abstemio. Nunca se ha emborrachado. “No ingiere bebidas embriagantes. No acude a cantinas y burdeles. Vivimos juntos un tiempo cuando laborábamos en la Cámara de Diputados, y es un hombre de bien”.

Y por añadidura, dijo el vocero, el gobernador Yunes “es un político perverso, más que Fidel Herrera Beltrán”.

Pitorreo, pues, contra pitorreo. El circo. Los payasos. Nadie se demanda por daño moral.

 

RODAPIE: En la cancha roja también han entendido que luego del duartazgo nada como pitorrearse.

El penúltimo ejemplo está en el profe Juan Nicolás Callejas Roldán, aquel a quien en una sesión parlamentaria una sobrina denunciara que le pidió “las nalgas” (así lo dijo) a cambio de una plaza magisterial.

Hijito del cacique del SNTE y que en paz descanse, elegido por dedazo de su padre como diputado local, heredada también la sección 32 del SNTE (un SNTE donde el 80 por ciento de profesores están con MORENA), Callejitas dijo que su aspiración al Senado de la República “es legítima”.

Y además de legítima, porque obedece “al impulso del magisterio” para defender, ajá, “los derechos de los trabajadores de la educación”.

Elba Esther Gordillo, treinta años en el poder faraónico para terminar como la primera política presa de Enrique Peña Nieto.

Juan Nicolás Callejas Arroyo, cinco veces diputado local y federal, siempre elegido por dedazo dada su servidumbre a las elites priistas en turno.

Ahora, Callejitas gritando su legítima aspiración.

Y a su lado, Anilú Ingram y Elizabeth Morales que tanto tanto tanto gastaron el dinerito oficial para sus precampañas.

Pitorreo supremo, claro.

 

POSTES: En Coatzacoalcos, el primogénito del gobernador azul dijo:

“Renato Tronco… es un líder social importante. Su voz se escucha. Es un líder de tierra. Y lo respetan”.

En Xalapa, el ex morenista Sebastián Reyes clamó al cielo sin pitorrearse, en serio, pues:

“Soy una garantía para dar el triunfo al PAN, PRD y Movimiento Ciudadano como precandidato a diputado federal” (La Jornada, Jair García).

El día cuando la sobrina acusó a Callejitas de pedirle “las nalgas”, Callejitas dijo que era una infamia, una mentira, un complot.

Es la hora, pues, del pitorreo.

¡Ay, san/dun/ga, san/dun/ga mamá por Dios!” (cantada, claro, con la voz de Lila Downs).

¡Y porfis, que sirvan igual para todos!

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