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Toque de queda en la UV

El Piñero

Luis Velázquez / Barandal

18 de agosto de 2017

 

ESCALERAS: Siete académicos de la Universidad Veracruzana, UV, hicieron un retrato hablado del nuevo rector. Ellos son profesores en la facultad de Pedagogía, campus Xalapa, Sistema Escolarizado. Han de creer, estarán seguros, que la Junta de Gobierno los escuchará. Quizá. Y más porque lo expresaron a través de un desplegado periodístico.

Caso indicativo: entre los firmantes está el doctor Atanasio García Durán, quien un tiempo de su vida fue diputada local. Su hijo, Cuitláhuac García, también es académico en la UV y en un colegio técnico de la SEP. Despacha como legislador federal. Fue candidato de MORENA a gobernador el año anterior con 820 mil votos obtenidos en las urnas. Ahora va por la segunda jugada el año entrante.

Así, resulta significativo que el padre de Cuitláhuac García firme el desplegado, porque la esposa del presidente municipal electo de Xalapa, Hipólito Rodríguez, aspira a la rectoría de la UV. Uno y otro, académicos de la máxima casa de estudios.

En contraparte, la Junta de Gobierno lanzó convocatoria abierta a través de su página web para que los estudiantes, los profesores y los burócratas (quizá también la sociedad civil) se expresara por su favorito a la rectoría.

Incluso, y de acuerdo con la convocatoria, caminaron en los campus de norte a sur y de este a oeste en una cruzada, digamos, democrática.

Por eso, el desplegado quizá trascendiera en el ánimo de los Nuevo Notables de la Junta de Gobierno que en nombre de los 85 mil miembros de la UV elegirán al sucesor de la doctora Sara Ladrón de Guevara y quien, según la ley orgánica, bien pudiera ser reelegida.

 

PASAMANOS: Los siete maestros sueñan con el ideal. El deber ser, por encima del ser que es hoy.

Por ejemplo, enlistan políticas que de tan comunes y sencillas, básicas y fundamentales en el quehacer público, pareciera que hablan de un mundo raro.

Piden diálogo, respetar “el derecho a disentir” y evitar las “imposiciones autoritarias” que tanto daño han causado, cierto, a la UV, pero más, mucho más, a la población.

Y si están solicitando la anterior trilogía democrática se debe, entre otras cositas, a que están “poniendo el índice en la llaga purulenta”.

Una y otra vez, la rectora ha sido señalada de tales oscuridades. Y en contra de los académicos. Y en contra de disidentes, varios de los cuales han apostado a un bajo perfil, digamos, para sobrevivir, antes, mucho antes de que por equis razón las plazas o las horas de clases les sean canceladas.

Nunca, claro, la Junta de Gobierno de hace cuatro años eligió a la rectora para crear un régimen de terror.

Pero en el ejercicio del poder, el poder absoluto, las tentaciones son demasiadas, y más, cuando aparecen los críticos.

Es el caso, por ejemplo, del segundo punto que los siete académicos tocan sobre el perfil del nuevo rector como es “la calidad moral, ética e independencia para exigir el pago del adeudo” del gobierno del estado a la UV.

Y aun cuando con elegancia y finura resumen el hecho, todos recuerdan la circunstancia política, social y académica.

En el último año del duartazgo, la doctora Sara Ladrón de Guevara encabezó una revolución silenciosa, una resistencia pacífica para reclamar el pago millonario del subsidio federal y estatal a Javier Duarte.

Se fue a la calle. Fue a la ANUIES. Fue al Senado de la república. Cursó oficios a Los Pinos. Desató el fuego mediático. Evidenció al ex góber tuitero. Se paseó en parte de la prensa nacional.

Y nada obtuvo, porque en todo caso “chocaron piedra y coyol”.

Y en contraparte, desde hace ocho mes y medio, el silencio total de la rectora ante el gobierno panista.

Y más, porque el góber azul le está enviando los espejitos de Hernán Cortés a Moctezuma II, como el caso de la llamada autonomía financiera que será efectiva hasta el año 2026 y la autonomía legislativa para enviar iniciativas de ley al Congreso local y que como todos saben constituye un derecho de cualquier ciudadano.

La rectora de la UV ante Javier Duarte era una y la rectora ante Miguel Ángel Yunes Linares es otra.

Y los siete académicos de la UV que refieren el caso sólo interpretan el sentir generalizado de la comunidad universitaria (La Jornada Veracruz).

Y por eso mismo, enlistan a la Junta de Gobierno que la UV necesita un rector “con calidad moral, ética e independencia”.

Y es que con sobaditas yunescas nada se logra.

En todo caso, a la rectora le iría bien y mal a la UV.

 

CASCAJO: Los siete académicos dibujan una realidad represiva.

“Abusos de poder en las distintas entidades académicas.

Decisiones arbitrarias e ilegales de Consejo Técnico”.

Duplicidad de funciones “en los órganos colegiadas de cada entidad” académica.

Resolución de conflictos con parcialidad.

Un trabajo desarmonizado de los Cuerpos Académicos.

Esfuerzos solitarios, sin respaldo, “de los académicos en la gestión de financiamiento extraordinario”.

Etcétera.

Muchas críticas ha merecido la doctora Sara Ladrón de los académicos en sus cuatro años de rectorado y se ignora si la Junta de Gobierno ha sido, es o será receptiva a la hora de pronunciar “las últimas palabras” en los días que corren de aquí al día último del mes, pues el día primero de septiembre ha de tomar posesión el sucesor.

Ella, por el contrario, sigue repitiendo que merece la reelección, de igual manera como, digamos, Karime Macías escribía en su diario que merecía abundancia.

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